Graf, Oskar Maria (1894-1967).


Escritor alemán nacido en Berg (Starnberger See) en 1894 y fallecido en Nueva York (Estados Unidos de América) en 1967. Fue el noveno de los once hijos de un panadero y una campesina; tras la temprana muerte de su padre, Graf aprendió el oficio de éste. Llevó una vida bastante bohemia hasta que fue llamado para hacer el servicio militar, del que fue liberado al poco tiempo tras hacerse pasar por loco. Se unió a los círculos revolucionarios y participó en la Revolución de noviembre de 1918. Fue arrestado en diversas ocasiones y, a pesar de ello, consiguió abrirse camino como dramaturgo del Teatro Laboral de Múnich.

Desde 1933 vivió fuera de Alemania; primero estuvo en Viena, donde participó en el levantamiento de febrero, por lo que tuvo que trasladarse de nuevo, en este caso a Brünn, en la antigua Checoslovaquia. En mayo de 1933 publicó en el periódico de los trabajadores vieneses su artículo Verbrennt mich! (¡Quemadme!), su protesta contra la prohibición de su obra por parte de los nacionalsocialistas. En 1938 consiguió huir a Nueva York; en 1958 obtuvo la nacionalidad americana.

A pesar de su mordaz crítica social, Graf fue sobre todo un escritor popular; su obra destila un profundo amor a la humanidad. Sus novelas presentan rasgos muy típicos de la novela regional en la línea de Luis Thoma y Johan P. Hebel. Su amor a la tierra bávara no se queda sólo en la descripción idílica de las montañas, sino que se compromete con las personas, con los habitantes de los Alpes, buscando la justicia por encima de todas las cosas. Su lenguaje está marcado por el dialecto, para él un recurso estilístico natural.

Sus primeros intentos literarios tuvieron lugar en el marco de la lírica (Die Revolutionäre, Los revolucionarios, 1917); sin embargo, fue su novela autobiográfica Wir sind Gefangene (Somos prisioneros, 1927) la que le hizo famoso. En ella presenta un cuadro de Múnich antes de la I Guerra Mundial, una imagen de Baviera totalmente desconocida, a través de la cual se puede explicar el ascenso de Hitler. También su Notizbuch des Provinzschriftstellers Oskar Maria Graf (Libro de notas del escritor provinciano Oskar Maria Graf, 1931), escrito con una gran dosis de humor, es una buena contribución a su autobiografía, que concluyó con Das Leben meiner Mutter (La vida de mi madre, 1940 versión inglesa; 1956 versión alemana).

Con sus Kalendergeschichten (Historias de calendario, 1929), impregnadas de puro dialecto bávaro, consiguió dotar de nuevo significado a este género tan antiguo y apreciado en las letras alemanas. Su colección de narraciones Das bayerische Dekameron (El Decamerón bávaro, 1928) y su Bayerisches Lesebücherl (Librito de lectura bávaro, 1924) aumentaron su fama entre las más diversas clases sociales. La figura del oportunista quedó perfectamente reflejada en sus dos novelas Bolwieser (1931) y Anton Sittinger (1937). Contemporáneos como Th. Mann, C. Zuckmayer o L. Feuchtwanger reconocieron su obra como una de las más importantes del siglo. Aún en el exilio, Graf permaneció siempre fiel a su lengua y a su Baviera natal, a pesar de que su obra no fue reconocida por la crítica alemana hasta el redescubrimiento de la literatura alemana escrita en el exilio, donde Graf ocupó una posición destacada en su lucha constante contra el nacionalsocialismo.