Galván y Candela, José María (1837-1899)


Pintor y grabador español; nació en Valencia el 1 de agosto de 1837 y murió en Madrid el 11 de octubre de 1899. Realizó sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y en el taller de Luis Fagundez. En 1860, obtuvo tercera medalla en la Exposición Nacional por Virgen con el Niño en brazos.

A pesar de este buen inicio, su carácter independiente le acarreó problemas a la hora de presentarse a oposiciones para pensiones en la Academia de Roma para cátedras en escuelas de bellas artes. El desánimo que el reiterado fracaso le produjo, le llevó a aceptar un puesto de grabador en la sección de Hidrografía en el que destacó pronto, especialmente en lo que a la técnica de aguafuerte se refiere.De esta manera, lleva a cabo una carrera como grabador bastante más brillante que la iniciada como pintor en la que obtiene medallas en las Exposiciones de 1865 (mención honorífica), 1867 (tercera medalla), 1876 (segunda medalla), 1895 (Cruz de Carlos III) y 1897 (primera medalla) y llega a ser catedrático de grabado en la Escuela Especial de Pintura de Madrid.De su obra pictórica podemos destacar cuadros de tema religioso como Virgen o La Crucifixión. Como grabador, destacó en las ilustraciones realizadas para obras como Vida de Cervantes o El Arte de mi España. Son suyas también series en las que reproduce los frescos de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida de Madrid o cuadros de Zurbarán y Rosales. Es también abundante su producción retratística, de netre la que destacan algunos de los retratos de presidentes del Senado (así el del general Serano, duque de la Torre, el marqués de Barzanallana, el de Francisco Pacheco y Santacruz y, sobre todo, el de Francisco Javier Istúriz) y el que dicha institución conserva de Alfonso XII. Es fama lo bajo de los honorarios de Galván, que sólo obtuvo beneficios importantes del retrato regio. De escaso valor es, en cambio, el retrato que realizara para la misma institución de Martínez de la Rosa, primer presidente de lo que en su tiempo se llamó «Estamento de Próceres». Parece haber sido Galván pintor de urgencia de la alta cámara, toda vez que se acudió a él para completar los retratos de los primeros presidentes que no se habían hecho en su tiempo. Galván, probablemente poco motivado merced a lo bajo de los honorarios, se limitó a trasladar al lienzo de forma apresurada y no siempre feliz efigies previas de estos personajes, a veces ya muertos en el momento de acometer su retrato. lo mismo cabe decir de los retratos del marqués de la Ensenada y el conde de Campomanes o de las copias de retratos de Colón y Magallanes.