Durkheim, Émile (1858-1917). El filósofo y sociólogo que revolucionó las ciencias sociales

Émile Durkheim, nacido en 1858 en Francia, se erige como uno de los pilares fundamentales de la sociología moderna. Su legado intelectual perdura hasta el día de hoy, transformando la manera en que entendemos la relación entre el individuo y la sociedad. Su obra abarca desde la filosofía hasta la sociología, y su capacidad para sistematizar conceptos fundamentales de la sociedad ha dejado una huella imborrable en el campo académico. Su muerte, ocurrida en 1917, marcó el final de una era en la que las ciencias sociales dieron un paso definitivo hacia la comprensión profunda de las estructuras que definen la vida humana. Este artículo explora su vida, su obra y su influencia en la sociología contemporánea.

Orígenes y contexto histórico

Émile Durkheim nació en una familia judía de clase media en la ciudad de Épinal, en el noreste de Francia. Desde temprana edad, mostró una gran capacidad intelectual, lo que lo llevó a ingresar a la prestigiosa École Normale Supérieure de París. Fue allí donde comenzó a formarse como filósofo y sociólogo, dedicando sus estudios a las ideas de la religión, la moral y la sociedad. En sus primeros años, Durkheim fue profundamente influenciado por el pensamiento positivista y las ciencias naturales, especialmente por la idea de que las ciencias sociales debían seguir un enfoque similar al de las ciencias naturales.

Su carrera académica lo llevó a enseñar en varias instituciones, comenzando como profesor agregado de filosofía en la Universidad de Burdeos y más tarde en París. Fue durante este período cuando Durkheim consolidó sus primeras grandes ideas, las cuales marcarían la pauta para su futura producción académica.

La división del trabajo social y la solidaridad

Uno de los temas más importantes en la obra de Durkheim es la relación entre el individuo y la colectividad, tema que abordó en su influyente tesis doctoral, La división del trabajo social (1893). En este libro, Durkheim analiza cómo se genera el consenso en una sociedad y cómo las formas de integración social se desarrollan en función de la complejidad de esa sociedad. A partir de este análisis, Durkheim distingue dos tipos de solidaridad: la solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica.

  1. Solidaridad mecánica: Es característica de las sociedades primitivas, donde los individuos tienen roles similares y la cohesión social se basa en la uniformidad de los valores y creencias. En este tipo de sociedades, las relaciones entre los individuos son más directas, y la conciencia colectiva tiene un peso fundamental.

  2. Solidaridad orgánica: Aparece en sociedades más complejas, como las modernas, donde los individuos ocupan diferentes roles y tienen una mayor diferenciación social. La cohesión social no depende de la uniformidad, sino de la interdependencia que existe entre los diversos roles que desempeñan los individuos.

Para Durkheim, la sociedad no es una simple suma de individuos, sino un ente que moldea y determina la acción individual. En este sentido, la sociedad no es el producto del individuo, sino que el individuo es un producto de la sociedad.

El suicidio: un estudio sobre la disfunción social

En su obra El suicidio (1897), Durkheim se adentra en un tema controvertido y profundamente humano: el suicidio. En este libro, analiza las tasas de suicidio en diferentes contextos sociales y establece una clasificación que le permite explorar cómo las disfunciones sociales pueden influir en la decisión de un individuo de acabar con su vida.

Durkheim distingue tres tipos de suicidio:

  1. Suicidio egoísta: Sucede cuando el individuo se siente aislado de su grupo social, experimentando una falta de integración y una desconexión emocional de la sociedad. Este tipo de suicidio está relacionado con una carencia de apoyo social y una baja cohesión en la comunidad.

  2. Suicidio altruista: Es aquel en el que el individuo se sacrifica por el bien del grupo, ya sea por un ideal o por un sentido del deber hacia la colectividad. Durkheim lo ve como un suicidio impulsado por un exceso de integración, donde el individuo se ve en la necesidad de anteponer los intereses del grupo a los propios.

  3. Suicidio anómico: Este tipo de suicidio está relacionado con la falta de regulación social. En una sociedad de competencia extrema y con cambios rápidos, el individuo puede sentirse desorientado, incapaz de encontrar un equilibrio. La ausencia de normas claras y estables genera un vacío normativo que impulsa al individuo hacia la desesperación.

Durkheim sostiene que la única forma de prevenir el suicidio es lograr una mayor integración social y garantizar un equilibrio entre la libertad individual y las normas sociales.

Las formas elementales de la vida religiosa

En 1912, Durkheim publica Las formas elementales de la vida religiosa, un estudio profundo sobre las religiones y su relación con la sociedad. Durkheim sostiene que la religión es, en esencia, una forma simbólica de los intereses sociales y morales. Para él, la religión cumple una función esencial en la integración social, ya que establece lo que es sagrado y lo que es profano, delimitando las normas que rigen la convivencia humana.

En este trabajo, Durkheim realiza un análisis comparativo de las religiones, señalando que todas las religiones, sin importar su contexto cultural, comparten una estructura común basada en la división del mundo en dos esferas: lo sagrado y lo profano. La religión, según Durkheim, no solo refleja las creencias de un grupo, sino que también refleja su organización social.

Las reglas del método sociológico

En Las reglas del método sociológico (1895), Durkheim establece los principios fundamentales para el estudio de la sociedad desde una perspectiva científica. En este libro, Durkheim sostiene que la sociología debe ser una disciplina rigurosa, comparable a las ciencias naturales, y que debe estudiar los hechos sociales de manera objetiva, como cualquier fenómeno natural.

Este enfoque sistemático de Durkheim es fundamental para el desarrollo de la sociología como una disciplina académica independiente. A lo largo de su carrera, Durkheim trabajó incansablemente para consolidar una sociología que pudiera explicar las estructuras sociales y sus dinámicas de manera científica.

Relevancia actual

El pensamiento de Émile Durkheim sigue siendo una influencia fundamental en la sociología contemporánea. Su enfoque sobre la relación entre el individuo y la colectividad, sus teorías sobre la solidaridad y el consenso social, y su análisis de las disfunciones sociales continúan siendo un punto de referencia para estudios sociológicos y filosóficos.

En el contexto actual, donde las sociedades siguen enfrentando retos relacionados con la cohesión social, la integración de individuos marginados y las tensiones generadas por las desigualdades sociales, las ideas de Durkheim ofrecen herramientas valiosas para entender estos fenómenos. Además, su concepto de la «sociedad como un ente autónomo» resuena en debates sobre el papel del Estado, la moral colectiva y el bienestar social.

Obras destacadas de Émile Durkheim

  • La división del trabajo social (1893)

  • El suicidio (1897)

  • Las formas elementales de la vida religiosa (1912)

  • Las reglas del método sociológico (1895)

Las contribuciones de Durkheim a la sociología son incontables, y su capacidad para integrar la filosofía con el análisis social lo convierte en una figura indispensable en la historia del pensamiento moderno. Su legado no solo ha perdurado en la academia, sino que sigue influyendo en la forma en que entendemos las relaciones humanas y las estructuras sociales.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Durkheim, Émile (1858-1917). El filósofo y sociólogo que revolucionó las ciencias sociales". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/durkheim-emile [consulta: 10 de julio de 2025].