Egües de Baumont (ca. 1600-1664).


Político colombiano, nacido en el 1600 en Sevilla y muerto en Bogotá en 1664. Presidente de Capa y Espada del Nuevo Reino de Granada, restableció el orden colonial en dicho territorio tras los enfrentamientos que habían protagonizado el visitador Juan Cornejo y el presidente Pérez Manrique.

Nacido en Sevilla en el seno de una familia nobiliaria de origen navarro y francés, ingresó desde joven en el servicio del rey. Se casó con doña Teresa Federigui, con la que tuvo cuatro hijos, todos ellos seguidores de la tradición familiar; Diego fue caballero de la Orden de Santiago.

El cronista Flórez de Ocáriz describe así el historial profesional de Baumont: «Paje del rey, corregidor de Cochabamba, en el Perú; capitán entretenido y de Infantería en la Carrera de Indias, almirante general de la Flota de la Nueva España, veedor general de las Armadas y Galeras de España y gobernador de la Armada Real más de tres años, por ausencia del duque de Albuquerque al virreinato de México, (y) consejero del Consejo y Contaduría mayor de Hacienda«.

Durante el desempeño de este último cargo fue nombrado gobernador y capitán general del Nuevo Reino de Granada y presidente de la Audiencia de Santa Fe el 25 de junio de 1661. Embarcó para Indias y llegó a Cartagena el 2 de octubre del mismo año. Allí encontró desterrados de Santa Fe al visitador Juan Cornejo, que había promovido graves incidentes durante la presidencia anterior y a quien el Consejo le había ordenado reponer en su cargo. Evitó su compañía, no obstante, para que no se le relacionara con lo sucedido y emprendió viaje a Bogotá, donde entró el 2 de febrero siguiente con el ceremonial acostumbrado.

El gobierno de Egües fue un verdadero alarde de prudencia, energía y habilidad política, con los que consiguió evitar un verdadero alzamiento, ya que los neogranadinos estaban muy exaltados y enfrentados en dos bandos. Detuvo al expresidente Pérez Manrique, le confiscó sus bienes y lo envió a España, vía Cartagena, junto con el oidor Diego Baños y Sotomayor, a quien impuso un nuevo cargo por haber abusado de los indios y estar involucrado en negocios turbios. En cumplimiento de la cédula de 25 de junio de 1661 tuvo que enviar igualmente a España a los doctores Lucas Fernández de Piedrahita (el famoso cronista), al padre Cugía y a cinco religiosos, implicados en predicaciones contra la Audiencia por defender los fueros eclesiásticos durante el gobierno predecesor. Cugía acababa de ser elegido Provincial de los jesuitas y Egües le autorizó visitar Quito antes de emprender el regreso a España, por lo que fue amonestado posteriormente. Por si todo esto fuera poco, tuvo que cumplir la orden de reponer a Cornejo. Lo hizo el 27 de febrero de 1662 ante el Real Acuerdo, leyendo la cédula real que se lo mandaba, besándola y poniéndola sobre su cabeza, como era preceptivo. Todo este enredo colonial terminó mejor de lo que era de esperar, pues todos los acusados fueron luego declarados inocentes por el Consejo de Indias, pero al cabo de bastante tiempo, como era usual. Obvia decir que Cornejo fue obligado a terminar rápidamente su interminable visita para evitar nuevos conflictos.

Egües fomentó las obras públicas, cuidó el progreso de la minería y mejoró las defensas portuarias. En la capital virreinal mandó construir la carnicería y los puentes sobre los ríos San Agustín, San Francisco y San Victorino. Para mejorar las misiones promovió una junta de Propaganda Fide que estudió y propuso soluciones para mejorar la labor de los doctrineros que trabajaban en los llanos y en las provincias de Mérida y Pamplona. Entre los aspectos militares destacaron la resolución de las rebeliones de los indios de Pasto y la recuperación de la isla de Santa Catalina. Lo primero afectó a muchas parcialidades indígenas de las regiones del sur, como los andaquíes, tamas y charguajes, que habían arruinado las minas del Caquetá y amenazado la villa de Agreda de Mocoa. Fueron sometidas mediante el envío de tropas al mando del capitán Fernán Pérez de Ruales. Lo segundo tuvo enorme trascendencia, pues los filibusteros Mansveldt y Morgan hablan ocupado dicha isla desde 1660 con intención de convertirla en otra guarida filibustera semejante a Jamaica. La recuperación de Santa Catalina fue obra en realidad del gobernador de Panamá Juan Pérez de Guzmán que envió una fuerza de infantería y recobró la isla, donde se dejó una pequeña guarnición. Egües falleció de forma imprevista en Bogotá el 25 de diciembre de 1664, ante la consternación de sus gobernados, que habían gozado al fin de un período de paz y prosperidad tras muchos de agitación y mal gobierno.

Bibliografía

  • FLOREZ DE OCARIZ, J. Genealogía del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Editorial Kelly, 1955.

  • GROOT, J. M. Historia eclesiástica y civil de la Nueva Granada. Bogotá, M. Rivas, 1889.

  • ORTIZ, S. E. Nuevo Reino de Granada, Real Audiencia y Presidentes. Bogotá, Historia Extensa de Colombia, Editorial Lerner,1966.

MLS