Foliot, Gilbert (ca. 1110-1186).


Prelado británico, nacido probablemente en Tamerton (Devonshire) hacia el año 1110 y fallecido en Londres en 1186. Durante el reinado de Enrique II, Foliot fue el más conocido rival de Thomas Becket, actuando siempre a favor de la monarquía angevina y en contra de las ideas reformistas representadas por Becket.

Gilbert Foliot descendía de una familia nobiliaria normanda, concretamente de una rama colateral a la de los condes de Hereford, el más importante título aristocrático de Devonshire. Es posible que fuese hijo ilegítimo o, al menos, estuviese en un lugar muy alejado de sucesión, de ahí que profesara la carrera eclesiástica. Durante su juventud había sido ordenado monje cluniacense en Francia, llegando a ser prior de una abadía. Hacia 1137, Foliot regresó a Inglaterra para ser, primero, abad de Abbeville y más tarde ocupar el mismo oficio en la abadía de Gloucester, donde realizó una notable labor religiosa durante una década. Fiel a la legalidad monárquica, y contando también con el apoyo de su poderosa e influyente familia, en 1147 fue designado obispo de Hereford. En el primer plano, destacó su apoyo a la princesa Matilde, hija de Enrique I, que se vio apartada del trono por su tío Esteban de Blois, coronado como Esteban II. Junto al arzobispo de Canterbury, Teobaldo, Foliot fue uno de los principales consejeros que obligaron a Esteban II a aceptar su gobierno a cambio de que éste nombrase como heredero del trono a Enrique Plantagente, el futuro Enrique II, hijo de Matilde, con el fin de salvaguardar la legalidad de la dinastía angevina. De hecho, Foliot colaboró intensamente con Teobaldo de Canterbury en la última fase del reinado de Esteban II; en 1154, cuando Enrique II heredó la corona inglesa, tal vez esperase que los servicios prestados a Matilde le promocionasen más en su carrera, pero la fulgurante presencia de Becket eclipsó su devenir.

En principio, dada la buena relación de Foliot y de Becket dentro del entorno del arzobispo Teobaldo, no parece que haya existido una enemistad directa entre ambos, ni siquiera la tan humana envidia del primero con respecto al segundo, nombrado canciller del reino por Enrique II. De hecho, una vez que Becket sustituyó en el arzobispado de Canterbury a Teobaldo (1162), apoyó personalmente ante el papa Alejandro III el traslado de Foliot desde la sede de Hereford hasta el obispado de Londres, lo que, en parte, constituía un destino culminante en la carrera eclesiástica de cualquier clérigo. Sin embargo, la apuesta de Becket por los postulados de la Reforma Gregoriana y, sobre todo, el enfrentamiento entre el arzobispo canturiense y Enrique II hizo que Foliot, como era tradición en su linaje, apoyase siempre la causa angevina, a pesar de que parece factible que algunos postulados reformistas fuesen atractivos para el nuevo obispo de Londres.

El principal punto de desacuerdo entre Foliot y Becket estribó en un nuevo impuesto, el scutage (similar a la fonsadera de la Castilla medieval), que el prelado puso en funcionamiento durante sus años de canciller. Se trataba de un pago en dinero que todos los territorios debían de efectuar para salvarse de la contribución humana al servicio militar vasallático. Contrariamente a la tradición, Becket hizo que los territorios eclesiásticos, exentos de prestar tales obligaciones militares, también contribuyesen al pago monetario del scutage. A partir de aquí, Foliot también se puso del lado del rey en la cuestión de los «clérigos incriminados», es decir, apoyó que los tribunales laicos tuvisen la jurisdicción en los casos de clérigos acusados de cometer crímenes, y no los tribunales eclesiásticos, como había sido costumbre y como preoconizaba la Reforma Gregoriana que Becket trataba de imponer en Inglaterra. De esta forma, Foliot fue uno de los clérigos que aceptó las llamadas Constituciones de Clarendon, emanadas del concilio homónimo celebrado en la capital de Wiltshire en enero de 1164. En ellas quedaba prácticamente consolidada la jurisdicción regia en asuntos eclesiásticos y también una reducción del derecho del clérigo incriminado a la apelación ante el papa romano. El resultado de las Constituciones de Clarendon fue que Becket, máxima autoridad religiosa de Inglaterra, excomulgó a todos los firmantes, incluido Foliot quien, a partir de ese momento, encabezó la oposición al arzobispo canturiense.

