José Gaos (1900–1969): Filósofo y Humanista que Conectó México y España a Través de la Filosofía Existencial
José Gaos (1900–1969): Filósofo y Humanista que Conectó México y España a Través de la Filosofía Existencial
Orígenes y Formación Académica
Primeros años y entorno familiar
José Gaos nació en Gijón, una ciudad de la antigua provincia de Oviedo, hoy conocida como el Principado de Asturias, el 26 de diciembre de 1900. Provenía de una familia de raíces españolas que vivió en un contexto histórico marcado por el declive del Imperio español y la creciente polarización política de la época. Su infancia y juventud fueron moldeadas por un entorno cultural y social que pasaba por las tensiones del cambio de siglo y las primeras décadas del siglo XX, caracterizadas por los inicios de la modernidad en España.
Aunque su lugar de nacimiento fue Gijón, su vida estuvo fuertemente ligada a la ciudad de Valencia, donde pasó gran parte de su juventud. En la capital levantina, completó su educación básica en el Instituto de Segunda Enseñanza, donde se graduó como Bachiller en 1917. Esta etapa de formación inicial fue clave para consolidar su vocación humanística, que sería la piedra angular de toda su vida profesional.
Estudio de la Filosofía y sus primeras influencias
Tras completar sus estudios de secundaria, Gaos decidió continuar su formación en la Universidad de Valencia, específicamente en la Facultad de Filosofía, donde comenzó a profundizar en su interés por las humanidades. Desde el principio, mostró una gran destreza intelectual y una clara orientación hacia la Filosofía, lo que le permitió destacar entre sus compañeros. Sin embargo, su pasión por el saber y la filosofía no terminó en la ciudad de Valencia. Con el tiempo, decidió trasladarse a Madrid para continuar su carrera académica en la Universidad Central de Madrid, donde pudo beneficiarse del magisterio de dos figuras clave en su formación: José Ortega y Gasset y Manuel García Monente.
En Madrid, Gaos se sumergió en un ambiente intelectual en plena efervescencia, de la mano de Ortega y Gasset, uno de los filósofos más influyentes de la España de la época. Este contacto fue determinante para Gaos, pues la influencia de Ortega en su pensamiento se reflejó en el enfoque de la vida como un proceso de reflexión constante, algo que marcaría la obra posterior del filósofo asturiano. La relación con García Monente también fue significativa, pues él le introdujo en el pensamiento alemán, y especialmente en la fenomenología, campo en el que Gaos encontraría una de las claves de su reflexión filosófica.
Durante su estancia en Madrid, José Gaos completó su Licenciatura en Filosofía en 1923, a la vez que comenzó a desarrollar sus primeras ideas filosóficas y a hacer traducciones de textos fundamentales de la filosofía alemana, como los de Hegel, Heidegger y Husserl. Estas traducciones fueron cruciales para introducir en España y en Hispanoamérica las principales corrientes filosóficas del momento, especialmente el existencialismo y la fenomenología, que Gaos interpretó de una manera propia, centrada en la existencia humana y el ser.
Gaos también se vio influenciado por el contexto filosófico internacional. En particular, su acercamiento a la fenomenología y el existencialismo estuvo guiado por sus estudios sobre figuras clave como Edmund Husserl, Martin Heidegger y, en menor medida, Wilhelm Dilthey, filósofos que propugnaban una comprensión más profunda del ser y la conciencia. Estas influencias fueron fundamentales para que Gaos desarrollara una concepción de la filosofía alejada de los enfoques más tradicionales y metafísicos.
Desarrollo Profesional en España
Inicios de su carrera docente y publicaciones
José Gaos continuó su carrera académica con un notable impulso después de obtener su licenciatura en Filosofía. En 1928, logró su doctorado en Filosofía en la Universidad de Madrid con una tesis titulada La crítica del psicologismo en Husserl, un trabajo que resultó fundamental para su consolidación como pensador de primer nivel. La tesis recibió un Premio Extraordinario, un reconocimiento a la solidez de sus ideas y la profundidad de su reflexión filosófica. En este periodo, Gaos ya estaba empezando a traducir textos clave de la filosofía alemana, y su obra adquiría un sello propio, distinto a la interpretación tradicional de la fenomenología. En su tesis, se centró en cuestionar los enfoques psicológicos de la filosofía, proponiendo una vía más lógica y analítica de estudiar la conciencia humana.
Su brillantez académica lo llevó a conseguir rápidamente una plaza de Catedrático en el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza de León en 1928. Durante su estancia en León, Gaos no solo dedicó tiempo a la docencia, sino que también consolidó su presencia en el ámbito académico con la publicación de su traducción de Lecciones sobre la filosofía de la historia universal de Hegel. Su acercamiento a la obra de Hegel y otros filósofos alemanes fue fundamental para su desarrollo como filósofo, pues le permitió incorporar a su pensamiento las ideas de la dialéctica y la historia como proceso que marcan la existencia humana.
