Gatica, Omar (1956-VVVV).


Pintor chileno, nacido en Santiago en 1956, identificado con la corriente neoexpresionista y perteneciente a un grupo de artistas, la Generación del 80, que tienen en común haber renovado el arte pictórico de su país, situándolo en un nuevo horizonte de mayor libertad creativa.

Nacido en el seno de una familia muy humilde, Omar Gatica se formó en la Facultad de Arte de la Universidad de Santiago, estudios que compaginó con trabajos eventuales como carpintero y camarero para contribuir a la economía doméstica. En 1979 exhibió por primera vez con motivo de la Primera Bienal para artistas universitarios, organizada en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago, y al año siguiente participó en la muestra colectiva Ocho pintores jóvenes, en el Museo de Arte Contemporáneo. En 1982 recibió la beca de la Fundación Amigos del Arte, con la que pudo completar su formación; en 1983 expuso en la VI Bienal Internacional de Valparaíso y en la muestra 50 Años de pintura chilena. Llevó a cabo su primera exposición individual en 1987 en la Galería Arte Actual de la capital chilena, con el sugerente título La inescrupulosa vida que nos susurra en la oscuridad. A partir de esta época sus obras comenzaron a traspasar las fronteras de Chile, con exposiciones en Estados Unidos, Argentina, Perú y Venezuela, entre otros países americanos, y también en Europa; en 1988 participó en la muestra Visión de la Joven Pintura Chilena de Florencia (Italia) y posteriormente en la Feria Internacional de Gante (Bélgica). En 1998 su obra pudo contemplarse en la prestigiosa galería de Tomás Andreu de Santiago, en la exposición Una última mirada.

La obra de Omar Gatica supone, dentro del contexto en el que se desarrolla, el Chile posterior al golpe militar, una revitalización del proceso artístico que tiene en la expresión íntima y subjetiva del autor la única fuente de inspiración, en contraste con el arte realista y documental que predominó en la década de 1970. Partiendo del expresionismo del primer tercio del siglo XX, Gatica cultivó un arte figurativo que, en la búsqueda de un lenguaje propio, acabó acercándose a las fronteras de la abstracción desde comienzos de los años noventa; es entonces cuando el artista alcanzó un modo de expresión intenso, muy vivo, que nace de su propia experiencia personal y se nutre de elementos formales como los colores vibrantes y el dinamismo de las formas que se funden con su entorno. Respecto a su temática, presenta una amplia variedad de motivos e incluye paisajes urbanos o campestres, naturalezas muertas, figuras humanas y animales, etc. Serpiente emplumada, El no de los niños y Luna asesina son algunos de los cuadros de su primera época, dentro del expresionismo aún figurativo, mientras que La silla y su entorno es la mejor muestra del lenguaje abstracto que invade sus cuadros a partir de 1990.