Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim (ca.1210-1236). El califa almohade que vivió bajo la sombra de la guerra civil
Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim, nacido alrededor de 1210 y fallecido el 6 de mayo de 1236 en el Garb (Marruecos), fue uno de los últimos califas almohades de Marruecos y Al-Andalus, cuya corta vida estuvo marcada por la constante inestabilidad política, la guerra civil y las intrigas internas que casi siempre amenazaron su califato. Aunque nunca pudo consolidar un poder real, su figura sigue siendo crucial para entender las tensiones políticas que caracterizaron el ocaso del imperio almohade. Su reinado estuvo marcado por la lucha constante por la supervivencia en un contexto político fragmentado, donde las revueltas y disputas entre los principales actores del califato fueron una constante.
Orígenes y contexto histórico
Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim fue el hijo de al-Nasir, un califa que, aunque fue un destacado líder de su época, dejó tras de sí un imperio cada vez más fragmentado. La época en que Yahya ascendió al poder en 1227 fue un periodo de grandes turbulencias en el imperio almohade, que dominaba tanto Marruecos como Al-Andalus. En ese momento, el imperio estaba perdiendo gradualmente su cohesión interna, y las regiones de Al-Andalus y Marruecos se veían cada vez más separadas por diferencias de intereses y rivalidades.
A la muerte de Abdallah al-Adil, califa almohade de Marruecos y Al-Andalus, las facciones del imperio comenzaron a enfrentarse entre sí para decidir quién tomaría su lugar. Aunque inicialmente los jeques de Marruecos se inclinaron por Abú-l-Ula Idris, señor de Al-Andalus y hermano del difunto califa, la elección recayó finalmente en Yahya gracias a la intervención de los poderosos jeques de Hintata y Tinmallal, quienes apoyaron su candidatura.
El reinado de Yahya y los desafíos de su poder
El ascenso de Yahya al califato fue relativamente pacífico, pero su poder pronto se vio amenazado por la creciente rivalidad con otros miembros de la familia almohade. Uno de sus principales oponentes fue al-Mamoun, quien comenzó a intrigar en su contra, buscando derrocarlo para tomar el poder. Al principio, Yahya fue apoyado por una parte de los jeques de Marruecos, pero rápidamente perdió fuerza debido a las disputas internas y las rebeliones de varios gobernadores regionales. La pérdida de apoyos hizo que su posición fuera cada vez más vulnerable.
Uno de los primeros golpes a su autoridad se produjo cuando un grupo de rebeldes, bajo el liderazgo de Ibn Yuyyan, logró tomar la capital. Yahya, incapaz de resistir la presión, se vio obligado a huir a las montañas del Atlas, donde encontró refugio con el jeque de Hintata. Sin embargo, no estaba dispuesto a rendirse sin luchar. En 1228, tras un esfuerzo para restaurar su poder, consiguió recuperar la capital con la ayuda de sus leales. A pesar de esta victoria, las revueltas siguieron siendo una constante, y Yahya pronto vio cómo su dominio se desmoronaba.
Los momentos clave de su califato
La lucha contra al-Mamoun
Uno de los momentos más significativos de su reinado fue su enfrentamiento con al-Mamoun, quien, después de ser derrotado en varias ocasiones, cruzó el Estrecho de Gibraltar para proclamarse califa en Marruecos. Durante la batalla de Iyilliz en 1229, las fuerzas leales a Yahya fueron aniquiladas, y él se vio nuevamente obligado a huir a las montañas. Este evento marcó el comienzo de un largo periodo de exilio e inactividad para el califa, quien durante más de un año permaneció escondido.
Sin embargo, en 1230, Yahya intentó recuperar el poder con un asalto a la capital, pero fue nuevamente derrotado por al-Mamoun, lo que lo forzó a refugiarse en Siyilmassa, lejos del centro del poder. La situación política se fue haciendo cada vez más caótica, y la guerra civil desgarró al imperio almohade.
La breve restauración de Yahya
En 1232, mientras al-Mamoun se encontraba en una campaña contra su hermano Abú Musa, quien se había declarado independiente en Ceuta, Yahya aprovechó la oportunidad para apoderarse nuevamente de Marruecos. No obstante, su victoria fue efímera. Al enterarse de la revuelta, al-Mamoun regresó rápidamente, pero murió de manera repentina, dejando a su ejército, compuesto en su mayoría por tropas cristianas, en el camino hacia Marruecos. A pesar de la muerte de su rival, Yahya no pudo afianzarse en el poder, ya que fue derrotado por las fuerzas leales a al-Mamoun a finales de octubre de 1232. El califa huyó de nuevo, mientras que Abd al-Wahid II al-Rasid, el hijo de al-Mamoun, fue proclamado califa.
La última fase del reinado de Yahya
En los últimos años de su vida, Yahya logró un breve retorno al poder en 1235, gracias a la ayuda de su aliado Ibn Abí Hafs. Sin embargo, esta restauración fue breve y sin poder real, ya que Yahya se convirtió en una marioneta en manos de los señores árabes, quienes controlaban las decisiones del califa. La situación empeoró aún más cuando Ibn Abí Hafs y su hermano Abú Ibrahim fueron asesinados, dejando a Yahya sin aliados. Durante este tiempo, Yahya fue despojado de su poder, y su influencia política se redujo al mínimo.
A finales de 1235, el ejército de Abd al-Wahid II al-Rasid derrotó a Yahya en la batalla de Awiyidán, lo que provocó el abandono de sus partidarios y su huida al Garb. Allí, Yahya recibió la promesa de apoyo por parte de los árabes Ma’quil, pero la traición no tardó en llegar. Uno de los árabes Ma’quil, en busca de ganarse el favor de al-Rasid, asesinó a Yahya, enviando su cabeza a Marruecos en un tarro de miel.
Relevancia histórica de Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim
El breve y turbulento reinado de Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim ilustra la difícil situación del imperio almohade en su última etapa. A pesar de su posición de poder como califa, su incapacidad para consolidar una autoridad efectiva y su dependencia de sus consejeros y visires le valieron una reputación de ineficacia. Su liderazgo fue cuestionado constantemente, y las intrigas, traiciones y rebeliones marcaron su gobierno. La historia de Yahya es un reflejo de las dificultades políticas y militares que enfrentaron los últimos califas almohades, un imperio que ya estaba en declive y que se desintegró rápidamente debido a las luchas internas y las presiones externas.
El legado de Yahya, aunque marcado por la inestabilidad y el fracaso, ofrece una lección sobre las complejidades del poder en una era de fragmentación política, donde la capacidad de mantener el control sobre los territorios conquistados era fundamental para la supervivencia de cualquier líder. Su vida, marcada por la resistencia y las derrotas, se convirtió en parte de la narrativa de la decadencia almohade, un periodo clave en la historia de Marruecos y Al-Andalus.
MCN Biografías, 2025. "Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim (ca.1210-1236). El califa almohade que vivió bajo la sombra de la guerra civil". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/yahya-ibn-al-nasir-al-mutasim [consulta: 28 de septiembre de 2025].