Sebastián Miguel Guerrero Herreros Morales y Reina (1720–después de 1790): El Médico Sevillano que Desentrañó los Misterios de la Putrefacción y la Teoría del Tejido

Contenidos ocultar
1 Sebastián Miguel Guerrero Herreros Morales y Reina (1720–después de 1790): El Médico Sevillano que Desentrañó los Misterios de la Putrefacción y la Teoría del Tejido

Sebastián Miguel Guerrero Herreros Morales y Reina (1720–después de 1790): El Médico Sevillano que Desentrañó los Misterios de la Putrefacción y la Teoría del Tejido

Introducción: El médico ilustrado de Sevilla

En la Sevilla del siglo XVIII, cuando la medicina europea comenzaba a dejar atrás los dogmas medievales para abrazar los descubrimientos de la Ilustración, Sebastián Miguel Guerrero Herreros Morales y Reina emergió como una figura excepcional. Su vida, envuelta en un relativo anonimato por la falta de estudios biográficos modernos, revela a un hombre entregado al avance del conocimiento médico. Guerrero no solo destacó por su participación activa en la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla, sino que también ofreció nuevas perspectivas sobre anatomía, patología y química médica, convirtiéndose en un referente indispensable para comprender la evolución de la ciencia en la España ilustrada.

Orígenes y formación académica

Nacimiento y primeros años en Sevilla

Nacido en Sevilla alrededor de 1720, Guerrero creció en un entorno social en el que la medicina empezaba a cobrar un protagonismo renovado gracias a la influencia de las academias ilustradas. Aunque los detalles sobre su familia son escasos, su trayectoria evidencia que desde joven recibió una educación de calidad, algo poco común en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVIII, marcada todavía por rígidas estructuras estamentales y escasas oportunidades para acceder al saber científico.

Estudios en la Universidad de Granada

Siguiendo el itinerario académico más prestigioso de la época para los aspirantes a médicos, Guerrero se trasladó a la Universidad de Granada, uno de los centros más reputados para la formación médica en la España del Antiguo Régimen. Allí cursó los estudios de medicina que lo habilitarían para ejercer como médico cirujano, sumergiéndose en las disciplinas más innovadoras del momento: anatomía, cirugía y química médica. Su paso por Granada lo familiarizó con la obra de maestros europeos como Hermann Boerhaave y Albrecht Haller, cuyas teorías marcarían profundamente su pensamiento.

Ingreso en la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla

El examen de osteología y aneurismas de 1744

Tras finalizar su formación, Guerrero regresó a su ciudad natal decidido a integrarse en la comunidad científica local. En 1744, solicitó su ingreso en la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla, institución creada con el objetivo de renovar la práctica médica a la luz de los avances científicos europeos. El proceso de admisión fue riguroso: debía demostrar sus conocimientos mediante un examen público en el que expuso de forma detallada la osteología de la cadera y analizó las causas, síntomas y tratamiento de los aneurismas, dos temas que en la época se consideraban cruciales para el ejercicio de la cirugía y la medicina interna. Su brillante desempeño le valió la aceptación como miembro de pleno derecho de la Sociedad.

Las primeras aportaciones científicas

Como nuevo miembro, Guerrero no tardó en destacar por sus intervenciones en las sesiones ordinarias de la Sociedad, donde presentó observaciones clínicas y teorías innovadoras sobre procesos patológicos. Sus aportes tempranos se centraron en el estudio de la anatomía patológica y la fisiología, disciplinas que estaban revolucionando la medicina europea gracias a la adopción del método experimental. Estas primeras intervenciones lo consolidaron como una de las voces más autorizadas en la institución.

La academia de física moderna y química (1747)

Organización y temáticas de la academia

En 1747, tan solo tres años después de su ingreso en la Sociedad, Guerrero organizó una academia privada dedicada al estudio de la física moderna, la química, la medicina y otras ciencias, con sesiones de seis horas semanales a lo largo de todo un curso académico. La iniciativa, pionera en su tiempo, ofrecía un espacio para el aprendizaje de conceptos científicos actualizados, rompiendo con la enseñanza tradicional que todavía dominaba en muchas universidades españolas. Las materias abordadas incluían desde los principios de la electricidad y el magnetismo, hasta los avances en química farmacéutica, convirtiéndose en un foro clave para la divulgación de la ciencia ilustrada.

