Doyle, Sir Arthur Conan (1859-1930).


Novelista británico, nacido en Edimburgo en 1859, y muerto en Crowborough (Sussex) en 1930. Es el creador de dos personajes universales dentro de la literatura de género policíaco: el detective Sherlock Holmes y su inseparable ayudante, el doctor Watson.

Vida y obra.

Nacido en el seno de una familia católica de origen irlandés, estudió medicina en la Universidad de Edimburgo y ejerció como facultativo en Southsea (Porysmouth), entre 1882 y 1890. Allí escribió su primera novela, A study in scarlet (Un estudio en escarlata), que, publicada en 1887, le reportó tal fama que le inclinó a dedicarse profesionalmente a la literatura. En ella aparecen sus dos grandes personajes, Holmes y Watson, convertidos a partir de entonces en los protagonistas de una larga serie de novelas policíacas. Empero, no quiso renunciar a su profesión médica, que siguió desarrollando en el ejército británico durante las guerras del Sudán (1898) y de los bóers (1899-1902).

La serie detectivesca de Sherlock Holmes, además del título ya reseñado, incluye los relatos The sign of four (El signo de los cuatro, 1890), The adventures of Sherlock Holmes (Las aventuras de Shelock Holmes, 1892), The memoirs of Shelock Holmes (Las memorias de Sherlock Holmes, 1894), The hound of the Baskerville (El perro de los Barskerville, 1902), The return of Sherlock Holmes (El regreso de Sherlock Holmes, 1905), y The casebook of Sherlock Holmes (Los recuerdos de Sherlock Holmes, 1927). No le fue fácil a Conan Doyle deshacerse de su héroe, ya que las exigencias de los lectores le obligaban a pergeñar continuas reapariciones, hasta el punto de que hubo de resucitarlo en una ocasión.

En 1902, Arthur Conan Doyle fue ennoblecido con el título de Sir. A partir de 1908 se instaló en Crowborough, desde donde emprendió numerosos viajes que le permitieron conocer casi todo el mundo. Las circunstancias precursoras de la Primera Guerra Mundial -en la que luego habría de intervenir como soldado raso- despertaron en el novelista una ferviente curiosidad por todos los aspectos relacionados con el espiritismo. Esta nueva pasión orientó a partir de entonces el cauce de su obra literaria, dedicada a la ciencia ficción y a otros temas visionarios, como los plasmados en The lost world (El mundo perdido, 1912), y The poison belt (El cinturón envenenado, 1913).

Sir Arthur Conan Doyle, autor de algunos cuentos y otros escritos dramáticos menores, publicó también novelas históricas como Micah Clarke (1889), The exploits of brigadier Gerard (Las hazañas del brigadier Gerard, 1895), Rodney Stone (1896) y Sir Nigel (1906). Además, escribió una obra histórica sobre la Guerra de los Boérs (The great boer war, 1900), y una Historia del espiritismo (History of spiritualism, 1926).

Sherlock Holmes.

El personaje universal creado por Arthur Conan Doyle aportó al género detectivesco un método de análisis racional basado enteramente en la deducción, que pretendía eliminar -y en la ficción, de hecho, lo consigue- cualquier posibilidad de azar. Sherlock Holmes reconstruye con lógica impecable los casos más enrevesados, haciendo alarde de una agudeza psicológica capaz de penetrar en la personalidad más escondida de cualquier criminal. Como contrapunto a este ensimismamiento racional de Holmes, su ayudante Watson -convertido, por un artificio narrativo del autor, en el cronista de la vida del detective- aporta la perplejidad natural del ciudadano medio, que asiste admirado a la brillante concatenación de deducciones lógicas que se escapan al alcance del sentido común.

La afinada interpretación de algunos críticos literarios quiso ver, además, en las novelas detectivescas de Doyle una severa crítica hacia los métodos empleados por la policía británica, y una burla de los paupérrimos resultados que se derivaban de sus rudimentarias técnicas de investigación. No hay que olvidar, al respecto, que Sherlock Holmes no es más que un detective aficionado, ajeno por completo a la pesada maquinaria de la policía oficial.