Juan Mariano Picornell y Gomila (1757–1825): Revolucionario, Ilustrado y Liberal de la España del Siglo XVIII
Contexto Histórico y Orígenes
Nacimiento y Familia
Juan Mariano Picornell y Gomila nació en Palma de Mallorca en 1757, perteneciente a una familia de la pequeña burguesía isleña, dedicada al comercio de productos agrícolas y metales. Su familia, aunque no pertenecía a las clases altas, gozaba de una posición económica estable. Sus padres, según declaraciones propias de Picornell, regentaban un comercio de yerro, cobre y alambre junto a la Pescadería, lo que lo ubicaba en un entorno en el que las preocupaciones materiales y comerciales eran relevantes, pero también era palpable el aire de progreso que comenzaba a calar en la sociedad española.
Educación Temprana
A temprana edad, Picornell se sintió atraído por la carrera eclesiástica, lo que lo llevó a ingresar en el seminario conciliar de San Pedro en Palma. Sin embargo, en sus años de adolescencia, su inclinación por los estudios religiosos fue desvaneciéndose, y optó por una vida más activa. Abandonó el seminario y, al comenzar a acercarse a la mayoría de edad, se alistó como soldado. Fue artillero, una carrera que le permitió viajar y estar en contacto con distintos puntos del ámbito militar, aunque su verdadero interés pronto se volcó hacia las ciencias y las ideas de la Ilustración.
En la búsqueda de una mejor formación, se trasladó a Salamanca a principios de la década de 1770, donde continuó sus estudios de filosofía y teología, convirtiéndose en un hombre de notable intelecto. En 1778, completó su formación con el título de Bachiller en Filosofía, una distinción que reflejaba su inclinación hacia la reflexión profunda y el pensamiento crítico. En Salamanca, se introdujo en los círculos ilustrados que prosperaban en la Universidad, y fue miembro correspondiente de la Real Sociedad Económica Matritense y de la Vascongada de Amigos del País, entidades que promovían el progreso intelectual y social del país.
Primeras Actividades Intelectuales
Durante su estancia en Salamanca, Picornell fue un ferviente seguidor de las ideas de pensadores como Jean-Jacques Rousseau, lo que lo convirtió en un ferviente partidario de las reformas sociales y pedagógicas. Su pensamiento se orientó hacia la idea de la mejora de la educación y el bienestar de la humanidad a través del progreso intelectual y moral. Picornell comenzó a escribir y publicar en torno a sus creencias, lo que le dio cierto renombre. En 1785, se dio a conocer por un ensayo pedagógico que presentó los resultados de una prueba educativa aplicada a su hijo Juan Antonio, un niño que destacaba por su brillantez. El propio Gaspar Melchor de Jovellanos elogió a Picornell, destacando los talentos precoces de su hijo.
Picornell no solo se limitó a escribir sobre la educación, sino que también desarrolló ideas sobre la política. En 1786, publicó su Discurso teórico-Práctico sobre la Educación de la Infancia, un trabajo que proponía una reforma educativa que alineaba las enseñanzas con los principios ilustrados de libertad y bienestar. En su Catecismo político para la instrucción de la infancia española, publicado entre 1790 y 1791, abordaba la educación cívica de los jóvenes, fomentando el respeto a los derechos humanos y la necesidad de una mayor participación en los asuntos públicos.
Además de sus trabajos pedagógicos, Picornell se vio influenciado por los debates políticos de la época. Sus ideas, aunque inicialmente centradas en la educación, comenzaron a ser vistas dentro del ámbito de la revolución política y social que empezaba a agitar a Europa. A lo largo de este periodo, Picornell cultivó su carácter ilustrado, al tiempo que se forjaba una visión política que no tardaría en desafiar los cimientos del Antiguo Régimen.
Primeros Indicios de Rebeldía y Activismo
Aunque en un principio sus ideas fueron profundamente influenciadas por la monarquía ilustrada, el contexto político español del fin de siglo no le resultaba favorable. En los años 1790 a 1795, la situación política se complicaba cada vez más, especialmente con la llegada al poder del conde de Aranda, la ascensión de Godoy y la creciente radicalización de los acontecimientos en Francia. El ambiente en España era cada vez más propenso a los enfrentamientos cortesanos y a los movimientos revolucionarios que se gestaban en todo el continente europeo.