A partir de 1930, Gaos se trasladó a Zaragoza, donde asumió la cátedra de Lógica y Teoría del Conocimiento en la Facultad de Filosofía y Letras. Fue en Zaragoza donde su carrera docente alcanzó una mayor proyección, ya que Gaos, además de ser un gran profesor, también se comprometió con la reflexión filosófica aplicada a la educación. Su vinculación con la Revista de Occidente, dirigida por su mentor Ortega y Gasset, también permitió que su pensamiento estuviera en la primera línea del panorama intelectual de la época.
Actividad política y su conexión con el gobierno republicano
A lo largo de la década de 1930, Gaos no solo se destacó como filósofo y docente, sino que también asumió un rol activo en la vida política española, particularmente en la defensa de la Segunda República. Miembro del Partido Socialista desde 1931, fue un ferviente defensor del gobierno republicano y colaboró en la Federación de Trabajadores de la Enseñanza. Su vinculación política fue una extensión de su pensamiento, ya que creía firmemente que la filosofía debía tener un impacto en la realidad social y política.
La confianza que Ortega y Gasset depositó en él fue clave para que Gaos asumiera varias responsabilidades institucionales dentro de la República. Entre 1933 y 1936, Gaos fue nombrado miembro del Comité de Dirección de la Universidad Internacional de Verano de Santander, un cargo que coincidió con sus responsabilidades académicas en la Universidad de Madrid, donde fue Catedrático de Introducción a la Filosofía y Didáctica de las Ciencias Humanas. En 1936, además, Gaos fue designado Secretario General de la Universidad Internacional de Verano de Santander, lo que le permitió participar de manera activa en los debates sobre la dirección cultural y filosófica del país.
A raíz del estallido de la Guerra Civil en 1936, Gaos se mostró firme en su apoyo al gobierno republicano. Su visión ideológica y su compromiso con los principios democráticos y republicanos lo llevaron a unirse a la Junta de Relaciones Culturales de España en el extranjero. En 1937, además, fue nombrado Comisario General de España en la Exposición Internacional de París, un cargo en el que fue reconocido por su capacidad para representar a su país en el ámbito cultural internacional. Sin embargo, la situación política de España se deterioraba rápidamente, y Gaos, como muchos intelectuales de la época, se vio forzado a abandonar su país en 1938 debido a las amenazas del franquismo.
Exilio en México y su Reinvención Académica
Llegada a México y adaptación
En 1938, tras el final de la Guerra Civil y la victoria del franquismo, José Gaos abandonó su patria natal, como muchos otros intelectuales republicanos, forzado al exilio. Su destino fue México, un país que, desde su llegada, se mostró como un refugio de acogida para los exiliados españoles, pero que también se convertiría en su nueva patria espiritual. Gaos no se consideró un «exiliado» en el sentido estricto de la palabra, sino más bien un «transterrado», término que él mismo acuñó para describir su sentimiento de pertenencia a un nuevo territorio, pero con la misma conexión emocional y filosófica con su país de origen. Este matiz, más espiritual que físico, marcó toda su experiencia en el exilio.
Al llegar a México, Gaos se integró rápidamente en la vida académica e intelectual del país, siendo invitado a impartir cursos y conferencias en diversas universidades, entre ellas la Universidad Michoacana, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Colegio Superior del Estado de Guanajuato. Desde el principio, Gaos mostró una gran capacidad de adaptación a su nuevo entorno, y su prestigio intelectual lo convirtió en una figura clave dentro de la filosofía mexicana. A principios de 1939, fue nombrado miembro de la Casa de España en México, institución que se transformaría posteriormente en el Colegio de México, y también comenzó a enseñar Historia de la Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Su integración en la vida intelectual mexicana fue casi inmediata, y en poco tiempo Gaos se consolidó como uno de los grandes filósofos y pensadores del país, especializado en el estudio de la filosofía griega y alemana. En 1947, fue designado Profesor Titular en la UNAM, cargo que desempeñó con gran dedicación y que le permitió profundizar en su producción filosófica. Además, fue honrado con el título de doctor honoris causa por la misma universidad en 1953, un reconocimiento a su impacto en la formación académica y filosófica de las generaciones mexicanas.
Consolidación de su legado en el exilio
En México, Gaos continuó su labor de traductor y divulgador filosófico. En 1942, publicó su famosa traducción de las Meditaciones cartesianas de Edmund Husserl, una obra fundamental que marcó su consolidación como uno de los máximos exponentes de la fenomenología en América Latina. Además, amplió sus intereses filosóficos, comenzando a abordar temas como la estética, la publicidad, el totalitarismo y la tecnocracia, cuestiones que estaban en la vanguardia del pensamiento contemporáneo.
Durante estos años, Gaos también escribió varias obras de gran calado filosófico, como La filosofía de Maimónides (1940) y Dos ideas de la filosofía (Pro y contra de la filosofía de la filosofía) (1940), que escribió en colaboración con Francisco Larroyo. Estas obras, junto con su continuo trabajo como traductor y conferencista, consolidaron su figura como uno de los principales pensadores de habla hispana.
