Toribio Alonso de Mogrovejo (1538–1606): El Arzobispo que Evangelizó los Andes con Humildad y Firmeza
De Mayorga al Nuevo Mundo: Formación y primeras misiones de un prelado excepcional
Contexto histórico y familiar en la España del siglo XVI
La Castilla de Carlos V y Felipe II: tensiones políticas y religiosas
El siglo XVI marcó una época de grandes transformaciones para la Corona española. Bajo el reinado de Carlos V, el imperio se expandió por Europa y América, pero también enfrentó enormes desafíos religiosos derivados de la Reforma protestante. A su sucesor, Felipe II, le tocó consolidar el catolicismo como eje del poder imperial y combatir cualquier forma de herejía dentro y fuera del territorio hispánico. La Inquisición, el Concilio de Trento y la Contrarreforma moldearon profundamente la espiritualidad y las estructuras eclesiásticas del periodo. En este contexto de intensa religiosidad, vigilancia doctrinal y expansión imperial, nació Toribio Alonso de Mogrovejo, un futuro actor central del catolicismo en América.
Orígenes nobiliarios y vínculos con Alfonso X y San Luis IX
Toribio nació el 11 de noviembre de 1538 en Mayorga, un pequeño municipio de la provincia de León, en el seno de una familia nobiliaria con una herencia distinguida. Su padre, Luis Alfonso de Mogrovejo, y su madre, Ana de Robledo, le transmitieron no solo una profunda fe católica, sino también un orgullo por su linaje, que incluía a figuras tan notables como Alfonso X el Sabio y San Luis IX de Francia. Era el tercero de cinco hermanos, y una de sus hermanas, María, ingresó en la orden dominica, lo que evidencia una inclinación religiosa extendida en la familia. Este entorno noble y piadoso forjó las bases morales y culturales del joven Toribio.
Influencias tempranas: ambiente familiar, fe y erudición
Desde joven, Toribio demostró una inteligencia precoz y una profunda devoción religiosa, cualidades que no pasaron desapercibidas entre sus tutores. En el hogar se cultivaban tanto la espiritualidad como la cultura humanista del Renacimiento. La vida familiar transcurría en una atmósfera marcada por el respeto a la educación, el estudio de los clásicos y el fervor cristiano. Esta confluencia de valores sería determinante para el destino que lo esperaba más allá del océano Atlántico.
Formación académica y ascenso en la Iglesia española
Estudios en Valladolid, Salamanca y Coimbra: humanismo y derecho canónico
Su formación formal comenzó en Valladolid, entre 1550 y 1560, ciudad que entonces albergaba la corte de Felipe II. Allí estudió gramática, leyes y cánones, y se graduó como bachiller, consolidando una base sólida en disciplinas jurídicas y humanísticas. Entre 1562 y 1570, prosiguió sus estudios en la Universidad de Salamanca, uno de los centros intelectuales más prestigiosos de la cristiandad, donde obtuvo el grado de licenciado en cánones en 1568.
Durante este periodo, pasó un tiempo crucial en Coímbra, al lado de su tío Juan Mogrovejo, un personaje influyente que le legó una biblioteca extensa. Esta herencia no solo fortaleció su cultura, sino que posteriormente acompañaría su travesía a América, convirtiéndose en una herramienta invaluable en su labor evangelizadora.
El inquisidor de Granada: virtud en tiempos de rigor religioso
A los 32 años, Toribio fue nombrado inquisidor de Granada, una de las posiciones más delicadas y exigentes del sistema eclesiástico del Imperio español. Su desempeño fue ejemplar: destacó por su virtud, sabiduría y pureza, cualidades que lo llevaron a presidir el tribunal inquisitorial aún cuando otros miembros fueron destituidos por irregularidades. En una institución marcada por el miedo y el dogmatismo, su figura despuntó por una rectitud serena y una visión pastoral, en lugar de un mero afán punitivo. Esta etapa marcó un punto de inflexión, preparándolo para desafíos aún mayores.
De la teoría a la práctica: primeras pruebas de carácter eclesiástico
Los años como inquisidor no sólo consolidaron su prestigio, sino que también afianzaron su reputación como defensor del dogma tridentino y hombre de criterio equilibrado. A pesar de su alto cargo, nunca perdió el contacto con la realidad pastoral ni con los fieles más humildes. Este equilibrio entre rigor doctrinal y sensibilidad social sería una constante en toda su vida episcopal. Su paso por diversas ciudades españolas en estos años le permitió también comprender las complejidades del poder, la diplomacia eclesiástica y la interacción entre lo espiritual y lo político.
