Roboam (931-914 a.C.). El primer rey de Judá tras la división del reino
Roboam, hijo de Salomón y de la ammanita Naamah, es una figura clave en la historia de la antigua Judá, pues su reinado marcó un antes y un después en el destino de su pueblo. Tras la muerte de su padre, Salomón, Roboam heredó el trono de un reino que ya mostraba signos de división interna. Su gobierno, que se extendió de 931 a 914 a.C., estuvo marcado por la división del pueblo de Israel en dos reinos y por tensiones tanto internas como externas que afectaron su estabilidad. Su figura representa no solo la transición de una era dorada bajo el reinado de su padre, sino también el comienzo de un periodo de inestabilidad y conflicto para Judá.
Orígenes y contexto histórico
Roboam nació en un momento en que el reino de Israel estaba en su máxima expansión y poder, gracias a la sabiduría y política de su padre, Salomón. Bajo el reinado de Salomón, el reino alcanzó un apogeo económico, cultural y militar. Sin embargo, el reinado de Roboam comenzó con un legado complejo: el pueblo estaba agobiado por los impuestos elevados que Salomón había impuesto para financiar sus grandes proyectos y mantener el lujo de su corte. Este contexto fue un caldo de cultivo para las tensiones que desembocarían en la división del reino.
A la muerte de Salomón, Roboam ascendió al trono sin oposición. No obstante, su primer acto de gobierno fue una decisión que marcaría su reinado: rechazó las peticiones de los líderes del norte de Israel de reducir los impuestos y la carga económica sobre el pueblo. Esta negativa a suavizar la política fiscal provocó un cisma. Las tribus del norte, descontentas, se rebelaron, proclamando a Jeroboam como su rey y formando el Reino del Norte, también conocido como el Reino de Efraim o Israel.
La división del reino de Israel en dos entidades políticas fue una de las decisiones más trascendentales del reinado de Roboam, y también de la historia de la región. El norte, bajo el liderazgo de Jeroboam, se separó del sur, gobernado por Roboam, y esto generó una rivalidad que perduró durante siglos. Judá, aunque en una posición de poder geopolítico debido a la ciudad de Jerusalén y su templo, comenzó a perder fuerza frente al nuevo reino rival.
Logros y contribuciones
A pesar de la difícil situación en la que Roboam se encontró al inicio de su reinado, no todo fue negativo en su gobierno. El primer logro significativo fue su intento de fortificar el reino de Judá, lo que reflejaba su preocupación por la seguridad y estabilidad interna tras la división con Israel. Tras la rebelión del norte, Roboam ordenó reforzar las murallas de varias ciudades clave y nombró a sus numerosos hijos para que las gobernaran. Sin embargo, no se trató de una estrategia de expansión o conquista, sino más bien de una defensa ante posibles ataques y la desestabilización interna que se avecinaba.
Roboam también se distinguió por su numerosa descendencia. Tuvo 28 hijos y 60 hijas, un hecho que refleja la importancia de la dinastía y el legado familiar en la política de la época. Sin embargo, su preferido fue Abiyyah (Abías), a quien designó como heredero de su trono. Este detalle resalta la importancia de la transmisión del poder dentro de la familia real, un elemento clave en las monarquías de la región.
Momentos clave
El reinado de Roboam estuvo lleno de momentos decisivos que marcaron la historia de Judá. Entre los más relevantes se encuentran:
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La división del reino (931 a.C.): La negativa de Roboam a suavizar los impuestos y su intransigencia frente a las demandas del pueblo del norte provocó la separación de las diez tribus del norte que proclamaron a Jeroboam como su rey. Esto resultó en la creación del Reino de Israel, dejando a Roboam al mando solo del Reino de Judá.
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La incursión del faraón Sheshonq I (925 a.C.): En un contexto de debilidad interna, el faraón egipcio Sheshonq I aprovechó la división y la falta de poder del rey judío para realizar una incursión militar en los territorios de Judá e Israel. La campaña de Sheshonq fue devastadora, saqueando el Templo de Jerusalén y ocupando varias ciudades importantes. Esta invasión dejó una marca profunda en el reinado de Roboam y en la historia de Judá, pues evidenció la vulnerabilidad de ambos reinos ante las amenazas extranjeras.
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Refortalecimiento de las ciudades: Tras la incursión de Sheshonq I, Roboam tomó medidas para fortificar las principales ciudades de Judá, enviando a sus hijos a ocuparlas y garantizar que la seguridad del reino estuviera bajo control. Sin embargo, la situación interna seguía siendo tensa, y Roboam no pudo recuperar el antiguo esplendor de su padre.
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Relajación de las costumbres religiosas: En sus últimos años, el reinado de Roboam parece haber sido menos austero en términos religiosos. Se observa que el rey permitió una cierta relajación en las costumbres religiosas, lo que llevó a un distanciamiento de las prácticas que su padre Salomón había establecido en el templo. Este hecho refleja la creciente permisividad de Roboam, que no logró mantener la unidad religiosa de su pueblo.
Relevancia actual
El legado de Roboam sigue siendo significativo en el contexto histórico de Israel y Judá. La división del reino, impulsada por sus decisiones, definió el curso de la historia de la región durante muchos siglos. El Reino de Judá, aunque continuó existiendo durante varias generaciones más, nunca volvió a alcanzar el poder y la prosperidad de la época de Salomón. Por su parte, el Reino de Israel, bajo el liderazgo de Jeroboam, experimentó una serie de cambios dinásticos y luchas internas que también marcaron la historia de la región.
Roboam, en definitiva, representa el trágico giro hacia la división y la debilidad que vivió el pueblo de Israel tras la muerte de Salomón. Su reinado no solo estuvo marcado por la desunión interna, sino también por la amenaza externa que supuso la invasión egipcia. A pesar de sus intentos de consolidar el poder en Judá, la fragmentación del reino y el conflicto con Israel dejaron una huella perdurable en la historia bíblica y en la memoria colectiva de los pueblos de la región.
En resumen, Roboam fue un rey que heredó un reino próspero y unido, pero su incapacidad para manejar las tensiones internas y su falta de visión estratégica frente a las amenazas externas provocaron la fragmentación de Israel en dos reinos rivales. A través de su historia, Roboam se presenta como un monarca cuyo reinado representa tanto las oportunidades perdidas como los desafíos insuperables de un reino dividido.
MCN Biografías, 2025. "Roboam (931-914 a.C.). El primer rey de Judá tras la división del reino". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/roboam [consulta: 28 de septiembre de 2025].