Enrique I, Rey de Francia (1011-1060).
Rey de Francia nacido hacia el 1008 y muerto en Vitry-aux-Loges, en las proximidades de Orleans, el 4 de agosto de 1060. Era el segundo hijo de Roberto II el Piadoso y de Constanza de Arlés, por tanto, nieto de Hugo Capeto y el tercer monarca de la dinastía Capeto en ocupar el trono de Francia. Constanza de Arles hizo todo lo posible para que el menor de sus tres hijos, Roberto, fuese el heredero al trono de Francia, incluso declaró la guerra a sus dos hijos mayores, Hugo y Enrique, pero no pudo conseguirlo debido a que el propio Roberto renunció a la corona y se contentó con el ducado de Borgoña. En el 1031 a la muerte de Roberto II, Enrique subió al trono de Francia.
Entre el 1002 y el 1016 Roberto II mantuvo una serie de importantes enfrentamientos contra los nobles del reino, tras los cuales la posición del monarca salió favorecida y el importante ducado de Borgoña pasó a formar parte de las posesiones de la Casa Real. En el 1017 el ducado de Borgoña fue concedido como feudo a su hijo Enrique, mientras que Hugo era asociado al trono de Francia. Cuando el 7 de septiembre de 1025 falleció el primogénito de Roberto II, Hugo, Enrique fue declarado como heredero al trono y el ducado de Borgoña pasó a manos del rey lo que propició el desacuerdo de la reina Constanza y una alianza entre Enrique y su hermano Roberto para derrocar a su padre. En el 1030 Roberto II fue derrotado por sus propios hijos, pero antes de morir, ese mismo año, logró hacer las paces con ellos y repartir la herencia. Enrique fue proclamado rey y Roberto duque de Borgoña. Otras fuentes niegan esta reconciliación final entre padre e hijos y hacen de la donación de Borgoña a Roberto uno de los primeros actos del gobierno de Enrique I.
En el 1033 logró someter definitivamente a su madre con la que había estado guerreando desde la muerte de su padre. Ese mismo año Enrique I hizo su primer intento de contraer matrimonio con una princesa de la casa Imperial; concertó su matrimonio con Matilde, la hija del emperador Conrado II. Este matrimonio nunca llegó a celebrarse debido a la prematura muerte de la princesa. Probablemente en este mismo año de 1033 o en el siguiente, Enrique I declaró la guerra a Eudes conde de Campaña el cual había estado apoyando a la reina Constanza. Eudes era uno de los nobles más importantes del reino, hasta el punto de que sus posesiones podían ser compradas con las del propio rey; poseía los condados de Champaña, Brie, Blois, Chratres y Tours. Enrique I conquistó la mitad de Sens, pero tuvo que ceder el Vexin francés a Roberto el Diablo, el cual posteriormente lo cedería a su hijo Guillermo I, rey de Inglaterra.
Cuando en 1037 falleció Eudes de Champaña, Enrique I trató de desposeer a sus hijos y hacerse con el control de las tierras de Eudes, para lo que no dudó en detener y matar a los legítimos herederos. En 1043 concertó su matrimonio con Matilde, la sobrina del emperador alemán Enrique III. Cuando en el 1049 se celebró el Concilio de Reims, convocado por León IX, Enrique I dejó clara su postura sobre la independencia del clero francés con respecto a Roma y los derechos del poder real frente a la Santa Sede.
A partir de 1047 Francia y Normandía vivieron en un continuo estado de guerra, debido a los enfrentamientos fronterizos y a las disputas personales entre el rey de Francia Enrique I y el duque de Normandía y rey de Inglaterra Guillermo el Conquistador. El valle de Aose, que servía de frontera a ambos estados, se convirtió en el principal teatro de operaciones.
En 1051 Enrique I contrajo nuevo matrimonio, esta vez con Ana de Rusia, hija del Gran Duque de Kiev, Iaroslav. De este enlace nacieron Felipe (el futuro Felipe I), Roberto, que murió siendo niño, y Hugo que fue conde de Vermandois. Dos años más tarde Enrique I formó una formidable liga contra Guillermo I, en dicha liga participaban los señores de Borgoña, Auvernia, Champaña, Aquitania y Gascuña, es decir, prácticamente la totalidad de los grandes señores de Francia a excepción de Guillermo de Normandía. Pese a los éxitos iniciales de la liga, Guillermo logró recuperarse y en el 1056 los derrotó en Mortemar, lo que obligó a Enrique I a firmar la paz.
El año de 1056 no fue bueno para Enrique I, ya que a la derrota de Mortemar hay que añadir el duro conflicto que Enrique I sostuvo contra el emperador Enrique III a propósito de la Lorena, territorio este que se encontraba en manos del emperador pero que tradicionalmente había pertenecido a Francia. Este conflicto llegó al extremo de que el emperador retó a duelo al rey de Francia, y según las crónicas alemanas, el rey francés huyó durante la noche con todo su séquito para no hacer frente al desafío.
En 1057 se rompió la paz entre el rey de Francia y el duque de Normandía, cuando el primero se apoderó de Soissons. Al año siguiente el rey invadió Normandía pero su avance fue detenido en Varaville. En el año de 1059 Felipe I fue consagrado como sucesor al trono de Francia, y al año siguiente se firmó la paz con Normandía. Cuando el 4 de agosto de 1060 Enrique I falleció su hijo fue nombrado rey y se creó un consejo de regencia dirigido por la reina Ana y por Balduino, conde de Flandes. Pese a la imagen tradicional de apatía, Enrique I fue un rey guerrero que participó en numerosos combates y que unió a la corona el condado de Sens, instituyó en Francia la dignidad de condestable y supo mantener a raya a los nobles del reino.