Nombramiento como arzobispo de Lima: dudas, obediencia y destino
El llamado de Felipe II y la aceptación papal
Fue en Granada, en plena madurez espiritual e intelectual, cuando recibió el inesperado nombramiento de arzobispo de Lima, una decisión tomada por el propio Felipe II y luego confirmada por el papa Gregorio XIII. Sorprendido y reticente, Toribio meditó durante tres meses antes de aceptar, influido por las palabras de sus hermanos, quienes le recordaron su anhelo de martirio: «si deseaba ser mártir, aquélla era una buena ocasión de serlo». Tras su decisión, volvió a Salamanca para recibir las órdenes mayores, y fue consagrado en Sevilla antes de partir hacia América.
Viaje al Perú: peligros, desembarco y humildad en la llegada
En septiembre de 1580, partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda acompañado de un séquito de 22 personas, entre ellas su hermana Grimanesa y su esposo, así como seis esclavos negros, según la costumbre de la época. La travesía no estuvo exenta de peligros: en Chagres (Panamá), sufrió una caída de su mula que casi le cuesta la vida. Sin embargo, mantuvo su determinación y, tras tres meses y medio de navegación, optó por desembarcar en Paita, en el norte del Perú, en lugar de continuar en barco hasta Lima. Desde allí recorrió a pie los 1.100 kilómetros que lo separaban de la capital, en una demostración de humildad y entrega pastoral pocas veces vista en su tiempo.
Lima vacante y una archidiócesis sin guía: el inicio de una misión continental
Toribio llegó a Lima el 24 de mayo de 1581, entrando por el humilde barrio de los pescadores camaroneros, y se dirigió a la iglesia del hospital de San Lázaro. La archidiócesis había estado vacante por cinco años desde la muerte de fray Jerónimo de Loaysa, lo que implicaba un contexto de desorganización, falta de dirección y necesidades urgentes. Su arribo fue providencial: no sólo asumía el gobierno espiritual de la capital virreinal, sino también la responsabilidad de trazar el rumbo de la evangelización de Sudamérica entera. Comenzaba así una de las gestas pastorales más intensas y decisivas del periodo colonial hispanoamericano.
Evangelizador del Perú: Concilios, reformas y enfrentamientos de Santo Toribio
El III Concilio Limense: piedra angular de la evangelización andina
Objetivos teológicos, lingüísticos y disciplinarios
Uno de los logros más relevantes del arzobispo Mogrovejo fue la organización del III Concilio Limense, iniciado en agosto de 1582. Se trató de un evento clave para la Iglesia americana, que reunió a los obispos de Quito, Charcas, Cusco, Santiago y Tucumán, y se extendió por catorce meses. El concilio no solo buscaba consolidar la doctrina tridentina en el Nuevo Mundo, sino también ofrecer soluciones concretas a los desafíos específicos de la evangelización en América del Sur, donde la diversidad cultural, lingüística y religiosa exigía medidas pastorales adaptadas.
La figura del indígena en el discurso eclesiástico: tutela sin herejía
Una de las posturas más avanzadas del concilio fue la manera de concebir a los indígenas. En lugar de considerarlos herejes, como algunos sectores lo proponían, el concilio los definió como neófitos y menores de edad en la fe, necesitados de instrucción y tutela, no de represión. Esta visión marcó un cambio importante respecto a los modelos europeos, y derivó en un plan pastoral que abogaba por enseñarles las oraciones en sus lenguas originarias, facilitarles el acceso a los sacramentos, y prohibir que se cobrara por su administración.
Catecismo trilingüe y reformas litúrgicas
Uno de los resultados más significativos del concilio fue la creación del catecismo trilingüe en castellano, quechua y aimara, un instrumento fundamental para superar las barreras idiomáticas. Toribio encargó esta tarea a expertos teólogos y lingüistas, como el jesuita Antonio de Acosta, asegurándose de que la doctrina cristiana se enseñara de manera coherente en las lenguas nativas. Esta política lingüística fue pionera y sentó las bases del Derecho Canónico Indiano. Además, se establecieron normas sobre la práctica sacramental, la frecuencia de visitas pastorales y la libertad matrimonial de los indígenas fuera de sus ayllus.
Tensiones con el poder colonial: virreyes, encomenderos y disputas protocolares
Denuncias a Roma y conflictos por las cajas de comunidad
La firmeza de Santo Toribio en defender los derechos de los indígenas lo llevó a tener conflictos constantes con el poder virreinal. Una de las causas principales fue su decisión de elevar un Memorial a Roma denunciando las intromisiones del virrey en asuntos eclesiásticos. Esta acción provocó la ira del Consejo de Indias, que llegó a considerar su traslado a España. También generó tensión su insistencia en fiscalizar las cajas de comunidad, donde se guardaban los tributos destinados al bienestar indígena, pero que eran frecuentemente malversados por los corregidores.
