Cossío, Manuel Bartolomé (1858-1935).
Pedagogo y profesor universitario español, fiel continuador de la obra de Giner de los Ríos en la Institución Libre de Enseñanza. Nació en la localidad riojana de Haro, en 1857, y falleció en Collado Mediano (Madrid), en 1935.
Sus estudios de bachillerato los realizó en la localidad madrileña de El Escorial. En 1874 se licenció en la Universidad Central de Madrid, en Filosofía y Letras. Durante esta etapa tuvo contacto con quien luego sería su maestro en la Institución Libre de Enseñanza, Giner de los Ríos. En el año 1876, Giner de los Ríos creó la Institución. Al año siguiente captó al joven Cossío como auxiliar de Historia Natural; desde entonces se convirtió en el principal ayudante de Giner de los Ríos, además de su sucesor y ejecutor de muchas de sus ideas. Bajo la protección de Giner de los Ríos, Cossío cursó estudios de Derecho y acudió al Colegio San Clemente de Bolonia, donde se especializó en Historia del Arte y en Pedagogía. En 1882 ganó la cátedra de Historia del Arte en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Ese mismo año fue nombrado director del recién creado Museo Pedagógico Nacional, creado con miras a la formación y perfeccionamiento didáctico de los futuros maestros. Desde su puesto de director, Cossío llevó a cabo un plan de reformas e innovaciones que se pudieron llevar a efecto gracias a su constante empeño: equiparación económica de maestros y maestras; el establecimiento de colonias de vacaciones para escolares; la creación del Ministerio de Instrucción Pública; la creación de una Junta de Ampliación de Estudios, etc. Su gran preocupación como director del Museo Pedagógico fue la preparación docente de los maestros rurales, problema éste que volvió a tratar en las Misiones Pedagógicas. Cossío veía necesario que los maestros mejor preparados y con mayor ilusión por su trabajo pedagógico fueran destinados a las zonas más apartadas y difíciles, para así evitar que el tedio y el abandono los embargase (enfermedad habitual dentro del sistema educativo español de la época).
En el año 1912 fue nombrado consejero de Instrucción Pública, cargo que compaginó con sus clases habituales desde su cátedra universitaria. Aunque Cossío, al igual que su maestro Giner de los Ríos, no era un hombre político, a diferencia de este último, sí supo hacer de mediador entre las ideas teóricas de la nueva educación que predicaba la Institución y la necesidad imperiosa de llevarlas a la práctica, creando un modelo válido y renovado de educación y convivencia. Cossío, gran conocedor de la realidad educativa española, supo desde un principio que era imposible competir con la Iglesia en el ámbito de la enseñanza privada, por lo que tan sólo vio como única vía la educación pública, la cual habría de convertirse en el instrumento idóneo para lograr una sociedad laica y liberal. Gracias a sus postulados y a las bases sembradas por él, la tercera generación de institucionistas pudo trabajar con mayor seguridad y con el imprescindible apoyo gubernamental.
El arte y la pedagogía fueron para Cossío sus dos grandes pasiones. Ayudado por Riaño, fomentó la curiosidad artística en los alumnos de la Institución, aprovechando las excursiones para realizar visitas a museos y estudios de campo sobre monumentos. Cossío pensaba que la educación era todo un arte, y como tal, el arte tenía una misión educativa, tarea a la que se dedicó con extraordinaria habilidad socrática y con sencillez a la vez, para enseñar dialogando, conduciendo a sus alumnos hacia los descubrimientos de la verdad, siempre gozando del saber y de la cultura. Este aspecto lúdico y distendido de la enseñanza, íntimamente entroncado en la ideología krausista, sustentó también el nacimiento de las Misiones Pedagógicas, propuestas por Cossío en el año 1922, y que no arraigó hasta el advenimiento de la II República, en el año 1931, siempre animado por la búsqueda constante de formar el “nuevo hombre”, útil a la humanidad, capaz de gobernar su propia vida, con razón y plena conciencia.
Finalmente, a pesar de su resistencia a exponer sus ideas por escrito, Cossío escribió tres obras fundamentales que resumen y aclaran a la perfección su ideal pedagógico de librepensador, así como su modelo de un estilo educativo institucional no superado hasta hoy día: La enseñanza primaria en España (1807), El maestro, la escuela y el material de enseñanza (1906) y De su jornada. Fragmentos (1929).
Manuel Bartolomé Cossío, voz original.
[Fragmento de Comentario sobre El Greco, extraído de «El Archivo de la Palabra» del Centro de Estudios Históricos, editado por la Residencia de Estudiantes].
Bibliografía
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C. Herráiz García.