Pascual de Antillón y Marzo (ca. 1776-1818). El militar aragonés que defendió España durante la Guerra de la Independencia

Pascual de Antillón y Marzo fue un militar y político español que dejó una profunda huella en la historia de su país durante el turbulento periodo de la Guerra de la Independencia contra Napoleón. Nacido en Santa Eulalia de Albarracín (Teruel) hacia 1776 y fallecido en Peñíscola el 9 de diciembre de 1818, su trayectoria se entrelaza con algunos de los episodios más relevantes del conflicto hispano-francés y con el proceso de reorganización del ejército español. Hermano mayor de Isidoro de Antillón, Pascual destacó por su disciplina, su entrega al servicio militar y su participación activa en diversos frentes del conflicto armado.

Orígenes y contexto histórico

A finales del siglo XVIII, España vivía tiempos convulsos marcados por las tensiones políticas internas y las guerras en el exterior. En ese entorno nacería Pascual de Antillón y Marzo, miembro de una familia ilustrada, con fuertes inquietudes intelectuales y patrióticas. Su hermano Isidoro sería un célebre geógrafo e historiador, mientras que Pascual eligió el camino de las armas, marcando desde muy joven una firme vocación militar.

Con tan solo 17 años, Pascual ingresó como cadete en el Colegio de Artillería de Segovia, una de las instituciones militares más prestigiosas de la época. Allí se formó rigurosamente hasta obtener el grado de subteniente en 1799, un hito que marcaría el inicio de su carrera militar. Apenas un año después, ya se encontraba en Extremadura, tomando parte activa en la guerra contra Portugal, dentro del contexto de las alianzas y conflictos derivados de la política napoleónica.

Logros y contribuciones

La carrera militar de Pascual de Antillón estuvo jalonada de ascensos y destinos clave que lo llevaron a convertirse en una figura relevante dentro del cuerpo de Artillería.

Destinos estratégicos en tiempos de guerra

En 1804, fue ascendido a capitán segundo y destinado a la fábrica de pólvora de Murcia, lo que demuestra la confianza en su capacidad técnica. Posteriormente, su traslado a Toledo para dirigir la fábrica de armas blancas consolidó su papel en la industria bélica del momento. Allí permaneció hasta junio de 1808, momento crucial en la historia de España por el estallido de la Guerra de la Independencia contra Francia.

Defensa de Zaragoza y operaciones en Cataluña

Con la invasión napoleónica en marcha, Pascual se unió a la resistencia en Zaragoza, ciudad heroica que se convirtió en símbolo de la lucha contra el invasor. Fue designado comandante de Artillería por Palafox, capitán general de Aragón, en octubre de 1808. Bajo las órdenes del general Lazán, su unidad fue desplegada en Cataluña, participando con valentía en algunas de las batallas más significativas del frente oriental.

Momentos clave

A lo largo de su carrera, Pascual de Antillón vivió varios momentos decisivos que marcaron su vida y su trayectoria profesional. Entre ellos, destacan los siguientes:

Cronología de hechos relevantes

  • 1799: Sale del Colegio de Artillería como subteniente.

  • 1800: Es enviado a la guerra contra Portugal.

  • 1804: Asciende a capitán segundo; destinado a la fábrica de pólvora de Murcia.

  • 1808: Lucha en Zaragoza; nombrado comandante de Artillería.

  • 26 de diciembre de 1808: Participa en la batalla de Armentera.

  • 1-2 de enero de 1809: Interviene en Castellón de Ampurias.

  • 1810: Capturado en Mequinenza y llevado prisionero a Francia.

  • 12 de enero de 1812: Reconocido con el grado de teniente coronel de Artillería.

  • 11 de mayo de 1814: Regresa del cautiverio y es nombrado coronel del ejército.

  • 1817: Enfermo, solicita licencia para tomar los baños de Segura.

  • Finales de 1817: Se retira definitivamente del servicio por problemas de salud.

  • 9 de diciembre de 1818: Fallece en Peñíscola.

Participación destacada en acciones militares

Pascual tuvo un papel crucial en varios enfrentamientos bélicos de la Guerra de la Independencia. Además de Armentera y Castellón de Ampurias, se destacó en las acciones de María, Motorrita y Belchite, combates fundamentales para el control del noreste peninsular.

Su nombramiento como comandante de Artillería en Mequinenza en agosto de 1809 confirmó su valor estratégico dentro del ejército. Sin embargo, la mala fortuna lo alcanzó cuando cayó prisionero el 8 de junio de 1810, siendo enviado a Francia. Su cautiverio deterioró notablemente su salud, aunque no impidió que, al regresar en 1814, fuera ascendido a coronel.

Relevancia actual

La figura de Pascual de Antillón y Marzo representa la entrega y el sacrificio de muchos oficiales que defendieron con valentía a España durante uno de sus periodos más dramáticos. Su papel como comandante de Artillería, su capacidad técnica, y su desempeño en escenarios clave como Zaragoza y Cataluña lo colocan entre los militares notables de la Guerra de la Independencia.

Su contribución fue reconocida en vida con distinciones como:

  • La Gran Cruz de San Hermenegildo, uno de los mayores honores militares.

  • La distinción de Castellón de Ampurias, en reconocimiento a su participación en los combates de esa localidad.

Aunque su nombre no es tan conocido como el de otros generales, su legado se mantiene vigente entre los estudiosos de la historia militar española. Su trayectoria también permite apreciar la dureza del conflicto napoleónico y las consecuencias humanas que tuvo, especialmente entre los oficiales que sufrieron largos periodos de cautiverio.

Además, su vida sirve como testimonio del esfuerzo colectivo por la resistencia frente al imperialismo francés y de la reconstrucción institucional del ejército español en momentos críticos. Su relación familiar con Isidoro de Antillón, figura destacada de la cultura ilustrada, completa el retrato de una familia profundamente comprometida con el devenir político y cultural de su tiempo.

Legado y reconocimiento

Pascual de Antillón fue un ejemplo de profesionalismo militar, una figura que se destacó tanto en el terreno como en la gestión de recursos estratégicos para la guerra. A pesar de sus problemas de salud, que lo obligaron a abandonar el servicio activo en 1817, su trayectoria fue reconocida con honores de alto prestigio.

En la actualidad, su figura forma parte de las conmemoraciones y estudios sobre los defensores de Zaragoza y otros escenarios relevantes de la Guerra de la Independencia. Como testimonio de su valor, se conserva mención en obras como el Obelisco Histórico en honor a los Defensores de Zaragoza (1808-1809), del autor Mariano de la Sala Valdés, que reconoce su participación heroica durante ese conflicto.

Bibliografía

SALA VALDÉS, Mariano de la: Obelisco Histórico en honor a los Defensores de Zaragoza (1808-1809). Zaragoza: 1809.

Archivo General Militar de Segovia.