Botvinnik, Mijail Moiseievich (1911-1995).
Ajedrecista soviético de origen judío, nacido el 17 de agosto de 1911 en Kuokkala (Finlandia), donde su familia estaba de vacaciones, y fallecido el 5 de mayo de 1995 en Moscú. Botvinnik, tanto por sus grandes éxitos ante el tablero como por su aportación a la teoría, reglamentación y difusión del ajedrez, está considerado uno de los más importantes jugadores del siglo XX. Fue Campeón del Mundo de 1948 a 1957, de 1958 a 1960 y de 1961 a 1963. Fue siete veces Campeón de la Unión Soviética (1931, 1933, 1939, 1941, 1944, 1945 y 1952) y miembro del equipo olímpico soviético que ganó las Olimpiadas de 1954, 1956, 1958, 1960, 1962 y 1964.
Aprendió a jugar a los doce años. Sus progresos fueron rápidos, pues ya en 1925 derrotó, en unas simultáneas que dio en Leningrado, al entonces Campeón del Mundo, José Raúl Capablanca, que predijo un brillante futuro para el joven jugador. En 1927 consiguió el título de maestro soviético de ajedrez. Durante estos años trabajó muy duro en el perfeccionamiento de su juego, estudió con ahínco todas las fases del juego y comentó por escrito numerosas partidas, tanto suyas como de otros jugadores. En 1931 ganó por primera vez el campeonato soviético. Dos años después consiguió su primer éxito contra un jugador extranjero al empatar un encuentro de doce partidas con el jugador checoslovaco (soviético tras la guerra) Salo Flohr, que era uno de los ocho mejores ajedrecistas de aquella época. En 1934 derrotó, en otro “match”, al holandés Max Euwe, que un año después sería Campeón del Mundo.
Todos estos éxitos en los más importantes torneos internacionales hicieron de él uno de los candidatos al título mundial. Así, en 1935 gana, empatado con Flohr, el importantísimo torneo de Moscú, por delante de Lasker (que, a sus sesenta y siete años quedó tercero, sin perder partida, a sólo medio punto de los vencedores), Capablanca, Spielmann y otros grandes de aquella época; en 1936 quedó segundo, tras Capablanca, en el torneo de Moscú; ese mismo año gana, ex aequo con Capablanca, pero sin perder ninguna partida, el gran torneo de Nottingham, por delante de todos los grandes de aquella época. En 1938 fue tercero en el torneo A.V.R.O., a medio punto del vencedor, Paul Keres.
En 1943, fue reclutado para cortar árboles, a pesar de que trabajaba como ingeniero electricista, pero tras una carta que dirigió a Molotov, en la que protestaba porque aquello le impedía escribir los comentarios de las partidas del Campeonato Soviético Absoluto de 1941, se le permitió seguir trabajando como ingeniero, sólo durante tres o cuatro días a la semana, para que pudiera estudiar ajedrez. La respuesta de Molotov decía: “Comrade Zhimerin, it is absolutely essential to maintain Comrade Botvinnik’s readiness to play chess and ensure the necessary time for further improvement.” Aun teniendo el frente de batalla a escasos kilómetros de su casa, continuó estudiando con una tranquilidad estoica.
Al término de la guerra, pactó la celebración de un encuentro por el título mundial con Alekhine, pero la muerte de éste en 1946 impidió su celebración. En 1946 ganó el torneo de Groningen y, al año siguiente, el de Moscú. En 1948, se disputó un nuevo torneo para dilucidar quién habría de ocupar el trono que había dejado vacante Alekhine, torneo que ganó Botvinnik con gran facilidad, tras lo cual se proclamó Campeón del Mundo. Tras conseguir el título, abandonó momentáneamente la actividad ante el tablero para doctorarse en Ingeniería electrónica, materia en la que llegó a ser un gran experto. Durante la década de los años cincuenta disputó pocos torneos, pues prefirió dedicarse a los encuentros por el título mundial, que retuvo, con grandes problemas, en 1951 ante David Bronstein (empate a doce), y en 1954 ante Vasili Smyslov, con otro empate. En 1957 lo pierde ante este mismo jugador. Pero un año después lo recupera en el encuentro de revancha. En 1960, vuelve a perderlo, esta vez ante Mijail Tahl, para recuperarlo al año siguiente ante el mismo adversario. En 1963, Tigran Petrosian le arrebató el título, esta vez de forma definitiva. Tras la pérdida del título, participó, con éxito, en diversos torneos. En 1970, tras un mediocre resultado en el torneo de Leiden, abandonó la práctica del ajedrez.
En los años siguientes, se dedicó a diseñar programas electrónicos de ajedrez, y a la enseñanza del noble juego, en la que llegó a ser un verdadero prodigio, pues de su escuela han salido los mejores jugadores de los últimos veinticinco años: Karpov, Kasparov, Ivantchuk, Shirov y, ya en sus últimos tiempos, Kramnik.
Botvinnik decía que para alcanzar un gran nivel de juego había que trabajar muy duro, aprender a analizar, anotar partidas, criticar los errores propios, estudiar la historia del ajedrez, el desarrollo de la teoría de las aperturas y de los finales (…). Fue el primer gran jugador que tuvo la Unión Soviética, y el creador de toda una escuela, la soviética, de gloriosa tradición. Su estilo ante el tablero era eminentemente posicional, tenía un gran dominio de la técnica y fue un eximio finalista. Sus análisis de las partidas aplazadas eran magistrales, tanto por la profundidad como por la intuición psicológica. Fue un profundo conocedor de la teoría de las aperturas, que le debe importantes innovaciones, por ejemplo, en la Defensa Semieslava. No le gustaba que interviniese el azar en ningún aspecto de la partida, ni antes ni después de celebrarse ésta. Tenía una gran capacidad de trabajo y una férrea disciplina que le alejaban de cualquier distracción que pudiera apartarle del objetivo propuesto. Su punto más débil eran las posiciones con muchas complicaciones tácticas, en las que era imposible calcular con precisión todas las posibilidades. Pero, claro está, llevar a un jugador con una gran preparación teórica y mucho talento a tales posiciones, era prácticamente imposible. Además, muy pocos eran los que podían superarle en ese tipo de juego, excepción hecha de Bronstein y Tahl.
Quizás su prudencia ante el tablero se debiese a la difícil época que le tocó vivir, en la que había que andar con pies de plomo para no caer en desgracia ante el régimen. Es creencia general que Botvinnik fue el jugador favorito del régimen soviético, pero es lo cierto que no se afilió al Partido Comunista hasta 1940.
Bibliografía
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BOTVINNIK. One hundred selected games.
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……………… Partidas selectas. (Tres tomos).
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KOTOV. The soviet school of chess.CAFFERTY, Bernard. “M. M. Botvinnik, Scientist Champion”, en The British Chess Magazine. (junio 1995, págs. 307- 313).