Alonso Carrió de la Vandera (1715–1783): Político, Escritor y Proponente de Reformas en el Virreinato del Perú
Orígenes y Primeros Años (1715–1736)
Alonso Carrió de la Vandera nació en 1715 en la localidad de Gijón, en la región de Asturias, España. Provenía de una familia de la nobleza menor, cuyos padres, Justo Carrió y Teresa Carreño Argüelles, eran miembros de la alta burguesía asturiana. Este origen distinguido le permitió recibir una educación acorde a su estatus social, y con el paso del tiempo, Carrió seguiría una trayectoria que lo llevaría a destacarse en diversos ámbitos, tanto en el comercio como en la administración colonial, y a desarrollar una fuerte influencia sobre los destinos de la sociedad peruana en la segunda mitad del siglo XVIII.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, España vivió un intenso movimiento migratorio hacia América, especialmente por parte de individuos de las regiones del norte de la península. Este fenómeno estuvo vinculado con las oportunidades que ofrecía el continente americano, a la vez que reflejaba las reformas borbónicas impulsadas desde la Corte española. Carrió formó parte de esta migración y decidió trasladarse al Virreinato de la Nueva España (actual México) en 1736. Allí, no solo continuaría con sus negocios, sino que, con el tiempo, ampliaría su horizonte hacia otros territorios del continente, comenzando una nueva fase de su vida.
Emigración a América y Primeras Actividades (1736–1750)
El viaje de Carrió a América marcó el inicio de su implicación en el mundo del comercio. En México, dedicó sus esfuerzos al comercio de efectos de Castilla y, probablemente, a la comercialización de metales preciosos. Durante su estancia en la capital mexicana, Carrió estableció importantes contactos y expandió su red de negocios. Si bien la documentación sobre sus primeros años en México es limitada, se sabe que, durante su estadía en Nueva España, realizó algunos viajes a otras colonias españolas en el Caribe y América Central, como Guatemala, Puerto Rico y Santo Domingo.
En 1746, Carrió se trasladó a Lima, ciudad que pronto sería el centro de sus actividades políticas y comerciales. Durante los primeros años de su estancia en el Perú, Carrió fue testigo del auge y la influencia de los comerciantes peninsulares que, como él, llegaban al Virreinato del Perú para establecerse y hacer negocios con los criollos. Con el fin de integrar a las élites limeñas, Carrió contrajo matrimonio en 1750 con Petronila Matute y Melgarejo, una mujer criolla de familia adinerada e influyente. Los Matute eran conocidos por su posición en la jerarquía social, y su matrimonio le brindó a Carrió una conexión directa con los círculos de poder que facilitaron su entrada en la administración colonial.
Incorporación a la Administración Colonial (1750–1760)
El matrimonio con Petronila Matute y Melgarejo no solo consolidó la posición social de Carrió en Lima, sino que le permitió acceder a importantes cargos dentro de la administración virreinal. En 1752, tras la renuncia de un pariente de su esposa, Carrió fue nombrado corregidor de las localidades de Chilques y Masques, en Cuzco. Este cargo le permitió tener un primer contacto con la administración colonial en el ámbito local, y más tarde también ejerció funciones como corregidor en Ayacucho y Apurímac. Además de su actividad administrativa, Carrió aprovechó la oportunidad para expandir sus intereses comerciales a otras zonas del Virreinato del Perú, incluyendo Charcas (actual Bolivia) y Chile, lo que amplió su influencia sobre la economía regional.
A lo largo de estos años, Carrió continuó desarrollando relaciones estrechas con los principales actores de la élite limeña, quienes le ofrecieron apoyo en su ascenso dentro de las estructuras de poder colonial. Esta conexión con las élites sociales y políticas le permitió consolidar su fortuna y convertirse en una figura relevante dentro de la sociedad limeña. Sin embargo, Carrió también fue testigo de los problemas que aquejaban al Virreinato, especialmente las tensiones sociales y las disputas políticas entre los criollos y los peninsulares.
Participación en la Defensa y la Política Colonial (1760–1771)
En la década de 1760, el contexto político de América cambió drásticamente debido a la guerra anglo-española que enfrentó a las fuerzas británicas y españolas en distintas regiones. En este contexto de tensión bélica, Carrió se alistó en el regimiento de nobles formado por el virrey Amat para la defensa de la costa peruana. La participación de Carrió en esta campaña fue significativa, ya que representó su involucramiento directo en los asuntos militares y de defensa del Virreinato del Perú, que estaba expuesto a las incursiones británicas.
En 1767, Carrió fue designado por la Corona española para acompañar a los jesuitas que fueron expulsados del Perú, una medida que respondía a la política de desmantelamiento de la orden religiosa en América, impulsada por Carlos III. Durante su viaje hacia Europa con los jesuitas desterrados, Carrió aprovechó la ocasión para gestionar nuevas mercedes y recompensas que le ayudaran a afianzar su posición dentro de la administración colonial. Esta experiencia no solo consolidó su conexión con los intereses de la Corona, sino que también le permitió observar la situación de la Iglesia y el papel que desempeñaba en la vida política y social de las colonias.
