Fisher, Geoffrey Francis. Barón de Lambeth (1887-1972).


Prelado anglicano, nacido en Nuneaton el 5 de mayo de 1887 y muerto en Sherborne (Dorset) el 15 de septiembre de 1972. Nonagésimo nono arzobispo de Canterbury, hombre de gran sentido ecuménico, fue el primer primado de Inglaterra que hizo una visita al Papa después de la Reforma.

Hijo del Reverendo Henry Fisher y de Catalina Richmond, siguió sus estudios en el colegio de Marlborough y Exeter College (Oxford) para ser ordenado sacerdote en la iglesia Anglicana en 1913. Fue profesor y director de la Repton School desde 1914 hasta 1932, año en que fue consagrado obispo de Chester, y luego de Londres, donde prestó sus servicios durante la Segunda Guerra Mundial. En 1945 fue consagrado arzobispo de Canterbury y Primado de Inglaterra. Ese mismo año era elegido presidente del Consejo Británico de Iglesias y en 1946, presidente del Consejo Mundial de las Iglesias. Especial resonancia en el ámbito interconfesional cristiano tuvo el viaje que realizó en 1960, durante el cual vistió al patriarca ortodoxo y a otros jefes de iglesias del Medio Oriente en Jerusalén; a Atenágoras I, Patriarca Ecuménico de la Iglesia Ortodoxa Griega, en Estambul, y al papa Juan XXIII en Roma, constituyéndose así en el primer arzobispo de Canterbury que visitaba a un papa desde el tiempo de la Reforma. En enero de 1961, presentó su renuncia ante la Reina y estableció su residencia en Trent (Dorset), donde siguió ejerciendo sus oficios ministeriales al servicio de las comunidades rurales. Al retirarse fue honrado con el título de barón de Lambeth. Pocos días antes de su muerte preparó un documento para un encuentro ecuménico en el Ampleforth College, en el cual expresaba su preferencia por un modelo de unión «federal». El documento tuvo eco en el papa Juan XXIII, quien comentó al leerlo: «Por ahora, corremos cada uno por caminos paralelos, pero miramos hacia adelante hasta que, con la ayuda de Dios, un día nuestros dos caminos se acerquen y se unan«. Fisher es recordado con admiración por su cordialidad personal, por su lúcida inteligencia, por su visión ecuménica y por su habilidad para el buen gobierno.

CCG