Baeyer, Adolf Von (1835-1917).


Químico alemán nacido en Berlín el 31 de octubre de 1835 y fallecido en Stamberg el 20 de agosto de 1917. Destacó por ser el primero en sintetizar y determinar la estructura del índigo. En 1905 le fue concedido el Premio Nobel de Química como reconocimiento a su labor investigadora, la cual centró en el campo de la Química Orgánica.

Von Baeyer provenía de una familia dotada para las ciencias naturales y la literatura. Era hijo de Johann Jakob Baeyer y Eugenie née Hitzig; su padre, teniente general, fue discípulo de Bessel y creador del sistema europeo de medidas geodésicas. Desde su infancia demostró gran interés por la Química y cuando contaba con tan sólo doce años sintetizó y aisló por vez primera una sal doble de cobre.

Durante los dos primeros años de estancia en la Universidad de Berlín cursó estudios de Física y Matemáticas, sin embargo, en 1856 se reencontró con la Química al incorporarse al laboratorio de Bunsen en Heidelberg. Sólo un año después publicó sus investigaciones acerca del cloruro de metilo (CH3Cl). En 1858 se unió a Friedrich Kekulé von Stradonitz como primer ayudante de investigación; en su laboratorio trabajó en la síntesis de los compuestos cacodilo, lo que le valió el título de Doctor en Química ese mismo año.

Von Baeyer poseía una aguda intuición para determinar estructuras y reacciones químicas. En sus experimentos siempre empleó un equipamiento sencillo, desconfiando de los aparatos más sofisticados. Sus investigaciones acerca del grupo puríco comenzaron con algunos estudios sobre el ácido úrico, que incluyeron la síntesis de las drogas más utilizadas, los barbitúricos, llamados así en honor de su amiga Bárbara. Estos estudios le permitieron obtener la plaza de profesor en la Universidad de Berlín en 1860.

Demostró que si una molécula compleja se calentaba en presencia de cinc en polvo podía fragmentarse. En 1868 esta técnica permitió a dos de sus discípulos, Karl Graebe y Karl Libermann, desentrañar la estructura de la alizarina, colorante rojo extraído de la raíz de la Rubia tinctorum que se empleaba para teñir los uniformes de la infantería y la caballería del ejército francés. Estos investigadores determinaron que la alizarina poseía un esqueleto semejante al del antraceno y a partir de él la sintetizaron; para ello contaron con la ayuda de Heinrich Caro, especialista en colorantes sintéticos y director científico de la empresa Badische Anilin & Soda Fabrik (BASF).

Entre sus logros más importantes destaca el descubrimiento de la estructura molecular y posterior síntesis del índigo, tintura azul intensa obtenida a partir de las hojas y los tallos de la Indigofera tinctorum. Von Baeyer había comenzado sus investigaciones en 1865; en 1868 consiguió descifrar parte de la estructura. Realizó una primera síntesis en 1878 y una segunda en 1882, sin embargo, ambos procesos eran demasiado complejos para emplearlos con fines comerciales. El mecanismo definitivo lo encontró Carl Heumann en 1890 y es el que se explota desde 1897. Por este trabajo Von Baeyer recibió la Medalla Davy de la Real Sociedad de Londres en 1881.

La patente que permite obtener ambos colorantes de manera artificial la sigue manteniendo la empresa BASF, siendo la principal fabricante de índigo. Hoy en día este colorante es indispensable en la industria textil, donde se emplea en el teñido de los pantalones tejanos.

En 1871 obtuvo una plaza como profesor en la Universidad de Estrasburgo, que abandonó dos años más tarde para sustituir a Justus von Liebig como Catedrático en la Universidad de Munich, a la muerte de éste. Su cargo le permitió establecer un moderno laboratorio perfectamente equipado.

Realizó estudios sobre el acetileno y el poliacetileno y sus trabajos con el benceno y los terpenos cíclicos le permitieron definir la Teoría de la Torsión, que explica la causa por la cual, de entre todos los compuestos cíclicos existentes, los de cinco y seis carbonos son los más estables. La oxidación de las cetonas mediante la reacción de Baeyer-Villiger permitió el descubrimiento de los perácidos. En sus investigaciones ocuparon un lugar relevante los peróxidos orgánicos y los compuestos oxonio.

Sus méritos científicos fueron reconocidos en 1905 con la concesión del Premio Nobel de Química. Este mismo año, con motivo de su setenta cumpleaños, se publicaron de nuevo sus artículos científicos.

Adolf von Baeyer contrajo matrimonio con Adelheid Bendemann en 1868. Fue padre de una hija, quien se casó con el químico Oskar Piloty, y de dos hijos, ambos profesores universitarios.

La muerte le sorprendió en su casa de campo de Starnberger See el verano de 1917.