Fernando Afán de Ribera y Enríquez (1583-1637). El noble humanista que marcó la política y la cultura del siglo XVII

Fernando Afán de Ribera y Enríquez, tercer duque de Alcalá de los Gazules, fue una figura crucial en el escenario político y cultural del Siglo de Oro español. Nacido en Sevilla en 1583 y fallecido en Vilak, Alemania en 1637, este noble español no solo desempeñó altos cargos en la administración de la Monarquía Hispánica, sino que también dejó una huella imborrable como mecenas, escritor y coleccionista. Su vida estuvo marcada por un equilibrio entre el ejercicio del poder político y la pasión por el arte, la religión y la cultura.
Orígenes y contexto histórico
Fernando Afán de Ribera y Enríquez nació en el seno de una ilustre familia nobiliaria. Su título principal, el ducado de Alcalá de los Gazules, había sido instituido por Felipe II en honor a Pedro Afán de Ribera, consolidando así una de las casas más influyentes del sur peninsular. Su madre, Ana Girón, era hija del primer duque de Osuna, lo que sumaba aún más prestigio a su linaje.
Desde su juventud, fue educado para suceder a su padre tanto en los títulos nobiliarios como en el servicio a la Corona. En una época de grandes tensiones políticas en Europa y el ascenso de Francia como potencia, el joven duque se preparó en las letras, la religión y las artes, áreas que más tarde integraría con destreza en su vida pública.
El contexto histórico en el que se movió estuvo dominado por el gobierno de Felipe III y especialmente por el largo reinado de Felipe IV, bajo la tutela del influyente conde-duque de Olivares, personaje con el que mantendría una relación tan estrecha como conflictiva.
Logros y contribuciones
El tercer duque de Alcalá fue un servidor polifacético de la monarquía. Entre sus más destacadas funciones se encuentran:
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Capitán General de Cataluña
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Embajador extraordinario ante la Santa Sede
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Virrey de Nápoles
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Gobernador general del Milanesado
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Vicario real en Italia
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Ministro plenipotenciario en el Congreso de Colonia
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Capitán General de Andalucía
Fue precisamente en Italia donde desarrolló una de las fases más brillantes de su carrera. Como embajador en la corte papal, tuvo que hacer frente a las inclinaciones profrancesas del papa Urbano VIII, desempeñando un papel clave en la defensa de los intereses españoles en la península itálica.
Su nombramiento como virrey de Nápoles en 1630 marcó otro hito. Sustituyó al duque de Alba y protagonizó un conflicto protocolario durante la escolta de la reina María de Hungría hacia Viena, lo que puso en evidencia las tensiones internas entre los grandes linajes nobiliarios. Este episodio fue solo un reflejo de los conflictos que estallarían más tarde, como la sublevación andaluza en los años 1640.
Pese a estos desencuentros, el rey confió en él plenamente, asignándole el gobierno del Milanesado y más tarde el cargo de vicario general para toda Italia, convirtiéndolo en el representante supremo del monarca en una región estratégica del dominio español.
Momentos clave
A lo largo de su trayectoria, destacan varios momentos decisivos:
Principales hitos cronológicos
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1623: Comienza su labor diplomática como embajador ante el papa Urbano VIII.
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1630: Nombrado virrey de Nápoles.
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1630: Incidente con el duque de Alba por el acompañamiento de la reina María de Hungría.
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1631: Asume el gobierno del Milanesado.
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1633: Proclamado vicario real para toda Italia.
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1636: Participa como ministro plenipotenciario en el Congreso de Colonia.
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1637: Fallece mientras desempeñaba esta última misión en Alemania.
Estos momentos resumen su itinerario vital como uno de los grandes administradores y diplomáticos del siglo XVII. Su vida refleja fielmente el modo en que la alta nobleza participaba activamente en los engranajes del poder monárquico.
Relevancia actual
La figura de Fernando Afán de Ribera y Enríquez trasciende su papel como político y militar. Fue un verdadero humanista del Siglo de Oro, amante de las letras, el arte y el pensamiento religioso. En Roma, llevó consigo al pintor Diego Rómulo, alentando su formación en contacto con los mejores artistas italianos. La propia relación con el papa Urbano VIII fue tan estrecha que el pontífice accedió a posar para un retrato realizado por el pintor sevillano.
Durante su estancia italiana, recolectó múltiples piezas arqueológicas de la antigüedad romana, las cuales trasladó a la Casa de Pilatos en Sevilla, el palacio familiar que transformó en un centro cultural. En esta residencia organizó tertulias literarias y fomentó la creación artística, haciendo de ella un modelo de mecenazgo al estilo renacentista.
Su biblioteca personal, igualmente instalada en la Casa de Pilatos, fue considerada una de las más importantes de su tiempo, albergando manuscritos, códices y documentos valiosos. Su pasión por los libros lo llevó también a ser autor de obras religiosas y poéticas, entre las que se destacan:
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El Título de la Cruz
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La Pasión de Jesucristo
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Una oración de gratitud al papa Urbano VIII en nombre del monarca español
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Poemas y compilaciones documentales en más de treinta volúmenes
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La obra Lo cierto por lo dudoso que le fue dedicada por Lope de Vega
A través de estos trabajos, se revela su profunda religiosidad y su compromiso intelectual, así como su voluntad de preservar y promover el legado cultural hispánico.
Además, su figura encarna las tensiones ideológicas y políticas que caracterizaron la España de los Austrias. Su relación ambigua con el conde-duque de Olivares, quien le avisó en 1628 sobre la inminente devaluación del vellón, demuestra que incluso los vínculos más cercanos entre poderosos podían fracturarse por motivos protocolarios o de orgullo nobiliario.
Hoy, la Casa de Pilatos en Sevilla sigue siendo un testimonio tangible de su legado. El palacio, con sus colecciones de antigüedades clásicas y su decoración renacentista, se erige como símbolo de un tiempo en el que la política, la religión y el arte caminaban de la mano.
Una vida entre la política y las letras
Fernando Afán de Ribera y Enríquez representa a una generación de nobles que supieron combinar el deber institucional con una notable sensibilidad artística e intelectual. A pesar de haber fallecido con tan solo 54 años, dejó una huella duradera en la política europea, la diplomacia vaticana, el coleccionismo y la literatura religiosa.
Su figura sigue siendo objeto de estudio tanto por historiadores políticos como por especialistas en historia del arte y bibliografía. La amplitud de su legado lo convierte en un paradigma del noble humanista del Barroco español, testimonio de una época de esplendor y contradicciones.
Bibliografía
GONZÁLEZ MORENO, J., Don Fernando Enríquez de Ribera, tercer duque de Alcalá de los Gazules, 1583-1637. Sevilla, 1969.
MCN Biografías, 2025. "Fernando Afán de Ribera y Enríquez (1583-1637). El noble humanista que marcó la política y la cultura del siglo XVII". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/afan-de-ribera-y-enriquez-fernando-duque-de-alcala-de-los-gazules [consulta: 17 de octubre de 2025].