Dolors Aleu i Riera (1857–1913): Primera Doctora en Medicina en España y Defensora de la Educación Femenina

Infancia y entorno familiar en la Barcelona del siglo XIX

Raíces burguesas y valores progresistas

Dolors Aleu i Riera nació el 3 de abril de 1857 en Barcelona, en el seno de una familia perteneciente a la burguesía media catalana. Su padre, un comerciante próspero de orígenes campesinos, había logrado consolidar una posición económica estable, lo cual permitió a la familia ofrecer una educación sólida a sus hijos. El entorno doméstico de Dolors se caracterizaba por un clima de trabajo, disciplina e interés por el saber, factores que influyeron decididamente en su formación intelectual.

Desde muy temprana edad, Dolors demostró una inteligencia aguda, destacándose en sus estudios junto a su hermano, con quien mantuvo un vínculo académico estrecho. Esta complicidad intelectual entre hermanos fue fundamental en su desarrollo educativo, ya que ambos se motivaban mutuamente a avanzar en su formación, sin que las expectativas de género impidieran a Dolors soñar con horizontes ambiciosos.

Educación temprana y el vínculo con su hermano

Durante su niñez y adolescencia, Dolors recibió una educación completa en escuelas privadas que aceptaban niñas, algo no tan común en la España de mediados del siglo XIX. Su rendimiento era tan destacado que, a menudo, sobresalía por encima de sus compañeros varones. Su hermano, compañero de aula y aliado en sus estudios, se convirtió también en una fuente de apoyo constante.

Esta etapa inicial fue clave para forjar una mentalidad crítica y abierta, que más adelante se traduciría en una vocación médica decidida y en una postura firme en favor de la igualdad educativa para las mujeres. Dolors no solo aprendía por mérito propio, sino que absorbía también las tensiones sociales de su entorno, donde la figura de la mujer estaba limitada al ámbito doméstico.

Primeros pasos hacia la universidad

La inspiración de María Elena Maseras

En 1874, con apenas 17 años, Dolors decidió postularse para los exámenes de ingreso a la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Este paso no fue fortuito ni aislado: se inspiró en el ejemplo reciente de María Elena Maseras i Ribera, otra catalana originaria de Vilaseca, quien había roto los moldes tres años antes al convertirse en la primera mujer en acceder a estudios universitarios en España.

Maseras, tras una intensa batalla legal, había obtenido el amparo de una Real Orden de septiembre de 1871 que le permitió realizar los exámenes de bachillerato requeridos para ingresar a la universidad. Este precedente sirvió como fundamento jurídico y simbólico para Dolors, que vio en él la legitimidad y la motivación necesarias para emprender su propio camino universitario.

Matrícula en Medicina y las aulas de Valencia

Una vez autorizada por esa misma Real Orden, Dolors Aleu se matriculó en la Universidad de Barcelona, aunque durante el curso académico 1874-1875 cursó sus asignaturas en la Universidad de Valencia. En las aulas estaba acompañada por su hermano, con quien seguía compartiendo el trayecto formativo.

Su presencia en un ambiente eminentemente masculino no pasó desapercibida. Sin embargo, Dolors se destacó por sus calificaciones sobresalientes, su dedicación y su madurez. En 1877, mientras aún cursaba su carrera, fue invitada como observadora a la fundación de la Academia de Clínica Quirúrgica Femenina, lo cual reflejaba el respeto que empezaba a ganarse en los círculos académicos.

Brillantez académica y obstáculos institucionales

Pese a completar sus estudios de medicina en 1879, la administración universitaria demoró inexplicablemente su acceso al examen de grado. No fue sino hasta 1882 que Dolors pudo presentarse oficialmente, lo que revela las trabas burocráticas y culturales que enfrentaban las mujeres universitarias en aquel contexto.

Aun así, su expediente académico era tan sólido que culminó su licenciatura con una calificación sobresaliente, demostrando que ni la misoginia institucional ni los prejuicios sociales serían suficientes para frenar su vocación. Esta resistencia estructural no solo afectaba a Dolors: su predecesora, María Elena Maseras, también había sufrido dilaciones que la obligaron a estudiar magisterio mientras esperaba una resolución.

De la licenciatura al doctorado: un camino excepcional

La Real Orden de 1882 y su carácter restrictivo

El paso siguiente para Dolors fue tan audaz como simbólicamente importante: acceder al doctorado en Medicina. En un contexto donde las mujeres eran todavía una excepción en las aulas universitarias, Dolors solicitó un permiso especial para inscribirse en estudios de doctorado, lo cual consiguió en octubre de 1881, antes incluso de haber podido cerrar formalmente su licenciatura.