Repercusión en la comunidad médica sevillana

La creación de esta academia significó un impulso decisivo para el desarrollo científico de Sevilla. La ciudad, que había quedado rezagada respecto a otros centros europeos, empezó a atraer a médicos, cirujanos y boticarios deseosos de aprender los nuevos descubrimientos. Gracias al trabajo de Guerrero, Sevilla pudo insertarse en los circuitos de la ciencia ilustrada, creando un ambiente favorable para la circulación del conocimiento que favoreció la formación de generaciones de profesionales mejor preparados.

La Regia Sociedad en el domicilio de Guerrero (1768–1771)

La pérdida de la sede original y traslado al hogar de Guerrero

En 1768, la Regia Sociedad sufrió un duro golpe al perder la propiedad de los locales que ocupaba para sus reuniones y actividades científicas. Ante la amenaza de la disolución, Guerrero ofreció su propia casa como sede provisional, un gesto que demostró su compromiso personal con la institución. Su domicilio no solo acogió las juntas, sino también los libros, documentos y aparatos científicos esenciales para la labor de la Sociedad.

Conservación de la biblioteca y los instrumentos científicos

Entre los instrumentos trasladados destacaba la máquina de electrizar, dispositivo utilizado en experimentos de electricidad médica que simbolizaba el espíritu ilustrado de la Sociedad. La biblioteca, por su parte, contenía volúmenes fundamentales para la enseñanza y la investigación, muchos de los cuales habían sido adquiridos gracias a las donaciones de miembros como Guerrero. Gracias a este traslado temporal, la Regia Sociedad pudo continuar con sus actividades hasta que en 1771 se reubicó en el Colegio de los Ingleses, desocupado tras la expulsión de los jesuitas, marcando un nuevo capítulo en la historia de la institución.

El papel como mecenas de la ciencia

Financiación de las “conclusiones” y sesiones públicas

En 1770, Guerrero ofreció sufragar de su propio bolsillo los gastos que implicaban las “conclusiones”, sesiones públicas anuales en las que los miembros de la Sociedad defendían tesis prácticas frente a un público formado por colegas y ciudadanos interesados. Estas sesiones representaban un escaparate para el avance científico sevillano, al permitir que los médicos expusieran y debatieran públicamente sus investigaciones más recientes. Cubrir sus costes no solo requería una considerable fortuna, sino también un compromiso con la idea ilustrada de que el conocimiento debía difundirse más allá de los muros académicos.

Relevancia de su apoyo económico a la Regia Sociedad

El apoyo financiero de Guerrero permitió mantener viva una de las prácticas más distintivas de la Regia Sociedad. En una época en la que las instituciones científicas dependían casi exclusivamente del patrocinio privado, la generosidad de miembros como él fue decisiva para sostener la actividad académica. Este mecenazgo facilitó la celebración regular de actos públicos y el acceso de médicos jóvenes a debates y demostraciones, fortaleciendo la comunidad médica sevillana y proyectando su prestigio más allá de Andalucía.

Disertaciones médicas: producción intelectual y aportes científicos

Disertaciones manuscritas: histeria, epidemias y medicina legal

La carrera científica de Sebastián Miguel Guerrero se distinguió por una incesante producción de disertaciones médicas, presentadas ante la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla entre 1762 y 1790. Algunas permanecieron inéditas, pero su contenido demuestra el carácter pionero de su pensamiento. Una de las más tempranas, dedicada a la histeria (1762), negaba el entonces aceptado origen uterino de la enfermedad, adelantándose a planteamientos posteriores que atribuirían la histeria a factores neurológicos o psicológicos. Otra disertación manuscrita relevante es la que estudió la epidemia catarral de 1768 que azotó Sevilla, convirtiéndose en uno de los primeros trabajos en la ciudad que abordó las epidemias desde un enfoque empírico y observacional. A estas se suman sus estudios de medicina legal, como los relativos a las muertes violentas (1763) y a la esterilidad (1790), que introdujeron conceptos novedosos sobre la interpretación médica de fenómenos forenses y reproductivos.

