Cervantes, Rodrigo de [hijo] (1550-1600).


Soldado español, hermano menor del escritor Miguel de Cervantes, nacido en Alcalá de Henares en 1550 y fallecido el día 2 de julio de 1600, en el transcurso de la batalla de las Dunas. Durante su juventud permaneció muy unido al futuro autor del Quijote, tanto en sus aventuras militares por el Mediterráneo como en la desventura que llevó a ambos cautivos hasta Argel.

En efecto, en julio de 1571, con veintiún años de edad, el joven Rodrigo desembarcó en Italia alistado en la compañía del capitán Diego de Urbina, a cuyas órdenes habrían de combatir unos meses más tarde él y su hermano en las aguas del golfo de Lepanto. A la llegada de Rodrigo, Miguel ya llevaba más de un año y medio solo en suelo italiano, primero como camarero del futuro cardenal Acquaviva, y posteriormente enrolado en diferentes singladuras militares de las que no nos han llegado noticias demasiado fiables. El día 7 de octubre de 1571, en la cubierta de la nave Marquesa, ambos hermanos tomaron parte activa en la sangrienta batalla de Lepanto, en una línea de combate reservada a los más temerarios (como queda patente en las cuantiosas bajas que sufrió la Marquesa, una de las naves más castigadas por la escuadra turca: cuarenta muertos y más de ciento veinte heridos).

Al término de la batalla, mientras Miguel de Cervantes se reponía en Mesina (Sicilia) de las heridas que habrían de dejarle inutilizado el brazo izquierdo, Rodrigo debió de participar en las diferentes campañas navales que siguió desarrollando eficazmente por el Mediterráneo la compañía de Diego de Urbina, en la que es posible que volviera a tropezar con su hermano Miguel, una vez que éste hubo abandonado el hospital el 24 de abril de 1572. A finales de 1574 o comienzos del año siguiente, los dos hermanos volvieron reunirse en Nápoles, y en los primeros días de septiembre ambos se embarcaron, de regreso a España, en la galera El Sol, uno de los cuatro navíos de la flotilla de Sancho de Leiva, capitaneado por Gaspar Pedro de Villena.

Cuando estaban muy cerca de arribar a Barcelona, puerto de destino de la expedición, una tormenta dispersó a las cuatro naves, circunstancia que permitió el abordaje de la galera El Sol por parte de otras tres galeras repletas de piratas berberiscos y capitaneadas por el feroz renegado albanés Arnaut Mamí. Tras varias horas de lucha encarnizada, la superioridad numérica de los piratas venció la resistencia de Rodrigo, Miguel y sus compañeros de singladura, muchos de los cuales acabaron dando con sus huesos, en calidad de cautivos, en los tristemente célebres «baños de Argel». Entre estos cautivos figuraban Rodrigo de Cervantes y su hermano mayor, cuya situación se agravó considerablemente respecto a la de sus compañeros de infortunio, ya que estaba en posesión de unas cartas de recomendación firmadas por el duque de Sessa y el mismísimo don Juan de Austria, en las que se ponían de manifiesto los méritos militares que adornaban su hoja de servicios. Arnaut Mamí y su lugarteniente, Dalí Mamí, estimaron, a la vista de estas cartas, que estaban ante un destacado personaje, por lo que fijaron un elevado rescate a cambio de la libertad de Miguel y Rodrigo de Cervantes.

Tras ímprobos esfuerzos, el cirujano Rodrigo de Cervantes y su esposa Leonor de Cortinas consiguieron reunir, en España, la cantidad exigida en Argel para la puesta en libertad de sus dos hijos. Pero el 20 de abril de 1577, a la llegada al norte de África de los tres frailes mercedarios enviados para hacer efectiva la entrega del rescate (fray Jorge del Olivar, fray Jorge de Ongay y fray Jerónimo Antich), Dalí Mamí había decidido incrementar notablemente la cantidad que deberían satisfacer los familiares y amigos de Miguel de Cervantes para lograr su puesta en libertad: quinientos escudos de oro. Los mercedarios, a pesar de que habían desembarcado en Argel «con gran copia de dinero y mercancía«, se vieron imposibilitados de ofrecer a Dalí Mamí tan elevada suma, que suponía una verdadero quebranto para la hacienda de cualquier personaje de la época (cuanto más, para una modesta familia que a duras penas subsistía con los ingresos aportados por un trabajador de la escala más baja de la profesión sanitaria).