La oportunidad se presentó bajo una Real Orden publicada en marzo de 1882, la cual autorizaba de forma extraordinaria a las pocas mujeres ya matriculadas a examinarse del grado de doctorado. Sin embargo, esa misma orden cerraba las puertas a futuras alumnas, consolidando una política de “casos excepcionales” que restringía el avance general de las mujeres en la educación superior.

El desafío administrativo y la voluntad de doctorarse

A pesar del marco legal restrictivo, Dolors persistió. Viajó a Madrid para continuar sus estudios, acompañada de Martina Castells i Ballespí, otra pionera médica catalana. Ambas provenían de familias con tradición académica y médica, y estaban decididas a no permitir que los condicionamientos sociales definieran su futuro.

Dolors presentó su tesis doctoral el 6 de octubre de 1882, titulada Conveniencia de dirigir por nuevas vías la educación higiénico-moral de la mujer. Este trabajo no solo mostraba su conocimiento médico, sino también su compromiso social con la transformación de la condición femenina.

Tesis doctoral y logros compartidos con Martina Castells

Tan solo tres días después de su defensa, Martina Castells también obtenía su título de doctora con una tesis igualmente centrada en la educación de la mujer. Ambas se convirtieron en las primeras mujeres doctoradas en Medicina en España, ya que Maseras nunca pudo acceder a esa etapa académica.

Este logro fue monumental no solo en términos personales, sino también como hito histórico. Representaba la posibilidad real de que una mujer no solo se formara como médica, sino que además contribuyera activamente al conocimiento científico y al debate sobre la salud y la moral pública desde una perspectiva femenina y progresista.

El camino de Dolors Aleu i Riera estaba marcado por la innovación, la valentía y una firme convicción de que el saber no debía tener género. Su historia, hasta aquí, es la de una pionera incansable que abrió puertas a generaciones futuras, superando obstáculos con determinación y talento.

La primera doctora ejerce su vocación médica

Apertura de la consulta en Barcelona

Con el título de doctora en Medicina recién obtenido en 1882, Dolors Aleu i Riera regresó a su ciudad natal para iniciar una carrera profesional que sería tan excepcional como su recorrido académico. Ese mismo año abrió su consulta particular en Barcelona, convirtiéndose así en la primera mujer en ejercer la medicina en España de manera formal y reconocida.

La decisión de establecerse por cuenta propia no solo respondía a su vocación médica, sino también a la dificultad de ser aceptada en hospitales u organismos públicos, donde el ambiente continuaba siendo profundamente misógino. Su consulta combinaba dos especialidades que revelaban su compromiso social: la pediatría y la ginecología, campos en los que las pacientes solían sentirse más cómodas siendo atendidas por una mujer.

Durante 25 años ininterrumpidos —desde 1882 hasta 1907—, Dolors ofreció atención médica con un enfoque humanista, pedagógico e innovador. Su consulta se convirtió en un referente para las mujeres barcelonesas de distintas clases sociales que buscaban un espacio de confianza para tratar temas de salud que hasta entonces habían estado invisibilizados o minimizados por la medicina masculina.

Especialización en pediatría y ginecología

La elección de Dolors por la ginecología y la pediatría no fue casual. Ambas ramas eran consideradas “naturales” para una médica mujer en aquella época, pero Dolors las abordó desde una óptica profundamente reformista. Sus diagnósticos y tratamientos buscaban mejorar la calidad de vida de sus pacientes mediante la educación higiénica, el seguimiento preventivo y la atención emocional.

Particularmente en ginecología, promovía el conocimiento del cuerpo femenino y la necesidad de incorporar a las mujeres en las decisiones sobre su propia salud. En pediatría, defendía una atención integral que contemplara tanto la alimentación y el descanso como la educación física y emocional de los menores, desafiando prácticas arcaicas que aún predominaban en la crianza infantil.

Exclusión de sociedades médicas españolas

Pese a su prestigio profesional y a sus credenciales académicas, Dolors Aleu fue sistemáticamente marginada por las corporaciones médicas españolas. En contraste, fue aceptada en la Sociedad Francesa de Higiene en 1882, lo cual evidencia cómo fuera de su país era reconocida por su excelencia.

Esta dualidad marcó su trayectoria: mientras atendía pacientes con dedicación y recibía el respeto de su comunidad, en los círculos oficiales seguía siendo vista con recelo. La paradoja era que, aunque tenía las mismas prerrogativas legales y académicas que sus colegas varones, se le negaba la participación en congresos, sociedades y publicaciones médicas nacionales de forma habitual.

