Sofía Blasco (s. XIX–XX): Dramaturga, Feminista y Voz del Teatro Popular en la España del Primer Tercio del Siglo XX

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Infancia y entorno familiar literario

El legado de Eusebio Blasco

Nacida a finales del siglo XIX en el seno de una familia profundamente vinculada al mundo de las letras, Sofía Blasco heredó desde temprana edad una inclinación natural hacia la literatura. Su padre, el reconocido Eusebio Blasco, fue un notable escritor y periodista zaragozano, cuya trayectoria dejó una huella indeleble en el panorama cultural español. La influencia paterna fue determinante en la vocación de Sofía, quien creció rodeada de tertulias, manuscritos y representaciones teatrales, en un ambiente que respiraba arte e intelectualidad.

El peso del apellido Blasco no solo supuso un estímulo para su formación, sino también una vara de medida que condicionó las expectativas sobre su carrera. El teatro, que era una presencia constante en su hogar, se convirtió en el canal natural para canalizar sus inquietudes creativas, primero como actriz y, más tarde, como dramaturga.

Primeros vínculos con la literatura y el teatro

La infancia de Sofía transcurrió entre papeles y escenarios, donde no tardó en manifestar una profunda fascinación por el Arte de Talía. Su talento interpretativo la llevó a asumir papeles sobre las tablas, pero fue en la escritura donde encontró su auténtica vocación. Las primeras décadas del siglo XX eran todavía un terreno difícil para las mujeres creadoras, y su acceso al mundo literario exigía perseverancia, ingenio y, en ocasiones, el uso de pseudónimos para sortear la censura social.

Vocación artística y primeros pasos

Formación cultural en un entorno patriarcal

La formación de Sofía Blasco no se limitó al aprendizaje informal recibido en su entorno familiar. Como muchas mujeres cultas de su época, complementó su instrucción con una educación autodidacta, que le permitió participar en los debates culturales y políticos de su tiempo. Sin embargo, el ámbito artístico seguía regido por códigos masculinos, y su incursión en el teatro como autora supuso un acto de afirmación y transgresión.

Actuación y primeras incursiones periodísticas

Antes de consagrarse como dramaturga, Blasco desplegó su talento en la interpretación teatral. Su experiencia escénica le proporcionó un conocimiento preciso de los ritmos dramáticos, los diálogos efectivos y la psicología de los personajes, elementos que más tarde definirían su estilo autoral. Paralelamente, comenzó a colaborar en medios de comunicación, combinando el arte dramático con una vocación periodística que también tendría un cariz militante.

Periodismo y activismo feminista

Colaboraciones en Mujer y La Libertad

En la década de 1920, Sofía Blasco firmó artículos en revistas como Mujer y La Libertad, bajo el seudónimo “Libertad Castilla”. Desde estas plataformas, se convirtió en una de las voces que defendía activamente los derechos de las mujeres, en una época donde el feminismo apenas comenzaba a abrirse paso en el panorama mediático español. Sus escritos abogaban por la emancipación femenina, la educación igualitaria y el acceso de las mujeres a las esferas del saber y la cultura.

Libertad Castilla: una voz por los derechos femeninos

El uso del pseudónimo no solo respondía a una estrategia de protección, sino que también construía una identidad literaria autónoma que le permitía expresar ideas más radicales y comprometidas. La figura de “Libertad Castilla” fue, durante un tiempo, una firma habitual en el periodismo feminista español. Más allá de su activismo, su pluma se caracterizó por un estilo claro, directo y apasionado, que conectaba con un público lector femenino deseoso de modelos con los que identificarse.

Debut como dramaturga

“Rayo de luz” (1925) y su función benéfica

El 15 de abril de 1925 marcó un punto de inflexión en la carrera de Sofía Blasco. Ese día, en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, se estrenó su primera obra dramática: Rayo de luz, una comedia en tres actos concebida para una función benéfica a favor del Asilo de Niñas Ciegas de San Rafael. El evento fue un éxito rotundo, tanto por la acogida del público como por el simbolismo del estreno en un contexto solidario.

Rayo de luz ofrecía una narrativa accesible y emocional, ajustada al estilo del teatro comercial y amable que predominaba en el primer tercio del siglo XX. Aunque la obra no fue publicada, su impacto fue suficiente para posicionar a la autora en el mapa de la dramaturgia nacional.

“Marquesa de Arnoldy” (1926) y la consagración en San Sebastián

Al año siguiente, el 24 de junio de 1926, Sofía regresó al mismo escenario donostiarra con Marquesa de Arnoldy, otra comedia que volvió a obtener una cálida recepción por parte del público. Según la crítica del diario ABC, la obra fue celebrada con entusiasmo, consolidando a Blasco como una autora capaz de conectar con los espectadores a través de personajes carismáticos y tramas entretenidas.

