García Moreno, Gabriel (1821-1875).


Político y escritor ecuatoriano, varias veces presidente de la República, nacido en Guayaquil el 24 de diciembre de 1821 y muerto asesinado en Quito el 6 de agosto de 1875. Es una de las más fuertes personalidades de la Hispanoamérica del siglo XIX y, para algunos, el más notable magistrado del Ecuador, cuya actuación, sin embargo, suscita hasta hoy en día las más opuestas reacciones: mientras que algunos lo consideran un gran civilizador de signo católico militante, para otros es la personificación del autoritarismo dictatorial e intransigente.

Vida

Hijo de Gabriel García Gómez, español de Soria, y de Mercedes Moreno, aristócrata guayaquileña, realizó su carrera de Jurisprudencia en la Universidad de Quito, alternando sus estudios con la política, las matemáticas, el andinismo y el periodismo. En 1849 viajó a Europa, de donde volvió llevando a su patria a los jesuitas, que habían sido expulsados en tiempos de Carlos III.

Acérrimo opositor del general Urvina, fue desterrado al Perú en 1853, de donde de nuevo viajó a Francia para estudiar Ciencias. De regreso al Ecuador, fue rector de la Universidad Central, senador y alcalde de Quito. Se distinguió por su frontal oposición a la masonería. Desde 1858 a 1861 formó parte del triunvirato que dirigía la nación, junto con Jerónimo Carrión y Pacífico Chiriboga. Durante este tiempo se distinguió por la dureza en la represión contra los militares Urvina, Robles y -principalmente- contra Franco, que se había proclamado Jefe Supremo del Guayas. También por esta época encabezó la lucha nacional contra el invasor peruano Ramón Castilla, y contra el tratado de Mapasingue, suscrito por Franco con el mencionado presidente del Perú, tratado que cercenaba en forma humillante el territorio del Ecuador. Más tarde ese tratado sería rechazado también por el Congreso del Perú.

En 1860 el país se vio dividido de forma irreconciliable entre tres gobernantes, por lo cual García Moreno propuso en algún momento convertir a Ecuador en un protectorado de Francia, idea que, aunque no prosperó, le sería reprochada continuamente por sus adversarios. Con la ayuda de Juan José Flores, García Moreno logró unificar el país, y convocó una Asamblea Nacional que dictaría la Séptima Constitución del Ecuador y elegiría a García Moreno como presidente constitucional para el período 1861-1865. Con el apoyo de terratenientes y del clero, llevó a cabo un gobierno dictatorial y clericalista, que concedió a la Iglesia grandes prerrogativas.

