González, Antonio [administrador colonial español] (¿-1601).


Administrador colonial español, cuarto presidente del Virreinato del Perú (más tarde dividido en los virreinatos de Nueva Granada y Río de la Plata), nacido en España en fecha desconocida y muerto en Valladolid en 1601. Dictó ordenanzas para el buen tratamiento de los indios, ordenó la acuñación de moneda de plata y realizó la “composición de tierras”.

Se desconoce prácticamente todo lo relativo a su vida personal, sólo consta que tuvo dos hijas naturales en la capital. Doctor en Leyes y miembro del Consejo de Indias, fue nombrado cuarto presidente, gobernador y capitán general del Virreinato del Perú en 1590. Entró en Santafé de Bogotá el 30 de marzo del mismo año, iniciando un mandato que duró hasta 1597 y fue importante para el reino en muchos aspectos socioeconómicos e incluso culturales, ya que introdujo a los jesuitas para que fundaran un colegio en la capital, cosa que harían pocos años después.

Destacó su actuación para impedir los abusos cometidos por los españoles con el trabajo indígena, cumpliendo con la real cédula dada el 29 de diciembre de 1593. Dictó ordenanzas para que los corregidores cumplieran fielmente con la prohibición de cargar los indios, así como que los encomenderos les obligaran a realizar servicios personales en sus tierras; también propugnó la concentración de los indios en poblados, con tierras para labor y ganados, que fueron bien delimitadas. Fue el origen de los famosos resguardos, que perduraron siglos, donde no podían intervenir los españoles.

Además, el presidente tuvo que poner en ejecución el plan de “composiciones de tierras” de 1591, que la Corona estableció para tratar de paliar sus crisis económicas, y que consistía en legalizar la ocupación de tierras mediante el pago de determinadas cantidades. Las invasiones territoriales ilegales habían proliferado en el último tercio del siglo XVI como consecuencia del aumento demográfico de los núcleos poblacionales, y la Corona esperaba obtener grandes sumas mediante el reconocimiento jurídico de tales intrusiones. Sin embargo, los beneficios fueron menos cuantiosos de lo que se esperaba, ya que todavía importaba más la ganancia obtenida por el trabajo indígena que por las tierras, aparte de que muchos agricultores eran indiferentes al problema de legalidad de los territorios explotados; pese a todo, las composiciones reportaron 200.000 pesos.

González tuvo que imponer el impuesto de alcabala o gravamen del 2% a las ventas, que provocó una enorme animadversión popular; numerosos cabildos protestaron, aunque no llegó a producirse un levantamiento como el de Quito. El cabildo de Tunja manifestó sus quejas directamente a la Corona y el presidente acudió a dicha ciudad para explicar la razón de su cobro, que fue finalmente aceptada.

Aprovechando una buena racha en la producción de plata de las minas de Mariquita (La Manta, Las Lajas y Santa Ana), González ordenó acuñar moneda fraccionaria de plata, que era muy escasa, siendo la primera vez que se hizo en cecas neogranadinas. No pudo hacer lo mismo con el oro, que circulaba en polvo (de lo que derivaban infinitos fraudes), pero prohibió negociar con este metal precioso a menos que estuviera en tejuelos, con ley y peso bien marcados. La medida produjo una contracción del circulante aurífero con el que no contaba, ya que muchos mineros prefirieron guardarlo en espera de medidas más liberales. Otra de sus mejores actuaciones fue el establecimiento formal del puerto de Honda sobre el río Magdalena, que facilitaba la comunicación entre Cartagena y Santafé; este puerto se venía empleando desde la conquista, pero se mejoró con unas obras notables para facilitar el atraque de las embarcaciones y el almacenamiento de las cargas.

González promovió también algunas fundaciones entre 1594 y 1596, como las de San Juan de Ismina, San Juan de Pedrosa, Nueva Córdoba y Nueva Sevilla, Becerril de Campos y San Agustín de Ávila. El 8 de febrero de 1592 nombró gobernador del Chocó a Melchor de Salazar, que se inició su conquista con algún éxito. Asimismo, se logró pacificar a los cimitarras en el río Magdalena. En el orden administrativo residenció al doctor Francisco Javier Chaparro y tuvo algunos incidentes con los oidores.

Antonio González renunció a la presidencia en 1597 y viajó a España, donde fue nombrado fiscal del Consejo de Indias.

Bibliografía

  • FLÓREZ DE OCARIZ, Juan. Genealogías del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, 1943, 3 vols. GROOT, José Manuel. Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada. Bogotá, 1953, 4 vols.

  • HENAO, Jesús María y ARRUBLA, Gerardo. Historia de Colombia. Bogotá, 1967.

MLS