Disertaciones publicadas: enfermedades respiratorias, putrefacción de humores y otros temas

Entre las seis disertaciones que Guerrero consiguió publicar, destacan trabajos como el relativo al tratamiento de enfermedades respiratorias con preparados de quermes mineral (1766), que ensayaba el uso de compuestos químicos para combatir patologías pulmonares. También sobresale su análisis del texto hipocrático De glandulis (1786), donde revisaba críticamente los conceptos clásicos sobre las glándulas, integrando nuevas observaciones microscópicas y hallazgos químicos para actualizarlos. Estas publicaciones demostraron que Guerrero no solo dominaba la tradición médica hipocrática y galénica, sino que además estaba plenamente al tanto de las corrientes científicas europeas que impulsaban una medicina basada en la experimentación y el método inductivo.

La investigación sobre la putrefacción de los humores

Influencias de Boerhaave y Pringle

Una de sus mayores contribuciones al pensamiento médico del siglo XVIII fue su estudio sobre la putrefacción de los humores, concepto central en la patología galénica que explicaba la descomposición de los líquidos corporales como causa de enfermedad. Inspirado en las ideas de Hermann Boerhaave, quien había enfatizado la importancia del desequilibrio químico en la génesis de las enfermedades, y en los trabajos de John Pringle, pionero en la teoría de la septicemia y la higiene hospitalaria, Guerrero desarrolló su propia visión de la putrefacción como un fenómeno transversal a todos los seres vivos.

Observaciones clínicas y experimentación en Sevilla

Para fundamentar sus teorías, Guerrero reunió observaciones clínicas durante ocho años y llevó a cabo experimentos en los que, según sus propias palabras, gastó «más de veinte mil reales». Este esfuerzo económico y científico quedó plasmado en su disertación De la putrefacción de los humores, y medios de corregirla (1772), una obra que intentaba establecer la diferencia entre fermentación y putrefacción, distinguiendo a esta última como un proceso degenerativo irreversible que convertía los humores en una sustancia pútrida con características específicas: olor fétido, coloración negra y producción de álcali volátil. Guerrero identificó este proceso como un mecanismo patológico fundamental para comprender la aparición de fiebres malignas, septicemias y otras enfermedades graves.

Conceptualización de la putrefacción como proceso biológico universal

Uno de los aspectos más notables de su disertación fue la afirmación de que la putrefacción es un fenómeno uniforme en todos los seres del reino animal y vegetal, una idea que anticipaba en cierto modo la concepción moderna de los procesos de descomposición y su relación con la biología general. Aunque sus experimentos no alcanzaron conclusiones definitivas, Guerrero reconocía con humildad la necesidad de seguir investigando, mostrando una actitud científica excepcional para su tiempo.

Medicina Universal: la obra cumbre de Guerrero

El primer volumen: teoría de la fibra y tejido celular

Entre 1774 y 1777, Guerrero publicó la obra que se convertiría en el legado más importante de su carrera: Medicina Universal, en dos volúmenes. El primero abordaba los fundamentos de la estructura de la materia viva, centrado en el estudio de la fibra como unidad elemental, partiendo de los postulados de Boerhaave y Albrecht Haller, quien había introducido el concepto de irritabilidad tisular. Guerrero clasificó diferentes tipos de fibras según su forma y resistencia, e incluyó un extenso análisis microscópico y químico que lo posiciona como uno de los médicos españoles que más profundamente estudió la microanatomía en el siglo XVIII.

Influencia de Haller y transición hacia la teoría del tejido

Guerrero adoptó y divulgó el concepto de “tejido celular” propuesto por Haller, que describía la trama microscópica del cuerpo como la base de la organización anatómica y funcional. Su exposición detallada de la estructura del tejido celular fue un eslabón clave entre la teoría fibrilar, dominante hasta entonces, y la futura noción de tejido que consolidaría Marie François Xavier Bichat a principios del siglo XIX. De este modo, Guerrero desempeñó un papel fundamental en la transición conceptual que permitió abandonar la idea de los humores como agentes principales de la enfermedad para centrarse en las alteraciones estructurales del organismo.

