Ángel Ferrant Vázquez (1890-1961): El escultor que rompió barreras entre la abstracción y el surrealismo

Ángel Ferrant Vázquez (1890-1961), un escultor vanguardista español, dejó una marca indeleble en la historia del arte contemporáneo gracias a su constante búsqueda de nuevas formas y materiales. Miembro fundador de la Escuela de Altamira, Ferrant evolucionó desde una escultura académica hacia la abstracción y el surrealismo, explorando las posibilidades de la cinética y el azar en sus obras. Su legado ha sido reconocido tanto en España como en el extranjero, con exposiciones que reflejan su innovador enfoque de la escultura.

Orígenes y contexto histórico

Nacido en Madrid el 1 de diciembre de 1890 en el seno de una familia de artistas, Ángel Ferrant fue hijo del pintor Alejandro Ferrant, quien influyó profundamente en su formación. Desde joven, mostró inclinación por las artes y comenzó sus estudios en la prestigiosa Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. La relación con su padre, un pintor académico, permitió a Ferrant acercarse al arte desde una perspectiva tradicional, pero su génesis como escultor lo llevaría a explorar nuevos horizontes más allá de los límites establecidos por la academia.

Durante la década de 1920, un periodo crucial para el arte europeo, Ferrant se trasladó a Barcelona, donde su obra tomaría un rumbo definitivo. Entre 1925 y 1935, residió en esta ciudad, participando activamente en el entorno artístico catalán, lo que le permitió conectar con las vanguardias plásticas de la época. Fue también en Barcelona donde ejerció la docencia en la escuela de Artes y Oficios, influenciando a generaciones de jóvenes artistas. Este periodo marcó un punto de inflexión en su obra, cuando comenzó a despojar su escultura de las formas tradicionales en favor de un enfoque más experimental.

La interacción de Ferrant con las corrientes vanguardistas, tanto en España como en sus viajes internacionales, fue fundamental para que su estilo evolucionara hacia formas de escultura más modernas. Fue en este contexto que se acercó a los movimientos surrealistas y futuristas, transformando su arte en un vehículo de exploración y experimentación.

Logros y contribuciones

A lo largo de su carrera, Ángel Ferrant desarrolló una serie de obras innovadoras que reflejan su afán por trascender los límites de la escultura tradicional. Una de sus mayores contribuciones fue la creación de los Grupos Ciclópeos, un conjunto escultórico que exploraba la abstracción a través de formas macroscópicas inspiradas en monumentos prehistóricos. Estas obras, realizadas en piedra, no solo desafiaban las convenciones del arte contemporáneo, sino que también introducían una estética que rozaba el surrealismo, invitando al espectador a una reflexión más profunda sobre la naturaleza y el tiempo.

Ferrant también fue pionero en la utilización de materiales no convencionales para la escultura, experimentando con el hierro y la madera en series de obras que desafiaban las normas de su tiempo. En la década de 1950, su serie Tableros Cambiantes, compuesta por esculturas móviles en madera, puso de manifiesto su fascinación por el azar y la interacción dinámica entre los elementos. Estas obras, cuyo diseño permitía que sus partes se reconfiguraran, proponían una escultura en constante cambio, una obra que evolucionaba en función del movimiento y la disposición de sus componentes.

Su trabajo en este campo lo llevó a desarrollar lo que él denominó la “escultura infinita”, una de sus principales preocupaciones artísticas, en la que se fusionaban las ideas de la abstracción, la cinética y el surrealismo. A través de sus investigaciones, Ferrant consiguió distanciarse de la concepción rígida de la escultura y abrir el camino hacia una forma de arte más flexible y abierta.

Momentos clave de su carrera

Durante la década de 1940, Ángel Ferrant consolidó su estatus como uno de los principales exponentes de la escultura contemporánea. En este período, produjo sus conocidos Grupos Ciclópeos, una serie de obras que fueron influidas por su observación de monumentos megalíticos y estructuras prehistóricas. Este interés por la monumentalidad se reflejó en sus trabajos, donde las formas duras y robustas del material contrastaban con la fluidez de las formas abstractas que intentaba capturar.

En la década de 1950, Ferrant comenzó a experimentar con el objeto encontrado, un concepto heredado del surrealismo. Incorporando elementos cotidianos y aparentemente sin valor, el escultor les otorgaba nueva vida al dotarlos de significados distintos y provocadores. Además, fue en estos años cuando comenzó a trabajar con el hierro, explorando sus posibilidades en la creación de esculturas cinéticas que, a diferencia de las de Alexander Calder, no estaban destinadas a moverse siguiendo una estructura predefinida, sino que dependían del azar y del movimiento del espectador.

El reconocimiento internacional de Ferrant llegó en 1955, cuando participó en la III Bienal Hispanoamericana de Barcelona, obteniendo distinciones por su obra. Esta visibilidad internacional se consolidó en 1960, cuando recibió una mención especial en la XXX Bienal de Venecia. Estos logros no solo lo consolidaron como un referente en el arte vanguardista, sino que también destacaron la singularidad de su visión artística.

Relevancia actual

A pesar de que Ángel Ferrant falleció en 1961, su legado sigue siendo relevante en el panorama del arte contemporáneo. En 1999, el Museo Nacional Reina Sofía le dedicó una importante exposición retrospectiva, donde se exhibieron 119 de sus esculturas y 148 de sus dibujos. Esta muestra reveló la amplitud de su producción artística y permitió al público redescubrir la riqueza de su obra, que sigue siendo objeto de admiración y estudio en el ámbito artístico.

La exposición, celebrada en el Palacio del Cristal del Retiro en Madrid en 1983, fue un hito en la recuperación de su figura, presentando una selección de sus obras iniciales, los Grupos Ciclópeos, así como sus innovadores objetos encontrados y sus enigmáticos maniquíes, esculturas realizadas en madera y acero que continúan fascinando por su capacidad para transmitir una sensación inquietante y profunda.

Hoy en día, su influencia sigue presente en el trabajo de escultores contemporáneos que exploran la relación entre el movimiento, el azar y la transformación de los materiales. El concepto de «escultura infinita» y la experimentación con materiales como el hierro y la madera siguen siendo puntos de referencia en el estudio de la escultura moderna.

El impacto de su obra trasciende fronteras, y su enfoque en la abstracción y la cinética ha dejado una huella duradera en la evolución de la escultura contemporánea.

Bibliografía

CIRICI-PELLICER, ALEXANDRE. Ángel Ferrant, escultura. (Barcelona. Museo de Arte Contemporáneo, catálogo de la exposición, 1961).

FERRANT VÁZQUEZ, ÁNGEL. Ante una escultura infinita. (Madrid, Arte de Hoy, 1960).

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Ángel Ferrant Vázquez (1890-1961): El escultor que rompió barreras entre la abstracción y el surrealismo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ferrant-vazquez-angel [consulta: 18 de octubre de 2025].