Alejandro Finisterre (1919-2007): El inventor del futbolín y su legado cultural
Alejandro Finisterre, nacido en 1919 en Fisterra (La Coruña), se convirtió en un personaje clave del siglo XX, no solo en la historia del exilio español, sino también en la cultura popular global gracias a su invención más conocida: el futbolín. Su vida estuvo marcada por eventos trascendentales que lo llevaron desde los campos de batalla de la Guerra Civil Española hasta ser reconocido como un innovador y poeta en diversos países. A lo largo de su vida, Finisterre dejó un legado profundo, no solo en el ámbito del juego, sino también en la poesía, la edición y la creación de colectividades culturales.
Orígenes y contexto histórico
Alejandro Campos Ramírez, conocido como Alejandro Finisterre, nació en Fisterra, un pequeño pueblo gallego, en 1919. Desde muy joven, su vida estuvo ligada a la cultura y la política. Se trasladó a La Coruña, donde completó sus estudios de Bachillerato, pero también se dedicó a trabajos humildes como albañil y en una imprenta. En este contexto, Finisterre comenzó a forjar sus primeros vínculos literarios y políticos, lo que lo llevó a fundar el periódico Paso a la Juventud, a través del cual expresó sus ideas y su pasión por la poesía. A lo largo de su vida, la poesía sería uno de los pilares fundamentales de su existencia.
Logros y contribuciones
La invención del futbolín
Una de las contribuciones más destacadas de Alejandro Finisterre al mundo fue su invención del futbolín, un juego que ha trascendido generaciones y fronteras. Durante la Guerra Civil Española, en 1936, cuando Finisterre solo tenía 17 años, fue víctima de un bombardeo en Madrid que lo dejó herido. Mientras se recuperaba en un hospital de Valencia, en colaboración con el carpintero Francisco Javier Altuna, ideó el futbolín, un juego inspirado en el fútbol, pero adaptado a las limitaciones del espacio y el clima. Su invención consistió en una mesa de madera con figuras giratorias que simulaban un partido de fútbol. Finisterre patentó este juego en 1937, lo que marca el inicio de su historia como inventor.
El futbolín, aunque inicialmente una simple solución a la falta de espacio para jugar al aire libre, pronto se convirtió en un fenómeno cultural. Con el tiempo, su popularidad creció, especialmente en los países europeos, y su evolución fue posible gracias a las mejoras en los materiales y en la tecnología aplicada en su fabricación. Hoy en día, el futbolín es un juego mundialmente reconocido, cuyo origen se debe al ingenio de Finisterre.
El pasahojas mecánico
Antes de la invención del futbolín, Finisterre ya había demostrado su creatividad e inventiva. Durante su convalecencia tras el bombardeo, desarrolló, junto con Francisco Javier Altuna, el pasahojas mecánico. Este dispositivo, que consistía en unas pinzas móviles accionadas por un pedal, ayudaba a una enfermera a pasar las páginas de su partitura mientras tocaba el piano. Aunque su invención no alcanzó la fama del futbolín, fue un reflejo de su capacidad para idear soluciones prácticas e innovadoras.
Exilio y vida en América
Tras la derrota republicana en la Guerra Civil Española, Alejandro Finisterre se vio obligado a exiliarse. Atraviesa los Pirineos a pie, llevando consigo poco más que la patente del futbolín, una lata de sardinas y un par de obras de teatro. Su destino fue Francia, donde en 1948 descubrió que su invención había sido comercializada sin su consentimiento. Gracias a la asesoría legal de la Asociación Internacional de Refugiados, Finisterre logró obtener una compensación económica, que utilizó para viajar a América. Este viaje lo llevó a Ecuador, donde retomó su trabajo como editor y poeta, además de fundar la revista Ecuador 0º0´0″, que se convirtió en un referente de la poesía latinoamericana.
En 1952, Finisterre se trasladó a Guatemala, donde perfeccionó su invento del futbolín. Guatemala, por su ubicación geográfica y su cercanía con el Canal de Panamá, se convirtió en el centro de operaciones de Finisterre. Allí, su invento comenzó a expandirse, impulsado por las rutas comerciales entre los océanos Atlántico y Pacífico. Durante su estancia en Guatemala, también tuvo la oportunidad de conocer al revolucionario Che Guevara. Sin embargo, la invasión del país por parte de Castillo Armas obligó a Finisterre a abandonar Guatemala y buscar refugio en México.
El futbolín en México y la lucha por los derechos
Ya en México en 1956, Finisterre fue testigo de cómo su invento fue pirateado sin que pudiera hacer nada al respecto. Las versiones del futbolín comenzaron a fabricarse sin respetar los derechos de autor y sin que él recibiera beneficio alguno. Esta situación fue dolorosa para él, pero no lo desanimó en su camino. En lugar de centrarse en la lucha por su invento, Finisterre se dedicó a la edición de libros de arte y a la obra de otros exiliados españoles. En México, reanudó su relación con León Felipe, con quien compartió ideales literarios y políticos, y con quien también colaboró en la creación de varios proyectos culturales.
Momentos clave en la vida de Alejandro Finisterre
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1936 – Queda sepultado bajo los escombros durante un bombardeo en Madrid, lo que marca un antes y un después en su vida.
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1937 – Patenta el futbolín, una invención que cambiaría la historia del entretenimiento en todo el mundo.
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1948 – Descubre que su invento del pasahojas fue comercializado sin su consentimiento, lo que le permite financiar su viaje a América.
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1952 – Llega a Guatemala, donde perfecciona su invento y lo difunde a nivel internacional.
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1956 – Se traslada a México, donde su invento es pirateado, pero se dedica a la edición y la creación de proyectos culturales.
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1970-1980 – Durante la Transición española, regresa a España y presencia la expansión del futbolín en la cultura popular.
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2007 – Fallece en Zamora, dejando tras de sí un legado tanto en la poesía como en el mundo del entretenimiento.
Relevancia actual
El impacto de Alejandro Finisterre trasciende su invención del futbolín. Su vida de resistencia y lucha en el exilio se convirtió en un símbolo de la perseverancia ante la adversidad. A pesar de los obstáculos, su creatividad y dedicación a la poesía y a la edición lo convirtieron en una figura esencial de la cultura española y latinoamericana. En la actualidad, el futbolín sigue siendo uno de los juegos más populares en bares y hogares de todo el mundo, y su invención sigue viva en cada partido jugado.
Además de su legado como inventor, Finisterre fue un ferviente defensor de la libertad cultural y un gran admirador de la poesía. Su trabajo en la creación de revistas y su apoyo a otros exiliados españoles demuestran su compromiso con la preservación del patrimonio cultural. La Fundación León Felipe, creada a partir de su gestión como albacea testamentario, es un testimonio de su dedicación al legado de su amigo y poeta, León Felipe.
El legado de Finisterre es un claro ejemplo de cómo la creatividad, la perseverancia y el amor por la cultura pueden trascender cualquier circunstancia. A través del futbolín, su invento más famoso, y su labor como editor y poeta, Alejandro Finisterre dejó una huella imborrable en la historia.
MCN Biografías, 2025. "Alejandro Finisterre (1919-2007): El inventor del futbolín y su legado cultural". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/finisterre-alejandro [consulta: 29 de septiembre de 2025].