Durante el exilio francés de Becket (1164-1170), Foliot le sustituyó como consejero religioso de Enrique II, a pesar de que el exiliado no cejó en su empeño de mostrar la supuesta pravedad del obispo londinense. El punto culminante de este enfrentamiento tuvo lugar en 1170, cuando Enrique II asoció al trono a su hijo mayor, Enrique el Joven, que fue coronado por Roger de York, arzobispo de York, en una ceremonia celebrada en esta sede arzobispal, y no en Canterbury, donde tradicionalmente debía suceder. Foliot, que aprobó expresamente el plan monárquico, pensó que el pulso iniciado contra Becket haría a éste desistir de sus propósitos, pero el apoyo del papa hizo posible que las excomuniones comenzasen a lanzarse por doquier, alcanzando sobre todo a los participantes en la ceremonia de York.

El momento de mayor debilidad de Foliot como cabeza del bando contrario a Becket aconteció cuando Alejandro III, ante la insistencia de Becket, lanzó el entredicho a los territorios gobernados, la más severa pena espiritual colectiva de la Europa cristiana medieval. Las protestas contra la política de Foliot fueron amplísimas, sobre todo las protagonizadas por aquellos clérigos, como Edward Grim, partidarios de la política reformista de Becket. Lo que en principio no fueron más que pugnas dialécticas y epistolares se transformó en un clima de profunda discordia después de que, el 22 de julio de 1170, Enrique II y Becket pactaran en Fréteval (Francia) un acuerdo de restitución del arzobispo a su sede canturiense. En esta tesitura, Foliot recorrió el camino contrario al de Becket: cuando éste retornó a Inglaterra, Foliot embarcó hacia las posesiones que si familia tenía en Normandía, excomulgado y reprobado por casi todos.

En la famosa homilía navideña pronunciada por Becket días antes de su muerte, Foliot volvía a figurar entre los obispos excomulgados; aunque el prelado londinense ya vivía en Normandía, el papa Alejandro III mantuvo su excomunión por las sospechas de su hipotética participación en el horrendo crimen. Ciertamente, no estaba en el carácter culto, erudito y diplomático de Foliot haber perpetrado tamaña acción, pero su restitución caminó paralela a la penitencia pública de Enrique II por la muerte del arzobispo. Después de ello, Foliot fue absuelto de su pena privativa y regresó a Londres, ya que Alejandro III, una vez fallecido Becket, necesitaba alguien de sus características para controlar las airadas reacciones del monarca inglés. Sin embargo, el descrédito de Foliot era enorme después de todos estos turbulentos sucesos y ni siquiera el monarca se fiaba de él, temiendo un nuevo enfrentamiento como el que había mantenido con Becket. Desde su retorno a Inglaterra, en 1173, hasta su fallecimiento, en 1186, Foliot desempeñó un papel discreto en la política religiosa británica, sobre todo de apoyo espiritual a Enrique II ante las rebeliones de sus hijos y ante las guerras contra Francia.

Foliot fue un obispo austero, aunque elocuente, culto y educado, menos brillante que Becket y más comprometido con la monarquía al estar plenamente convencido de que la reforma eclesiástica debería caminar paralela al fortalecimiento de la autoridad regia, y no de manera independiente. Parte de sus ideas religiosas y, en especial, la controversia mantenida con Becket puede leerse en los numerosos materiales epistolares que se han conservado de Foliot, editados por un equipo de investigadores de la universidad de Cambridge durante los años 60 del siglo XX y que, como puede suponerse, constituyen una fuente documental de primer orden para la compleja historia de Inglaterra en el siglo XII.

Bibliografía

  • KNOWLES, D. The Episcopal Colleagues of Archbishop Thomas Becket. (Cambridge, Cambridge University Press, 1951).

  • MOREY, A. & BROOKE, C. The letters and Charters of Gilbert Foliot. (Cambridge, Cambridge University Press, 1967).

Enlaces en Internet

http://www.fordham.edu/halsall/source/grim-becket.html; Descripción de la vida de Tomás Becket escrita por su secretario y colaborador, Edward Grim. Es parte del repertorio de fuentes medievales de la neoyorquina Universidad de Fordham (en inglés).