Escritora médica y reformista de la educación femenina

Publicaciones científicas en La independencia médica

Desde el inicio de su carrera, Dolors no se limitó al ejercicio clínico. Comenzó a publicar artículos científicos en revistas especializadas como La independencia médica, una de las pocas plataformas abiertas a voces innovadoras. En 1877, aún estudiante, publicó un texto sobre un caso de “escrofúlide ulcerada grave generalizada”, y en 1878 escribió sobre un caso clínico de artritis reumática.

Estos trabajos destacaban por su rigurosidad y su compromiso con una medicina observacional, empírica y humanista. En ellos ya se advertía su preocupación por la condición del paciente como individuo integral, no como mero objeto clínico.

La tesis como manifiesto reformista

Su contribución más audaz y revolucionaria fue, sin duda, la refundición de su tesis doctoral, publicada en 1884 con el título De la necesidad de encaminar por nueva senda la educación higiénico-moral de la mujer. Este texto se convirtió en un manifiesto reformista de alto impacto intelectual.

Dolors cuestionaba allí la inferioridad intelectual atribuida a las mujeres, una idea ampliamente aceptada en el ámbito médico y académico de la época. Su tesis proponía que la salud física y mental de las mujeres debía abordarse desde la educación, la higiene y la moral social, en vez de ser tratada como un problema naturalizado por el género.

Con una prosa clara pero firme, llamaba a repensar la función social de la mujer, no como un ser pasivo y débil, sino como agente activo del progreso familiar y nacional. Este texto la posicionó como una pensadora feminista avant la lettre, a medio camino entre la médica clínica y la activista social.

Consejos a una madre: guía higiénica y educativa

Ese mismo año, Dolors publicó otra obra de gran difusión: Consejos a una madre. Sobre el régimen, limpieza, vestido, sueño, ejercicio y entretenimiento de los niños. Este libro, dirigido tanto a madres como a comadronas y personal sanitario, era una guía práctica que fusionaba saber científico y experiencia clínica con un lenguaje accesible.

A través de recomendaciones claras sobre higiene, vestimenta adecuada, rutinas de sueño y estimulación infantil, Dolors promovía un modelo de crianza racional, afectiva y moderna. Esta obra fue recibida con entusiasmo por los sectores más ilustrados y reformistas de la sociedad catalana, y reforzó su imagen como educadora pública de la salud.

El legado silencioso de una pionera

Influencia en generaciones futuras de médicas

Aunque durante su vida fue objeto de exclusión y silencio por parte de muchas instituciones oficiales, el ejemplo de Dolors Aleu sembró una semilla decisiva. Las generaciones posteriores de mujeres médicas vieron en su trayectoria una prueba tangible de que era posible acceder y sobresalir en un campo dominado por hombres.

Su figura fue especialmente reivindicada a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando el feminismo académico comenzó a rescatar los nombres de pioneras olvidadas. Su historia pasó entonces a formar parte de los currículos escolares, las facultades de medicina y los estudios de género.

Reconocimiento tardío y vigencia de su mensaje

Pese al reconocimiento tardío, hoy Dolors Aleu i Riera es celebrada como una de las grandes precursoras del feminismo ilustrado español, una mujer que supo unir ciencia, ética y compromiso social en una época hostil para quienes desafiaban el orden establecido.

Su mensaje sobre la necesidad de educar integralmente a la mujer, de romper con mitos pseudocientíficos sobre su supuesta inferioridad y de empoderar a las madres como formadoras de las nuevas generaciones, mantiene una vigencia notable.

Numerosos centros educativos, asociaciones médicas y feministas en España llevan hoy su nombre, como homenaje a una figura que abrió caminos con inteligencia, coraje y sensibilidad.

Una vida entre la ciencia, la ética y la emancipación

Dolors Aleu falleció el 19 de febrero de 1913, en su ciudad natal de Barcelona. Su muerte pasó casi desapercibida en la prensa nacional, lo que reflejaba aún el sesgo social hacia las figuras femeninas relevantes. Sin embargo, su legado siguió latente, esperando ser redescubierto por quienes supieran leer entre líneas la historia no contada de tantas mujeres brillantes.

Hoy su vida representa mucho más que una primera doctora: es el símbolo de una lucha colectiva por el derecho al saber, al trabajo digno y a la autonomía femenina. Su historia es, en última instancia, un llamado a no retroceder nunca en la defensa de la igualdad y la justicia.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Dolors Aleu i Riera (1857–1913): Primera Doctora en Medicina en España y Defensora de la Educación Femenina". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/aleu-i-riera-dolors [consulta: 28 de septiembre de 2025].