Fue entonces cuando Miguel de Cervantes tomó una de las decisiones más importantes de su vida. Ante la imposibilidad de satisfacer el rescate exigido a cambio de la libertad suya y la de su hermano, optó por que los frailes empleasen la cantidad remitida por sus padres en la liberación de Rodrigo, a quien encomendó un plan para alcanzar también él su propia libertad: conseguir, nada más llegar a España, una nave que atracara por la noche en un lugar concreto de la costa berberisca, en donde había de estar aguardándola un fugitivo Miguel.

Liberado Rodrigo, su hermano mayor y otros catorce compañeros de cautiverio se fugaron aprovechando una salida de la ciudad de Dalí Mamí, y permanecieron durante cinco meses escondidos en una gruta situada en el lugar convenido de la costa, a unas tres millas de Argel, en donde Rodrigo debía arribar con la nave que había de devolverlos a España. Pero la tensión de la espera comenzó a hacerse desesperante cuando llegaron noticias de que Rodrigo llevaba todo el verano en Argel, imposibilitado de regresar a suelo español porque un nuevo amo, Hasán Agá, se había apoderado de los cautivos ya rescatados y había doblado el monto del rescate. Finalmente, uno de los mercedarios que habían acudido a Argel para lograr la liberación de los hermanos Cervantes se ofreció como él a cambio de que Hasán Agá autorizase la marcha a España de una nave con ciento seis cautivos rescatados, entre los que figuraba el hermano menor de Miguel.

Rodrigo abandonó las costas de Argel el día 24 de agosto de 1577, y, en poco más de un mes, consiguió armar en Mallorca una embarcación que partió rumbo a las costas berberiscas para llevar a cabo el plan de rescate urdido por el futuro autor del Quijote. Pero esta nave mallorquina, que había anunciado para el día 28 de septiembre su llegada frente a la gruta en donde permanecían ocultos Miguel y sus compañeros de huida, nunca llegó a atracar, sin que haya llegado hasta nuestros días noticia alguna acerca de los motivos que impidieron la culminación del único objetivo que la había llevado hasta Argel (tal vez fue avistada por embarcaciones piratas; o tal vez sus gobernantes estimaron, ya en las proximidades del lugar convenido, que era muy peligroso intentar el rescate). Finalmente, la aventura de los fugados quedó frustrada el día 30 de septiembre de 1577, cuando en la gruta se presentó para cautivarlos de nuevo un contingente armado del gobernador de Argel, quien había sido puesto al tanto de los pormenores del plan por un cautivo enterado del proyecto de fuga durante sus preparativos. Este fracasó debió de ser un duro golpe para el animoso Rodrigo de Cervantes, quien en su empeño por liberar a su hermano había llegado incluso a implicar en el plan al virrey de Valencia.

Tal vez huyendo de este abatimiento, el hermano menor del «Manco de Lepanto» decidió no seguir aguardando el incierto regreso de Miguel y alistarse de nuevo en la milicia, ahora en las compañías que partían hacia Flandes para ponerse a las órdenes del duque de Alba. Poco después, tomó parte activa en la victoria de las tropas de don Álvaro de Bazán sobre el prior de Crato (y sus aliados franceses), un pretendiente al trono portugués que se había rebelado contra la proclamación de Felipe II como rey del país vecino. En tierras lusas, Rodrigo de Cervantes dejó muestras de un inusitado valor que pronto le permitieron ser promovido a la honrosa categoría de «soldado aventajado«, para adquirir al poco tiempo el grado de alférez; al parecer, había sido uno de los contendientes más arrojados en la campaña de las Azores (1583).

En su brillante trayectoria como soldado, es probable que Rodrigo de Cervantes tomara parte en otros grandes acontecimientos militares de la época (como, por ejemplo, el desastre de la Armada Invencible). Sin embargo, a pesar del valor que había acreditado, no llegó nunca a pasar de alférez, grado que seguía ostentando el día 2 de julio de 1600, cuando cayó muerto en el fragor de la primera batalla de las Dunas, en la que Mauricio de Nassau, al frente de los rebeldes de las Provincias Unidas de Norte (Holanda), se impuso a las tropas de los gobernadores de los Países Bajos, sujetas a las órdenes del archiduque Alberto. Las últimas referencias encontradas acerca de Rodrigo de Cervantes datan del año 1606, cuando sus hermanas Andrea y Magdalena reclamaron por vía notarial la retribución de las pagas atrasadas que se debían.

Bibliografía

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J. R. Fernández de Cano.