Incidentes con los virreyes Toledo y Hurtado de Mendoza
Los enfrentamientos no se limitaron al plano institucional. Durante los virreinatos de Toledo y García Hurtado de Mendoza, se sucedieron incidentes públicos que ilustran las fricciones entre Iglesia y Estado. En una ceremonia oficial, la silla del arzobispo fue colocada detrás del dosel del virrey. En respuesta, Santo Toribio la movió él mismo junto al dosel, diciendo con solemnidad: «bien cabemos, que todos somos del Consejo de su majestad». Este gesto, aunque sencillo, revelaba su defensa de la dignidad episcopal y su habilidad para hacer valer su autoridad sin aspavientos.
El caso del Cercado y la defensa de los indios
Uno de los conflictos más significativos tuvo lugar cuando el virrey Hurtado de Mendoza intentó trasladar a los indígenas del barrio de San Lázaro al Cercado sin consulta previa. Toribio se hallaba fuera de Lima en una visita pastoral, pero al regresar apoyó la resistencia indígena. Años después, algunos de estos indios regresarían a San Lázaro, lo que fue interpretado como una victoria moral del arzobispo frente a los abusos coloniales.
Organización diocesana y sínodos pastorales
Trece sínodos en dos décadas: disciplina y celo tridentino
Además del gran concilio, Santo Toribio impulsó una intensa actividad sinodal a lo largo de su episcopado. En total, presidió trece sínodos diocesanos entre 1582 y 1604, con el objetivo de implementar los decretos tridentinos y del III Concilio Limense a nivel local. Estas reuniones buscaban reformar el clero, eliminar abusos y promover una vida pastoral más coherente con los ideales cristianos. No era común que un obispo en América realizara semejante esfuerzo organizativo, lo cual refleja su compromiso inquebrantable con la disciplina eclesiástica.
Seminario de Lima: educación para el clero autóctono
En 1591, fundó el primer seminario del Perú, anticipándose a las disposiciones de Trento sobre la formación clerical obligatoria. En un gesto simbólico, colocó su escudo de armas en la entrada del edificio, lo que fue interpretado como una afirmación de la autonomía episcopal frente al virrey. Este intento por profesionalizar y educar al clero local generó resistencia, pero finalmente se consolidó como un paso decisivo hacia la institucionalización de la Iglesia en América.
Reforma de la Universidad de San Marcos
Gracias a su trayectoria académica y su paso por la Universidad de Salamanca, Santo Toribio intervino también en la reforma de la Universidad de San Marcos, la más antigua de América. Su objetivo era adecuar los programas de estudio a los requerimientos del clero del Nuevo Mundo y asegurar una enseñanza acorde con las necesidades espirituales y doctrinales del contexto colonial. Este esfuerzo lo convirtió en una figura clave no solo en el ámbito pastoral, sino también en el intelectual, dejando una impronta duradera en la educación superior americana.
Las visitas pastorales: itinerancia, censos y alfabetización
Dimensión geográfica de la diócesis de Lima
La diócesis de Lima que le tocó gobernar a Santo Toribio era inmensa y heterogénea. Abarcaba desde los valles de Jauja en la sierra central hasta las provincias de Ica en la costa, y se extendía por el norte hacia los territorios de Quito y Popayán. Esta vastedad hacía casi inabarcable una atención pastoral eficaz. Sin embargo, lejos de intimidarse ante el reto, el arzobispo optó por una política activa de visitas pastorales, en las que él mismo se desplazaba a pie o a lomo de mula por caminos inhóspitos, enfrentando desiertos, montañas y punas, con temperaturas extremas y riesgos constantes.
Tres grandes visitas y más de un millón de confirmaciones
En total, realizó tres grandes visitas a lo largo de su episcopado. La primera se extendió de 1584 a 1591, la segunda de 1593 a 1598, y la tercera, que inició en 1605, quedó inconclusa debido a su muerte en 1606. Estas giras no fueron simbólicas: implicaron recorridos de más de 6.000 leguas, durante los cuales confirmó a más de un millón de personas. Entre los lugares visitados destacan Jauja, Huancabamba, Motilones y Moyobamba, zonas de difícil acceso y escaso contacto con la autoridad eclesiástica. Estas visitas transformaron su figura en la de un verdadero pastor ambulante, comprometido con todos los rincones de su jurisdicción.
