Bette Davis (1908–1989): La Dama de la Gran Pantalla y su Imparable Ascenso en Hollywood
Introducción: Un Comienzo Difícil y Prometedor
Bette Davis, nacida como Ruth Elisabeth Davis el 5 de abril de 1908 en Lowell, Massachusetts, es sin duda una de las actrices más emblemáticas y complejas del cine estadounidense. Desde su juventud, Davis mostró una vocación inquebrantable por el arte dramático. Su formación comenzó a una edad temprana con estudios de ballet y actuación bajo la tutela de John Murray. Aunque su belleza no encajaba con los ideales de la época, su talento dramático se fue destacando progresivamente. Su pasión por el arte escénico la llevó a debutar en Broadway, donde llamó la atención de los ejecutivos de la Universal Pictures, lo que le permitió firmar su primer contrato con un estudio importante.
Inicios en el Cine y Luchas con la Industria
Primeras Experiencias y Frustraciones en la Universal
El camino de Bette Davis en el cine no fue fácil. A pesar de haber comenzado con un debut en la pantalla grande con la película Bad Sister (1931), la crítica no acogió bien su actuación y el estudio Universal no quedó satisfecho con su trabajo. Además, el físico de Davis, que poseía una belleza enigmática, no se ajustaba a los cánones de belleza convencionales de la época, lo que hizo que inicialmente fuera rechazada por la industria. Aunque su presencia era única, no se consideraba la típica estrella de Hollywood. A pesar de este comienzo difícil, Davis no se rindió, y su perseverancia comenzó a dar frutos poco a poco.
El Contrato con Warner Bros. y los Primeros Papeles Importantes
Tras su paso por Universal, Davis se unió a la Warner Bros., un estudio que la acogió a pesar de que no parecía estar hecha a medida para los papeles convencionales que se ofrecían a las estrellas femeninas. A pesar de que la calidad de las películas en las que intervino durante los primeros años fue mediocre, su trabajo fue lo que destacó, especialmente en películas como 20.000 años en Sing-Sing (1932) y Cautivos del deseo (1934). Fue en este periodo cuando Davis desarrolló una reputación como una de las actrices más talentosas de Hollywood. La película Peligrosa (1935) de Alfred E. Green, por la que Davis obtuvo su primer Oscar, marcó el comienzo de su consolidación en la industria. Aunque en su carrera temprana, Hollywood intentó encasillarla en ciertos papeles, Davis se destacó por su capacidad para ofrecer interpretaciones complejas y profundas.
La Falsa Promesa de “Lo que el viento se llevó”
Durante esta etapa, se llegó a especular que Bette Davis sería la protagonista de la mítica Lo que el viento se llevó (1939). Sin embargo, esta posibilidad resultó ser una estratagema de los productores para hacerla trabajar en un film más flojo, pues la idea era que Davis aceptara una película mediocre para poder garantizar su participación en un proyecto de mayor renombre. Aunque esta maniobra resultó un tanto frustrante, Davis siguió siendo una actriz muy solicitada, conocida por su versatilidad y su pasión en cada uno de sus roles.
Consolidación como Estrella en los Años 30 y 40
La Mujer Fuerte y Controvertida en el Cine de los 30
La década de 1930 se convirtió en una etapa clave para Bette Davis, cuando su carrera se consolidó en Hollywood. Su capacidad para interpretar papeles de mujeres fuertes, apasionadas y a menudo desafortunadas la convirtió en una de las figuras más poderosas del cine. En este periodo, trabajó en algunas de las películas más influyentes de su carrera, como Jezabel (1938), que le valió su segundo Oscar, y Amarga victoria (1939). En Jezabel, Davis interpretó a una mujer que lucha por mantener el control sobre su vida en un contexto social que limita las oportunidades para las mujeres. Estos papeles reforzaron su imagen como una actriz capaz de transmitir gran intensidad emocional y profundizar en la psicología de sus personajes.
El Auge en los 40 y la Fundación de su Productora
A medida que avanzaba la década de los 40, Bette Davis consolidó su estatus de estrella y se dedicó a la construcción de una imagen más sólida. Sus interpretaciones en melodramas como La carta (1940) y La loba (1941) la mostraron como una mujer fuerte, decidida y con una intensidad dramática única. Sin embargo, en esta época también se dio un paso significativo en su carrera: la fundación de su propia productora. Aunque esta iniciativa fue un reflejo de su deseo de mayor control creativo sobre sus proyectos, no tuvo el éxito esperado, lo que comenzó a generar cierta preocupación sobre su futuro en el cine.
El Desafío de los Años 40: Fracaso Comercial y Cambio de Dirección
A pesar de la calidad de sus papeles en estos años, la popularidad de Davis comenzó a descender a partir de 1946, ya que no encontraba roles adecuados para su talento. El paso de los años y la aparición de nuevas generaciones de actrices parecían haber dejado a Davis un tanto relegada. Sin embargo, esta situación no fue un obstáculo para la actriz, que seguiría luchando por mantenerse relevante y ser respetada por su indiscutible talento.