La relación de Gaos con la UNAM fue especialmente importante, pues fue allí donde pudo expandir su influencia en el ámbito académico y filosófico de México. Además de su trabajo como profesor, fue nombrado miembro del Consejo Técnico de la Facultad de Filosofía y Letras, y en 1943 asumió la dirección de estudios en la Universidad Femenina de México. A lo largo de estos años, Gaos se convirtió en un miembro fundamental de la vida intelectual mexicana, y su influencia trascendió fronteras, pues fue nombrado profesor honorario en diversas universidades de Hispanoamérica, como la Universidad de San Carlos de Guatemala y la Universidad de Nuevo León.
El filósofo asturiano fue también un defensor de la filosofía como herramienta para entender y transformar la realidad social, y sus cursos fueron fundamentales para la renovación de la enseñanza filosófica en México y en toda Hispanoamérica. Durante estos años, su pensamiento se fue nutriendo de las circunstancias políticas y sociales que se vivían en la región, lo que lo llevó a abordar temas como la educación, la historia de las ideas y la relación entre filosofía y política.
Últimos Años y Legado
Finales de la década de 1960: desafíos y retirada de la UNAM
A medida que avanzaba la década de 1960, José Gaos continuaba siendo una de las figuras más influyentes en el ámbito filosófico de Hispanoamérica. Sin embargo, la relación con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a la que había estado vinculado durante más de dos décadas, comenzó a tornarse tensa. En 1966, tras una serie de disputas internas en el claustro de la universidad y la renuncia del rector Ignacio Chávez, amigo cercano de Gaos, el filósofo gijonés decidió desvincularse voluntariamente de la institución. A pesar de las peticiones de colegas y alumnos para que regresara, Gaos se mantuvo firme en su decisión de no regresar a la UNAM mientras no se reconociera públicamente la injusticia contra el rector Chávez. Este acto de desagravio nunca ocurrió, por lo que Gaos jamás volvió a dar clases en la UNAM.
Este distanciamiento con la universidad representó el final de su larga y fructífera etapa en la institución. Gaos, a pesar de haber sido un pilar fundamental de la filosofía en México, optó por alejarse de la vida académica institucional, centrando su atención en otros proyectos y en su trabajo filosófico en el Colegio de México, institución que lo había recibido con los brazos abiertos desde su llegada al país en 1939.
Su última etapa en el Colegio de México
En los últimos años de su vida, Gaos continuó con su trabajo académico y filosófico, manteniendo su alto nivel de exigencia intelectual. En 1967, asumió la dirección de tres tesis doctorales, las cuales serían su último legado como maestro. A pesar de los profundos conflictos sociales y políticos que afectaban a México y al mundo entero en 1968, cuando los movimientos estudiantiles comenzaron a proliferar en varios países, Gaos continuó siendo una figura de referencia en la academia.
Fue en el Colegio de México donde José Gaos fallecería el 10 de junio de 1969. Ese día, mientras asistía a la evaluación de una de las tesis que había dirigido, cayó desplomado sobre la palestra en la que se encontraba, falleciendo poco después. Esta muerte, en una de las aulas de la institución donde había pasado buena parte de su vida docente, simbolizó el cierre de un ciclo marcado por su dedicación incansable a la enseñanza y la reflexión filosófica.
Legado intelectual y filosófico
El legado de José Gaos, aunque más visible en México y Hispanoamérica, trasciende las fronteras geográficas, pues su pensamiento ha tenido una influencia perdurable en la filosofía contemporánea. A través de sus obras, traducciones y docencia, Gaos introdujo de manera innovadora las ideas de filósofos alemanes como Hegel, Husserl, Heidegger y Dilthey en el mundo hispano, y fue uno de los grandes difusores del existencialismo y la fenomenología en América Latina. Su enfoque analítico y lógico, en el que distinguió claramente la filosofía de la psicología, fue un aporte fundamental al desarrollo del pensamiento filosófico en el contexto hispanoamericano.
Además de su influencia en la filosofía, Gaos también dejó una huella profunda en la educación filosófica de las nuevas generaciones. Su enseñanza en la UNAM y en otras universidades de Hispanoamérica contribuyó a la formación de filósofos que, a su vez, continuarían desarrollando su legado. Obras como De la filosofía (1962) y La filosofía de Maimónides (1940) continúan siendo referencia en estudios de filosofía contemporánea y ética.
Aunque Gaos nunca regresó a España tras el fin de la Guerra Civil, su nombre ha sido reivindicado póstumamente como uno de los grandes filósofos españoles del siglo XX. En México, su figura permanece como un referente intelectual que logró unir, de manera única, los mundos de la filosofía europea y la latinoamericana, ofreciendo una visión enriquecedora y profundamente analítica del ser humano, su existencia y su lugar en el mundo.
A lo largo de su vida, Gaos también cultivó una reflexión filosófica muy personal, marcada por la búsqueda constante de entender el sentido del ser y la importancia de la filosofía como una herramienta para comprender la realidad. Su legado sigue vivo tanto en sus textos como en las mentes de aquellos que lo conocieron y estudiaron su obra.
MCN Biografías, 2025. "José Gaos (1900–1969): Filósofo y Humanista que Conectó México y España a Través de la Filosofía Existencial". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/gaos-jose [consulta: 17 de octubre de 2025].