Aplicaciones de la teoría a la fisiopatología de tumores y enfermedades

Una de las aportaciones más originales de Guerrero en la Medicina Universal fue la aplicación de la teoría del tejido celular al estudio de patologías como los tumores, la inflamación y los trastornos circulatorios, a los que describía como alteraciones morfológicas primarias del tejido. Su visión morfopatológica anticipaba enfoques que solo serían plenamente reconocidos décadas después, cuando la histopatología se convirtiera en disciplina científica. Según el historiador Juan Riera, Guerrero analizó con especial minuciosidad el desarrollo de tumores, detallando cómo la estructura del tejido celular condicionaba su progresión y naturaleza.

El estudio de la viruela: entre la teoría y la práctica

Segundo volumen de Medicina Universal

El segundo volumen de la Medicina Universal se consagró enteramente al estudio de la viruela, una de las enfermedades más devastadoras de la época. Guerrero sistematizó los conocimientos sobre el contagio, las manifestaciones clínicas y las complicaciones de la enfermedad, aportando además reflexiones sobre las prácticas de inoculación que se comenzaban a introducir en Europa.

Memorias físicas y médicas sobre las viruelas

En 1786, Guerrero amplió su investigación en las Memorias físicas y médicas sobre las viruelas, libro que documentó las epidemias de viruela que siguieron a las inundaciones del Guadalquivir en 1784 y 1785. En esta obra, el médico sevillano describió las características epidemiológicas de los brotes, los tratamientos empleados y los problemas sanitarios que agravaron la situación, ofreciendo uno de los primeros estudios detallados sobre una epidemia en la ciudad de Sevilla.

Las epidemias de viruela en Sevilla tras las inundaciones del Guadalquivir

Guerrero detalló cómo las malas condiciones higiénicas resultantes de las inundaciones favorecieron la propagación de la viruela, reflexionando sobre la necesidad de mejorar las medidas de saneamiento público y la asistencia médica a los sectores más vulnerables. Este enfoque demuestra su sensibilidad social y su comprensión de los determinantes ambientales en la propagación de las enfermedades infecciosas, mucho antes de que estos conceptos se consolidaran en la medicina social del siglo XIX.

Legado científico y huella en la medicina española

Aportaciones a la anatomía, química médica y fisiopatología

El trabajo de Sebastián Miguel Guerrero dejó huellas profundas en varias ramas de la ciencia médica: impulsó el estudio de la anatomía microscópica, perfeccionó técnicas de análisis químico aplicadas a la medicina y propuso explicaciones fisiopatológicas que rompían con el dogmatismo galénico aún dominante en España. Su insistencia en la observación clínica y la experimentación lo sitúa entre los pioneros de la medicina empírica en la Península.

Influencia en la Regia Sociedad y la medicina ilustrada

Durante casi cinco décadas de actividad, Guerrero consolidó a la Regia Sociedad de Medicina de Sevilla como un centro de referencia para la medicina ilustrada en España. Su papel como docente, investigador y mecenas permitió a numerosos médicos formarse en los avances científicos más recientes, ayudando a modernizar la práctica médica andaluza en un contexto de lenta renovación.

Valoración histórica de su obra y su olvido posterior

Pese a su brillante carrera, la figura de Guerrero cayó en el olvido con el paso del tiempo, eclipsada por la falta de reediciones de sus obras y el escaso interés de la historiografía médica hasta mediados del siglo XX. Solo gracias a estudios como los de Antonio Hermosilla, Luis S. Granjel y María-Luz Terrada, ha sido posible recuperar la importancia de un hombre que anticipó conceptos clave para la medicina moderna y que dedicó su vida al avance del conocimiento científico.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Sebastián Miguel Guerrero Herreros Morales y Reina (1720–después de 1790): El Médico Sevillano que Desentrañó los Misterios de la Putrefacción y la Teoría del Tejido". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/guerrero-herreros-morales-y-reina-sebastian-miguel [consulta: 29 de septiembre de 2025].