El Regreso al Cine en los Años 50
Interpretaciones Icónicas en el Cine de la Postguerra
A pesar de que su popularidad experimentó un descenso en la década de 1940, Bette Davis nunca dejó de luchar por mantener su estatus de estrella. Los años 50 marcaron un periodo de reinvención en su carrera, especialmente con su participación en una de las películas más importantes de la historia del cine: Eva al desnudo (1950), dirigida por Joseph L. Mankiewicz. Esta película mostró los entresijos del mundo teatral en los Estados Unidos, y la actuación de Davis como una actriz envejecida, egoísta y manipuladora, le permitió demostrar una vez más su extraordinario talento para dar vida a personajes complejos. Su papel en Eva al desnudo fue tan aclamado que la crítica y el público reconocieron en ella a una de las intérpretes más brillantes de la época. La película se convirtió en un éxito de taquilla y consolidó a Davis como una actriz de renombre en un momento en que muchos de sus compañeros de generación habían comenzado a desaparecer del radar.
El Declive de la Carrera y la Búsqueda de Nuevos Papeles
A pesar de sus logros en la década de los 50, los años siguientes se vieron marcados por un cierto estancamiento en la carrera de Davis. En busca de nuevos proyectos y de una mayor visibilidad, la actriz aceptó papeles que, aunque no eran de la misma calidad que sus producciones anteriores, le otorgaron la oportunidad de seguir en el cine. La participación de Davis en películas de menor presupuesto y en papeles secundarios no detuvo su dedicación al arte de la actuación, pero la industria comenzó a girar hacia nuevas caras y estilos más modernos.
La Reinvención en el Cine de los 60
En la década de 1960, Bette Davis vivió una de las etapas más interesantes de su carrera, ya que se embarcó en una serie de papeles que desafiarían tanto su imagen como su capacidad actoral. Durante esta época, comenzó a recibir propuestas de papeles más oscuros y macabros, lo que le permitió continuar mostrando la versatilidad que había caracterizado su carrera desde sus inicios. Fue en este período cuando Davis protagonizó una de las películas más icónicas y recordadas de su carrera: ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), dirigida por Robert Aldrich. Esta película de horror psicológico, en la que Davis compartió pantalla con Joan Crawford, se convirtió en un fenómeno cultural. La historia de dos hermanas envejecidas, atrapadas en una espiral de resentimiento y locura, fue un reflejo perfecto de la habilidad de Davis para meterse en la piel de personajes extremadamente complejos y perturbadores.
El éxito de ¿Qué fue de Baby Jane? no solo revivió su carrera, sino que también le permitió ganarse una nueva generación de seguidores, especialmente en el género de terror y cine de suspenso. Su papel como la cruel y desquiciada hermana de Joan Crawford la hizo merecedora de elogios, y la película se convirtió en un clásico de culto. El siguiente paso en su carrera en esta década sería Canción de cuna para un cadáver (1964), otra película de suspenso dirigida por Aldrich, que la consolidó como una de las grandes figuras del cine de terror.
La Última Etapa de su Carrera y la Muerte
Proyectos en Televisión y Últimos Trabajos Cinematográficos
Con el paso de los años, Bette Davis continuó su carrera en el cine y la televisión, aunque ya no con la misma frecuencia que en su apogeo. A partir de los años 70, Davis participó en varias producciones televisivas, destacando especialmente su trabajo en series y películas para la pequeña pantalla. Entre sus proyectos más notables se encuentran El mundo extraño de Madame Sin (1972) y A Salute to Bette Davis (1977), un especial de televisión que celebraba su carrera. Aunque ya en esta etapa de su vida se encontraba alejada del cine de gran presupuesto, Davis continuó siendo un nombre respetado, sobre todo gracias a su presencia en la televisión y en obras como Strangers: The Story of a Mother and Daughter (1979).
Sin embargo, a pesar de los intentos por mantenerse en la vanguardia, el cine de los 80 fue mucho más desafiante para una actriz de su edad. Su participación en Las ballenas de agosto (1986), dirigida por Lindsay Anderson, fue uno de sus últimos trabajos destacados. La película, que trataba sobre la reflexión sobre la vida y la muerte, no obtuvo el reconocimiento popular que merecía, pero fue un testamento del talento atemporal de Davis.
En los últimos años de su vida, Davis vivió en Neuilly-sur-Seine, cerca de París, donde finalmente fallecería el 6 de octubre de 1989, a los 81 años, dejando atrás un legado cinematográfico imborrable. Su carrera fue extensa, llena de altibajos, pero siempre caracterizada por una pasión y dedicación por la actuación que la hicieron inolvidable.
Reflexión Final sobre su Legado
Bette Davis sigue siendo un símbolo indiscutible de la edad dorada de Hollywood. Su legado perdura no solo por su talento excepcional, sino también por su capacidad para desafiar las normas de belleza y la feminidad de la época, convirtiéndose en una de las figuras más poderosas y controversiales del cine. En sus propias palabras: «Me encanta que mi nombre preceda al título de la película», un reflejo de su incansable deseo de estar en el centro de la acción y de su dominio absoluto del arte dramático. Aunque sus interpretaciones a veces robaron la atención hasta el límite de la sobreactuación, nadie puede negar la magnitud de su impacto en la industria cinematográfica. La Davis es, sin duda, una de las referentes más grandes de la historia del cine, un icono del siglo XX que, más allá de los premios y reconocimientos, se mantuvo fiel a sí misma y a su amor por la actuación.
MCN Biografías, 2025. "Bette Davis (1908–1989): La Dama de la Gran Pantalla y su Imparable Ascenso en Hollywood". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/davis-bette [consulta: 17 de octubre de 2025].