Más tarde, en 1771, Carrió fue nombrado segundo comisionado para la reorganización del sistema de correos y postas entre las ciudades de Montevideo, Buenos Aires y Lima. Esta labor le permitió desempeñar un papel clave en la mejora de las comunicaciones y en la logística del Virreinato del Río de la Plata. Además, esta experiencia se reflejó en una de las obras que lo hicieron célebre: Extracto del viage que hizo la fragata el Tucumán, Correo de S.M. desde la Bahía de la Coruña hasta el puerto de Montevideo. Esta obra es considerada un testimonio valioso del sistema de comunicaciones de la época y de la vida colonial en América.
Obra Literaria y Críticas Sociales (1776–1777)
El aporte literario de Carrió a la cultura colonial es uno de los aspectos más destacados de su legado. En 1776, Carrió publicó una de sus obras más conocidas, El lazarillo de ciegos caminantes. A pesar de que en un principio se le atribuyó la autoría a un personaje ficticio, Don Calixto Bustamante Carlos Inca, hoy en día se sabe que Carrió fue el verdadero autor de la obra. La novela, que es un relato de viaje, utiliza los recursos de la literatura picaresca, como el humor satírico y las anécdotas, para ofrecer una crítica velada a la administración colonial y a las tensiones sociales y raciales de la época.
A través de El lazarillo de ciegos caminantes, Carrió no solo describe las geografía y costumbres de América, sino que también ofrece una visión crítica de las relaciones sociales y raciales en el Virreinato. Defiende a los españoles de las acusaciones de maltrato a los indígenas, al tiempo que critica las actitudes de los criollos hacia ellos. Carrió también observa y reflexiona sobre las relaciones entre los diferentes grupos raciales, describiendo a los indígenas como «holgazanes» e «idólatras», pero también reconociendo su inteligencia y su capacidad para las artes y las ciencias. Por otro lado, Carrió ve en los negros y en las otras castas el nivel más bajo de la sociedad, destacando su «barbarie y grosería», lo que refleja el racismo presente en la época.
La obra se destacó no solo por sus aportes a la literatura de viajes, sino también por su enfoque realista y descriptivo de la vida cotidiana en las colonias. Carrió detalló, por ejemplo, la importancia del comercio de mulas en América del Sur, las distancias entre las principales ciudades, los alimentos típicos de la región, las costumbres locales, los juegos y diversiones populares, como las corridas de toros, y la complejidad del bilingüismo en las zonas andinas, donde se hablaba tanto el castellano como el quechua y el aymara.
Propuestas Reformistas y Su Impacto (1777–1782)
A medida que avanzaba su carrera, Carrió se fue distanciando de la actividad literaria y se centró más en las cuestiones políticas y administrativas del Virreinato. En 1777, publicó un Manifiesto en el que atacó duramente al Administrador General de Correos, José Antonio de Pando. Este ataque le costó a Carrió una prisión temporal y el embargo de sus bienes, acusado de escribir sin licencia y de difamar a su superior. Aunque el fiscal lo declaró inocente, desde Madrid se dispuso su jubilación. A pesar de este revés, Carrió continuó con su labor de propuestas y análisis políticos, y en 1782 escribió un manuscrito conocido como Reforma del Perú, Reforma económica del Perú o Plan de Gobierno del Perú.
En esta obra, Carrió reflexionó sobre el futuro del Virreinato del Perú tras la rebelión de Tupac Amaru II, uno de los levantamientos indígenas más importantes de la época. Carrió se mostró partidario de un mejoramiento del sistema colonial, buscando respuestas a las tensiones entre la élite limeña y las clases populares. A pesar de reconocer que la conquista española había sido tiránica y cruel, defendió la idea de que cualquier rebelión posterior era un delito, y presentó la necesidad de una administración más eficiente y menos explotadora.
En su Reforma del Perú, Carrió propuso diversas reformas para mejorar la administración colonial, como la instauración de intendentes en las provincias, una medida que fue implementada por la Corona pocos años después. También defendió la práctica de los repartos de mercaderías, que a mediados del siglo XVIII se utilizaban como un incentivo para que los indígenas incrementaran su producción. A pesar de las críticas que sus propuestas recibieron, se puede argumentar que Carrió formó parte del movimiento reformista que buscaba dar un giro a la política colonial sin subvertir el orden establecido.
Últimos Años y Muerte (1782–1783)
Los últimos años de la vida de Carrió estuvieron marcados por su retiro forzoso de la administración y su dedicación a la reflexión política y literaria. En 1783, Alonso Carrió de la Vandera falleció el 17 de enero. Dejó como heredera universal de sus bienes a su única hija, y sus restos fueron sepultados en la Iglesia de San Francisco en Lima, donde se rindió homenaje a su contribución al Virreinato del Perú.
Carrió de la Vandera es recordado principalmente por su influencia en la literatura colonial y por sus propuestas reformistas dentro del sistema colonial español. Su obra El lazarillo de ciegos caminantes sigue siendo una de las más importantes del siglo XVIII, tanto por su valor literario como por la visión que ofrece de la sociedad colonial en América. Aunque su legado está marcado por su postura conservadora y por su visión elitista, Carrió dejó una huella significativa en la historia intelectual y política de la época.
MCN Biografías, 2025. "Alonso Carrió de la Vandera (1715–1783): Político, Escritor y Proponente de Reformas en el Virreinato del Perú". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/carrio-de-la-vandera-alonso [consulta: 29 de septiembre de 2025].