Pese a su buena acogida, ninguna de las dos piezas fue llevada a imprenta, lo que reflejaba una constante en la trayectoria de muchas mujeres dramaturgas del periodo: sus obras eran bien recibidas en escena, pero no solían ser reconocidas como textos literarios con valor editorial.

Comedias populares y experimentación escénica

“La posada del reloj” (1927): homenaje al padre

En 1927, Sofía estrenó en Santander su tercera obra: La posada del reloj, una comedia que partía de una refundición de la pieza de su padre, La posada de Lucas, escrita en 1880. El gesto de recuperar y adaptar la obra paterna constituyó tanto un homenaje como un ejercicio de continuidad intergeneracional en el teatro español. De nuevo, la crítica se mostró favorable, aunque señalando que la autora aún se movía dentro de una línea ligera y poco arriesgada.

Primeros intentos de reconocimiento en Madrid

Hasta ese momento, todas las obras de Sofía Blasco se habían estrenado fuera de la capital, lo que limitaba su proyección en los círculos teatrales más influyentes del país. Madrid, con su crítica severa y su público exigente, representaba el auténtico desafío para cualquier dramaturgo de la época. El deseo de conquistar ese espacio motivó sus siguientes proyectos, en los que intentaría compatibilizar la amenidad del teatro comercial con una progresiva profundización temática.

Consolidación como autora en Madrid

“Hacia la vida” (1930): afición y profesionalismo

El 19 de junio de 1930, Sofía Blasco logró por fin estrenarse en Madrid, el epicentro teatral del país. La obra elegida fue Hacia la vida, una comedia en tres actos que se presentó en el Teatro Infanta Isabel con una compañía de actores aficionados, amigos personales de la autora que quisieron respaldarla en su aspiración de conquistar la escena madrileña. A pesar de las limitaciones propias de un montaje amateur, el estreno se saldó con una recepción entusiasta.

Las críticas periodísticas destacaron el dominio técnico de la autora, el dinamismo de los diálogos y la construcción eficaz de la trama. Se hizo mención especial a la fluidez argumental y al tratamiento de los personajes, lo que reflejaba una madurez estilística notable. Aunque Hacia la vida no se publicó, sí dejó claro que Sofía Blasco poseía las herramientas necesarias para convertirse en una dramaturga con voz propia en el competitivo panorama madrileño.

“Una tarde a modas” (1931): triunfo en el Teatro de la Zarzuela

El verdadero salto profesional de Blasco en la capital se dio con Una tarde a modas, estrenada el 12 de diciembre de 1931 en el Teatro de la Zarzuela, esta vez con todos los honores de una producción teatral de primer nivel. Precedida de una antecrítica firmada por la propia autora en el diario ABC, la obra fue presentada como una comedia “elegante, muy femenina, muy de mujer”, escrita en tres tardes, sin pretensiones filosóficas pero con el objetivo claro de entretener.

La obra fue un rotundo éxito de crítica y público. Su ligereza, ingenio y ritmo ágil fueron celebrados unánimemente. La actuación de la propia Sofía Blasco, quien interpretaba uno de los personajes, fue especialmente valorada. A través de Una tarde a modas, la dramaturga logró no solo afianzarse en el circuito teatral madrileño, sino también reivindicar el papel de la mujer en la creación escénica como algo más que un ejercicio anecdótico.

Nuevos registros: del humor al compromiso

“Las ilusiones de Amanda” (1932): monólogo y recepción crítica

Un año después, el 24 de junio de 1932, Blasco presentó un nuevo proyecto en el Teatro de la Comedia de Madrid: el monólogo cómico Las ilusiones de Amanda. La pieza, más breve pero intensa, fue bien recibida por la crítica cultural de los principales periódicos. Su éxito demostró que Blasco sabía moverse también en formatos más condensados, sin perder la chispa ni el dominio escénico que la caracterizaban.

Este monólogo consolidó su perfil como autora versátil y reafirmó su capacidad para conectar con el público a través de personajes femeninos bien construidos, cargados de humanidad, ironía y sensibilidad. A la altura de 1932, Sofía Blasco era una figura reconocible en el panorama teatral español, con una trayectoria ascendente y un estilo definido.

“Redención” (1933): teatro social y ruptura con el estilo ligero

El 26 de septiembre de 1933 marcó un punto de quiebre en su carrera con el estreno de Redención, a cargo de la compañía Moreno-Nogueras en el Teatro Chueca de Madrid. Esta obra significó una ruptura con su línea anterior de comedias ligeras. Planteada como una pieza de carácter social y cristiano, Blasco apostó por una narrativa más profunda y comprometida, abordando temas de redención personal y justicia espiritual en un contexto de desigualdad social.

