Capelo, Joaquín (1852-1925).
Ingeniero y ensayista peruano, nacido en Lima el 17 de julio de 1852 y muerto en París el 16 de noviembre de 1925.
Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe (1863-67) y los superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, donde obtuvo los grados de bachiller, licenciado (1870) y doctor (1872) en Ciencias. En junio de 1871 comenzó a trabajar como catedrático adjunto de Álgebra Superior en la misma universidad y, en octubre de 1873, fue promovido a catedrático titular. En setiembre de 1876 se licenció en Ingeniería Civil; colaboró durante la guerra con Chile (1879-83) en los trabajos iniciales para la fortificación de la ciudad de Lima (1880), y luego fue nombrado inspector del fuerte de la Regla en el Callao. Al concluir la guerra fue nombrado Jefe de la Sección de Obras Públicas del Ministerio de Gobierno (1883), cargo desde el que se encargó de efectuar los trabajos de restauración del país. Posteriormente, fue elegido diputado suplente por la provincia de Parinacochas a la Asamblea Constituyente que aprobó el tratado de paz con Chile (1884-85).
Durante los siguientes años el proyecto que ocupó su atención de manera preferente fue la construcción de la llamada Vía Central del Perú, destinada a unir la selva peruana con el resto del territorio del país. En noviembre de 1888 se le encargó a Capelo la inspección superior de la construcción del camino de Tarma a Chanchamayo y, cuando se dispuso su prolongación hasta un punto en que el río Pichis fuera navegable, fue nombrado director de la parte técnica y administrativa de dicho camino (1891). Los trabajos del camino del Pichis concluyeron en mayo de 1893 y la vía quedó abierta en forma provisional, no obstante lo cual, se abandonó de forma provisional hasta 1896 cuando momentáneamente se reanudaron e intensificaron los trabajos. Capelo, quien desde febrero de ese año era el director del recién creado Ministerio de Fomento, se destacó como el principal defensor de la Vía Central, proyecto en el que encontró innumerables opositores que, sin negar su preparación teórica, discutieron sus cualidades como ingeniero práctico y llegaron a calificar la obra como un gran fracaso.
En octubre de 1899 Capelo, quien hasta entonces se encargaba de la Dirección de Fomento, fue nombrado Comisionado Especial del Supremo Gobierno en el departamento de Loreto y posteriormente prefecto del mismo departamento, con el mandato de disponer las medidas más adecuadas para satisfacer las necesidades de la región. Su primera labor consistió en llevar a cabo una campaña militar sobre la provincia de Moyobamba, con el objeto de reprimir un alzamiento independentista en la región. Posteriormente, en función del cargo, correspondió a Capelo regular la adquisición de tierras en la selva y llevar a cabo diversas obras públicas en la ciudad de Iquitos, entre las que se encontraron la fundación de un colegio de instrucción media, la creación de la Sección de Estadística en la aduana y la inauguración del muelle en el puerto de la ciudad. En mayo de 1900 renunció al cargo de Comisionado Especial y prefecto de Loreto por motivos de salud.
En 1901 fue elegido senador por el departamento de Junín, cargo que desempeñó hasta 1912. Durante el tiempo que estuvo en el congreso se destacó como uno de los líderes del partido demócrata, integrado en la minoría parlamentaria, y llevó a cabo una ingente e importante obra legislativa que hasta el momento no ha sido objeto de un estudio en condiciones. Su máxima preocupación como legislador fue la región de la selva; así que presentó los proyectos de creación del nuevo departamento de San Martín y de la Corte Superior de Loreto, y defendió asimismo la construcción de un ferrocarril a la región. Entre sus iniciativas estaba también el proyecto de reglamentación de oficios, industrias y profesiones que hacía obligatoria la matrícula de los trabajadores manuales en gremios y su representación por medio de personeros, así como diversas medidas en defensa de los trabajadores, y un proyecto que incluía la adjudicación de lotes de tierras para los indígenas y la creación de un banco para las expropiaciones y adjudicaciones correspondientes. Otros aspectos importantes de su mandato son su participación en la ley de accidentes de trabajo de 1910 y en la del servicio militar obligatorio, su intervención a favor de la supresión del «enganche» en la contratación de los indígenas y su solicitud para que se indemnizara a los propietarios agrícolas de Cerro de Pasco, que habían sido grandemente perjudicados por los trabajos mineros. Uno de los últimos actos de Capelo como parlamentario fue su protesta por la clausura de la Junta Electoral Nacional en mayo de 1911 y por los atropellos que sufrió el congreso al ser intervenido por la fuerza pública los días 13 y 14 de julio del mismo año.
Cuando Joaquín Capelo ya se había convertido en uno de los ensayistas peruanos más importantes, participó en la creación de la Asociación Pro-Indígena (1909-16), donde compartió la dirigencia con Pedro S. Zulen y Dora Mayer. Esta asociación, cuyo carácter era privado y no oficial, fue el esfuerzo más serio realizado hasta entonces en defensa de los indígenas peruanos y contó con delegados en casi todo el país. Capelo fue presidente de la asociación durante toda su existencia, y colaboró asiduamente en El Deber Pro-Indígena (1912-16), órgano de la institución de periodicidad mensual. Posteriormente fue Ministro de Fomento (1914) y Director del Cuerpo de Ingenieros de Caminos (1916-19), hasta que el golpe de Estado de Augusto B. Leguía, el 4 de julio de 1919, motivó su alejamiento de la política peruana y su viaje a Europa, donde fijó su residencia y vivió sus últimos años.
Publicó Materia y espíritu (Lima, 1894), libro donde discute las doctrinas materialistas y espiritualistas, y que lo ubica como figura importante del movimiento sociológico positivista peruano. Sin embargo su obra más conocida es Sociología de Lima (4 vols., Lima 1895-1902), dedicada al estudio de la capital peruana en sus dimensiones física, sociológica, institucional, económica y moral, o -en palabras del autor- «la entidad orgánica, vida nutritiva, vida relacional y vida intelectiva de Lima«. Otras obras suyas son El problema nacional de la educación pública (Lima 1902), donde privilegia la educación industrial y se muestra contrario a que los jóvenes se dediquen al estudio, descuidando el trabajo; La despoblación (Lima 1911), en la que señala como causa de este fenómeno la mala política del gobierno y los abusos que sufre la población indígena; y Los menguados (Madrid 1912), novela con pretenciones moralistas, con más valor sociológico que literario y que publicó con el seudónimo Ma.Th.Ph.
Publicó además los textos de enseñanza Curso de álgebra superior (Lima 1875), Tratado de álgebra elemental (Lima 1878), Tratado de álgebra elemental. Segunda parte: ecuaciones (Lima 1886), Primeras nociones de álgebra elemental (Lima 1895); sus informes sobre el proyecto de la Vía Central: Memoria sobre el camino de Chanchamayo (Lima 1893, 1899), Memoria sobre el camino de Pichis en el año 1892 (Lima 1893), Memoria sobre los estudios definitivos del camino del Pichis (Lima 1893), La Vía Central del Perú (2 vols., Lima 1895-96); y los folletos dando cuenta de su labor en el departamento de Loreto: Memoria del Comisionado Especial de Loreto (Lima 1900), Razón general de precios y datos comerciales de la plaza de Iquitos (Lima 1900) y Registro oficial del departamento de Loreto (Lima 1900).
César Salas
Bibliografía
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Richard M. Morse y Joaquín Capelo. Lima en 1900. Estudio crítico y antología. (Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1973).