Escuelas, catequesis y compasión en los Andes
Como parte de su programa misionero, Santo Toribio no solo llevaba sacramentos, sino también educación y alfabetización. Fundó escuelas elementales en aldeas y pueblos donde no había infraestructura educativa. Enseñaba personalmente el catecismo, fomentaba la lectura de las oraciones en lengua nativa y corregía con paciencia los errores doctrinales. Su estilo era más el de un maestro itinerante que el de un prelado de corte, lo que incrementó su prestigio entre los indígenas. La combinación de instrucción religiosa y aprendizaje básico lo convirtió en un precursor de la educación rural en el virreinato del Perú.
Caridad, humildad y vida interior: el “Padre de los pobres”
Santo Toribio destinó una parte significativa de los fondos diocesanos a labores de caridad y asistencia social, pero no se limitó a gestionar recursos: repartía también sus propios objetos personales, desde mantos hasta libros, a quienes los necesitaban. Fue comúnmente llamado el “Padre de los pobres”, no como título ceremonial, sino como reconocimiento real a su comportamiento constante y su generosidad. Su visión pastoral implicaba no solo alimentar el alma, sino también socorrer el cuerpo y aliviar las necesidades más básicas.
El caso del Hospital de San Andrés
Un ejemplo notable de su sensibilidad social fue su intervención en el Hospital de San Andrés, al que apoyó aun cuando los recursos escaseaban. En una ocasión, al no disponer de dinero, decidió donar un esclavo de su propiedad, valorado en 500 pesos, para que sirviera con esmero a los pacientes. Aunque la esclavitud era una institución legal y aceptada en la época, este gesto revela la forma en que Santo Toribio intentaba reconciliar la realidad social con su ética cristiana de servicio y dignidad humana.
Austeridad, ayuno y mortificaciones espirituales
Su vida interior estaba marcada por una espiritualidad ascética. Dormía sobre tablas de madera, rechazaba los colchones destinados a él y practicaba ayunos prolongados. Evitaba el sueño como forma de mortificación y mantenía una estricta disciplina en la alimentación y el descanso. Estas prácticas no eran ostentosas ni exhibicionistas, sino fruto de una intensa vida interior que buscaba la identificación con el sufrimiento de Cristo. Sus contemporáneos reconocían en él una combinación excepcional de firmeza episcopal y humildad personal.
Muerte, milagros y santidad reconocida
Agonía en Saña y prodigios funerarios
En febrero de 1606, durante su tercera visita pastoral, Santo Toribio cayó gravemente enfermo de fiebres tercianas, una forma de malaria que lo debilitó rápidamente. Murió el 23 de febrero en Saña, sin haber podido regresar a Lima. Su muerte generó un profundo impacto en la población, que ya lo consideraba un santo en vida. Durante el traslado de su cuerpo, se narró un evento milagroso: al cruzar el caudaloso río Santa, las aguas se separaron para permitir el paso del féretro. Este fenómeno fue recogido en el proceso de canonización como prueba de intervención divina.
Beatificación y canonización: del culto popular al reconocimiento oficial
El reconocimiento oficial de su santidad no tardó en llegar. Fue beatificado en 1679 por el papa Inocencio XI, y canonizado el 10 de noviembre de 1726 por Benedicto XIII. A lo largo de los años, su figura fue adquiriendo una dimensión casi legendaria en el imaginario andino, tanto entre criollos como entre indígenas. Se convirtió en patrono del episcopado latinoamericano, y su imagen comenzó a aparecer en templos, catedrales y obras devocionales en todo el continente.
Proyección histórica y espiritual en América Latina
Más allá de su rol evangelizador, Toribio de Mogrovejo representa una figura puente entre la estructura jerárquica de la Iglesia y las necesidades concretas de los pueblos originarios. Su legado permanece vivo en los seminarios, en la educación rural y en la concepción del episcopado como servicio activo y descentralizado. En tiempos recientes, su figura ha sido redescubierta como símbolo de una Iglesia comprometida con los pobres, defensora de la dignidad humana y capaz de dialogar con las culturas locales sin imponer por la fuerza.
Su vida y obra, inscritas en los difíciles procesos de la evangelización americana, desafían cualquier lectura simplista. Fue al mismo tiempo un hombre de su época y un precursor de actitudes pastorales modernas. A través de su ejemplo, se encarna una forma de santidad silenciosa pero persistente, capaz de cruzar los Andes sin levantar la voz, pero dejando huellas imborrables en la historia espiritual del continente.
MCN Biografías, 2025. "Toribio Alonso de Mogrovejo (1538–1606): El Arzobispo que Evangelizó los Andes con Humildad y Firmeza". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/toribio-alonso-de-mogrovejo-santo [consulta: 28 de septiembre de 2025].