Sin embargo, la obra fue un fracaso rotundo. Ni el público ni la crítica supieron cómo encajar esta nueva propuesta. El estilo didáctico y algo ingenuo con que se abordaban los conflictos sociales fue considerado poco convincente. Esta recepción adversa reveló una tensión entre el deseo de la autora de crecer temáticamente y las expectativas comerciales del público, que prefería sus obras más ligeras y humorísticas.

Obras perdidas y contribuciones olvidadas

“El pan cotidiano” y el misterio de su desaparición

Entre las obras atribuidas a Sofía Blasco figura también El pan cotidiano, mencionada en estudios especializados como el de Pilar Nieva de la Paz. No obstante, no se conserva ningún dato concreto sobre esta pieza: ni su argumento, ni fecha de estreno, ni críticas asociadas. Su desaparición es representativa de la falta de preservación documental que afectó a muchas autoras de la época, cuyas obras se perdieron por no ser publicadas o por no contar con el respaldo institucional adecuado.

Impacto desigual de su repertorio no impreso

Pese al reconocimiento escénico que obtuvo, ninguna de las obras de Sofía Blasco fue publicada durante su vida, salvo por algunos artículos periodísticos. Esta falta de imprenta contribuyó al olvido de su legado, haciendo que su nombre quedara relegado a menciones marginales en la historia del teatro español. Solo a través de reseñas de prensa y estudios especializados ha sido posible reconstruir su trayectoria y valorar la calidad y diversidad de su producción.

Exilio, guerra y testimonio en Francia

“Peuple d’Espagne”: la Madrecita en el exilio

Durante la Guerra Civil Española, Blasco se trasladó a París, donde escribió y publicó una obra singular: Peuple d’Espagne: journal de guerre de «La Madrecita» (1938). Este texto, a medio camino entre el diario literario y el ensayo político, constituye un testimonio valioso del conflicto desde una perspectiva femenina y humanista. A través de su personaje “La Madrecita”, Blasco articula una mirada empática sobre el sufrimiento del pueblo español, alejándose del sectarismo ideológico para centrarse en la dimensión humana de la tragedia.

La obra, escrita en francés y editada en París, muestra la evolución ideológica y expresiva de la autora, ya claramente orientada hacia una escritura testimonial y de denuncia. Su voz adquiere un tono maternal, solidario y pacifista, que contrasta con la polarización ideológica de la época. Este texto representa el último gran hito documentado de su carrera literaria.

Sofía Blasco como cronista del conflicto español

Peuple d’Espagne no fue solo un acto de escritura, sino también un gesto de compromiso político y moral. En un momento en que la voz femenina era marginal en los discursos de guerra, Blasco se atrevió a ofrecer una visión propia, marcada por la compasión y el deseo de reconciliación. Su mirada no era la de la propagandista, sino la de la ciudadana atenta al dolor de los otros.

Revalorización crítica y legado cultural

Estudios contemporáneos y rescate académico

Gracias a investigaciones como las de Pilar Nieva de la Paz y Juan Antonio Hormigón, el nombre de Sofía Blasco ha comenzado a emerger nuevamente en los estudios de género y teatro español. Su figura ha sido reivindicada como parte de ese conjunto de autoras silenciadas que participaron activamente en la vida cultural de su tiempo, aunque sin la visibilidad ni el reconocimiento que merecían.

Estos estudios subrayan su papel pionero como mujer autora en el contexto patriarcal del teatro comercial, su habilidad escénica y su compromiso con temas de género y justicia social. El redescubrimiento de su obra forma parte de un proceso más amplio de recuperación de las voces femeninas que contribuyeron a configurar la cultura del siglo XX.

El valor testimonial de una dramaturga silenciada

La trayectoria de Sofía Blasco permite trazar un arco que va desde el entretenimiento ligero hasta la intervención política y testimonial, pasando por el activismo feminista y la defensa del arte como espacio de representación femenina. Su legado, aunque incompleto y en parte perdido, sigue siendo una fuente de inspiración para quienes investigan las trayectorias invisibles de las mujeres en la historia del arte y la literatura.

En tiempos recientes, su figura ha comenzado a ser incluida en antologías, estudios de teatro de mujeres y programas de rescate patrimonial, que reconocen su valía como creadora, su sensibilidad artística y su audaz compromiso con la libertad, la igualdad y la memoria.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Sofía Blasco (s. XIX–XX): Dramaturga, Feminista y Voz del Teatro Popular en la España del Primer Tercio del Siglo XX". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/blasco-sofia [consulta: 29 de septiembre de 2025].