Terminado su mandato, colocó en la presidencia a Jerónimo Carrión, y al caer éste dos años más tarde, fue elegido para terminar el período Javier Espinosa, el cual sería derrocado por García Moreno el 16 de enero de 1869. Tras este golpe de Estado, García Moreno se proclamó jefe supremo y convocó una Convención Nacional la cual dictó una nueva Constitución política, que sería denominada por los opositores de García Moreno como la Carta Negra, porque concedía excesivos poderes al jefe de Estado y determinaba que sólo podían gozar de la ciudadanía ecuatoriana los católicos. Aprobada la Constitución, García Moreno gobernó durante el período 1869-1875. Los puntos capitales de su gobierno fueron: frenar la demagogia, consolidar la moral pública fundada en la religión católica, fomento de la enseñanza, las vías de comunicación y la reorganización de la hacienda pública. Convencido de que se necesitaba mano dura, sostuvo la pena de muerte y la aplicó sin vacilar, especialmente contra los dirigentes de la oposición, la cual, azuzada principalmente por Urvina desde su destierro en el Perú, provocó varias veces motines internos y ataques desde el exterior. Con esta actitud se ganó una gran fama de cruel. En las relaciones internacionales sostuvo buenas relaciones con los otros países, aunque supo mantenerse duro frente a las ambiciones peruanas con respecto a los territorios de la Amazonía, y rompió relaciones con México durante el imperio de Maximiliano. También se enzarzó en inútiles acciones bélicas con Colombia durante su primer gobierno. Disciplinó y reforzó el ejército; fundó el Tribunal de Cuentas y dictó la primera Ley de Hacienda, logrando mejorar la recaudación de impuestos; Favoreció el surgimiento de las Cajas de Ahorro y el crédito hipotecario agrícola. En el campo de la obras públicas destacó por la construcción de edificios administrativos y asistenciales, instalaciones portuarias, penitenciarías, y la iniciación (44 km) del ferrocarril Guayaquil-Quito y la construcción de la carretera Quito-Riobamba-Sibambe (300 km). En Educación, promulgó la primera ley de Instrucción, implantó la obligatoriedad escolar, fundó la primera escuela Normal Indígena e introdujo varias congregaciones religiosas, como la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, las religiosas de los Sagrados Corazones, la Providencia, las Hermanas de la Caridad para los Hospitales, El Buen Pastor, los jesuitas y los lazaristas. Creó muchas escuelas y colegios y modernizó la enseñanza universitaria de Medicina. Fundó también el Conservatorio de Música, la Escuela de Bellas Artes y la Politécnica. Estableció el Observatorio Astronómico, los primeros museos y el primer Jardín Botánico. Envió a muchos artistas a prepararse en Europa y Estados Unidos e llevó a Ecuador a numerosos expertos y sabios extranjeros. El hecho de mayor relevancia en la actuación política de García Moreno fue la firma del Concordato con la Santa Sede, a través del cual se normalizaron las relaciones con el Vaticano y se dio firme apoyo a la Iglesia Católica: se inició la reforma del clero, se erigieron nuevas diócesis y se apoyó abiertamente la religión Católica como religión oficial. García Moreno protestó por el despojo de los Estados Pontificios, por lo cual, en agradecimiento, recibió del Vaticano la condecoración de la Orden Piana y las reliquias del mártir San Ursicino, que se veneran en la catedral de Quito. En 1875 García Moreno presidió la consagración oficial del Ecuador al Corazón de Jesús, iniciativa que luego sería seguida por otros países del mundo católico. Su férrea disciplina, así como su decidido apoyo a la religión y su persecución a las logias masónicas, le fue atrayendo el odio de determinados sectores políticos, a pesar de que era manifiesto el adelanto del país en general.

A raíz de la nueva elección de García Moreno en mayo de 1875, Juan Montalvo, gran panfletista liberal, editó en Panamá su folleto La dictadura perpetua, que enardeció a los grupos de la oposición incitándoles a acabar con el presidente. El día 6 de agosto del mismo año, cuando el presidente se dirigía al palacio de Gobierno, un grupo de liberales lo asesinó a golpes de machete y balas. Al enterarse de la noticia, Juan Montalvo exclamó jactancioso: «Mi pluma lo mató«. La muerte de García Moreno conmocionó al mundo católico, ya que fue un gobernante que organizó al país, lo culturizó, comenzó a integrar sus regiones y afirmó su realidad en el campo internacional. Recibió grandes elogios de los papas Pío IX, León XIII y Pío XII, quien lo calificó de «gobernante genial, fiel hijo de la Iglesia y mártir de su fe«.

Bibliografía

  • GÓMEZ JURADO, S., Vida de García Moreno (ocho volúmenes). Quito, 1954-66.

  • LOOR, W., García Moreno y sus asesinos. Quito,1966.

  • GONZÁLEZ, C., García Moreno, ¿santo o demonio?. Quito, 1970.

  • ORDÓÑEZ CAMORA, A., Gabriel García Moreno, verdugo al servicio de la Providencia, Cuenca, 1969.

  • PONCE LEIVA, P., Gabriel García Moreno. Quito, 1990.

  • CARRIÓN, B., García Moreno, el santo del patíbulo. México, 1991.