Gama, Vasco de (1469-1524).


Navegante y explorador portugués, nacido en Sines (Bajo Alentejo) el 25 de diciembre de 1469 y fallecido en Cochín (India) en 1524, que muchos historiadores han llegado a comparar con Colón y con Magallanes. Fue conde de Videgueyra y virrey de la India, e inauguró una nueva ruta hacia Asia, además de fundar diversas colonias comerciales en la costa africana.

Después de participar en su juventud en los conflictos armados entre Portugal y Castilla, el rey Juan II de Portugal le nombró jefe de la expedición que habría de ir hasta la India costeando África, aunque finalmente el viaje se llevó a cabo durante el reinado de otro monarca: Manuel, el Afortunado.

La expedición, compuesta de cuatro barcos y 170 hombres, partió del puerto de Lisboa el 8 de julio de 1497. En noviembre de ese mismo año sobrepasaron el cabo de Buena Esperanza, que había sido descubierto en 1488 por otro navegante portugués, Bartolomé Días de Novaes. La expedición hizo escala en Malindi, ya en la costa oriental africana, en cuyo puerto y con el auxilio de unos mercaderes indios, Vasco de Gama consiguió un guía que le permitió proseguir su ruta hacia el E. Aproximadamente el día 20 de mayo de 1498 llegaron a la ciudad de Calicut (actual Kozhikode), situada en la costa de Malabar, al SO de la India. Sin embargo, debido a la actitud hostil de los comerciantes musulmanes, Vasco de Gama no pudo fundar un puesto comercial; además, hubo de negociar antes de poder iniciar el viaje de regreso a Portugal y abandonar Calicut en el año 1499. Así describió Vasco de Gama su encuentro con el rey de esta zona de la India:

«El rey tenía cabello largo y negro, peinado hacia arriba anudado sobre la coronilla, y alrededor del nudo había una cadena tejida de perlas, como la del cuello. Al extremo de la cadena había una perla piriforme que era mayor que las otras y ciertamente de gran valor. Sus orejas estaban perforadas con grandes agujeros, colgando de ellas muchos pendientes de oro guarnecidos de perlas. […] Cerca del rey había un muchacho, un paje con vestido de seda, que sostenía un parasol con galón de oro y joyas y un botón en el centro, de un palmo de ancho, del mismo metal. Las varillas del parasol eran igualmente de oro. Tenía también una espada corta desenvainada de una vara de larga con empuñadura de oro y piedras preciosas con colgantes de perlas. Al otro lado estaba un paje que sostenía una escudilla de oro muy panzuda donde escupía el rey. Al lado de su sillón estaba un dignatario brahmán que, de vez en cuando, le daba una hoja verde en la cual había envueltas otras cosas. El rey lo masticaba y después lo escupía en la escudilla. Las hojas tenían el tamaño de una hoja de naranjo y el rey las comía continuamente, y después de masticarlas largo rato las escupía en la escudilla volviendo a tomar otra, porque sólo saboreaba el jugo de la hoja junto con la mezcla de cal viva y otras cosas desmenuzadas que se llaman areca; el conjunto es del tamaño de una castaña. Toda esta mescolanza pone la boca y los dientes de un color rojo resplandeciente, ya que día tras día y en todas las partes se rinde pleitesía a esta costumbre, pero que al propio tiempo produce un aliento muy agradable.«

El 18 de septiembre de 1499 la flota se hallaba ya de regreso en Lisboa, donde Vasco de Gama fue recibido con elogios y recompensado económica y honoríficamente; desde entonces estuvo autorizado a utilizar Dom delante de su nombre. Con su viaje se había inaugurado una nueva ruta hacia Asia y las islas de las especias, alternativa a la Ruta de la Seda, que desde el siglo II a.C. había comunicado el mundo asiático oriental con la cuenca mediterránea y que en aquel momento dependía cada vez más del poder turco musulmán. Finalizaba así la labor que el príncipe Enrique el Navegante comenzara ochenta años antes con la mal llamada «escuela de navegantes de Sagres». Conocemos los detalles de este primer viaje gracias al texto contenido en el Diario de Álvaro Velho, uno de los miembros de la expedición que sirvió a bordo del San Gabriel.

Para continuar con la labor de Vasco de Gama fue enviado a la India Pedro Álvarez Cabral, que tuvo más suerte en el establecimiento de un puesto comercial portugués en Calicut. Sin embargo, el puesto creado por Cabral fue atacado y Vasco de Gama, que había recibido el título de almirante de la India, recibió la orden en 1502 de dirigir otra flota para vengar la masacre. En su camino, realizó fundaciones de colonias comerciales en la costa africana, en concreto en Sofala (1505) y en Mozambique (1507), ambas en la costa E de África (actual Mozambique). De Gama sometió a sus pobladores y obligó al rajá musulmán a restablecer la paz. Tras esto, abandonó la India para regresar a Portugal en 1513 con una importante carga de especias. Unos años después, en 1519, fue nombrado conde de Videgueyra.

En los siguientes veinte años desde su regreso no realizó ninguna acción como navegante, pero en 1524 fue nombrado virrey de la India y viajó a la misma con el objeto de acabar con la corrupción de las autoridades portuguesas en la colonia. Gama desembarcó en la India en 1524, pero falleció en Cochín, al S de Calicut, a los tres meses de su llegada. El gran poeta portugués Camoens glorificó el descubrimiento de Vasco de Gama en las siguientes estrofas de su obra Os Lusíadas:

Ya daba la luz clara en los oterosPor donde Ganges suena murmurandoCuando pudieron ver los marinerosLa tierra a donde se iban acercando:

Libre ya de borrasca y mares fierosY el temor de su pecho desterradoDijo el piloto con contento extraño:Allí está Calicut si no me engaño.

El país que buscáis, ése es (les dijo):La India es esa tierra que aparece;Vuestro viaje tan largo y tan prolijoEn esas costas que ahí narráis fenece.

No pudo contener su regocijoGama, al ver cómo Dios le favorecePóstrase en tierra, y con piadoso celoComienza a bendecir al alto cielo.

Bibliografía

  • CAMPOS, V. Vasco da Gama e a sua viegem de descobrimiento. Lisboa, 1968.

  • MARQUES, A. P. O sucesso de Vasco da Gama e a desgraça de Cristovao Colombo. Coimbra, 1994.

  • TREUE, W. La conquista la de Tierra. Barcelona, Ed. Labor, 1948.

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