Es en este contexto en el que Picornell comenzó a ser considerado por algunos como una figura de la oposición política. La radicalización de los eventos en Europa, junto con la desconfianza hacia la administración de Carlos IV y su ministro Godoy, le permitió unirse a los movimientos de protesta contra el Antiguo Régimen. Picornell, que en sus primeros años había sido partidario de una reforma moderada, se fue inclinando hacia una postura más decidida, casi revolucionaria.
Las ideas de Picornell y su involucramiento en círculos críticos con el sistema se convirtieron en una amenaza para el orden establecido. La conspiración en la que participó en 1795, conocida como la Conspiración de San Blas, fue el primer gran indicio de su determinación de cambiar el sistema político. Este levantamiento, en el que participaron otros intelectuales, médicos, y abogados, intentaba corregir lo que se percibía como un «mal gobierno» y establecer una Junta Suprema que representara los intereses del pueblo español. A pesar de que la conspiración fue desbaratada por la delación de los implicados, fue una de las primeras manifestaciones claras del espíritu revolucionario que impregnó su vida.
Carrera Revolucionaria y Conflictos Políticos
Conspiración de San Blas y Arresto (1795)
La Conspiración de San Blas, que tuvo lugar a principios de 1795, fue un episodio crucial en la vida de Juan Mariano Picornell. El levantamiento fue un intento por parte de varios intelectuales y figuras de la oposición, incluidos médicos, abogados y profesores, de transformar el sistema político español. Este grupo se oponía tanto a la administración de Carlos IV como a la figura de Manuel Godoy, el primer ministro del rey, al que consideraban corrupto y malintencionado.
El objetivo principal de la conspiración era reformar el gobierno y restablecer una monarquía ilustrada que garantizara los derechos del pueblo. Los conspiradores redactaron manifiestos en los que señalaban que el pueblo debía recobrar sus derechos y hacerlos valer, con la esperanza de corregir un gobierno que, según ellos, estaba dañado por la corrupción y los vicios del Antiguo Régimen. Picornell, como uno de los principales ideólogos del movimiento, fue arrestado en la madrugada del 3 de febrero de 1795. La delación de unos plateros permitió desmantelar la conspiración antes de que pudiera llevarse a cabo.
A pesar de la magnitud del complot, las consecuencias para Picornell fueron devastadoras. Inicialmente, se dictó una sentencia de muerte, junto con la confiscación de sus bienes. Sin embargo, gracias a la intervención del ministro Godoy, el proceso judicial fue revisado y el monarca Carlos IV conmutó la sentencia de muerte por un destierro a perpetuidad. En julio de 1796, Picornell fue enviado a los castillos de ultramar, una condena que lo obligó a abandonar España y comenzar su exilio en América.
Exilio y Actividades en América
A sus 40 años, Picornell comenzó su aventura americana, una etapa que marcaría el resto de su vida. El exilio no fue un obstáculo para su espíritu rebelde. Primero, llegó a La Guaira, en la actual Venezuela, donde encontró un terreno fértil para sus ideales. En la isla del Caribe, Picornell se unió a otros revolucionarios criollos que buscaban independizarse del dominio español. Entre los conspiradores se encontraban Manuel Gual y José María España, quienes ya estaban comprometidos con la causa de la independencia de las colonias españolas en América.
Picornell se convirtió en uno de los mentores de este movimiento. En su tiempo en La Guaira, adoctrinó a los jóvenes revolucionarios con sus ideas sobre la independencia y la libertad. A través de discursos, manifiestos y la creación de documentos clave, Picornell fomentó el espíritu republicano entre los revolucionarios venezolanos. Entre sus contribuciones se encuentra la redacción de la bandera de la independencia, que incluía los colores tricolores de Miranda, el tricolor de Miranda que más tarde sería adoptado por las naciones emancipadas.
Su rol en la creación de la bandera y en la formación de los ideales de la independencia fue crucial. Además, Picornell promovió la redacción de los derechos del hombre y del ciudadano siguiendo el modelo más radical de la Revolución Francesa, lo que demostró su afinidad con los principios republicanos. Su participación en la Conspiración de Gual y España, que finalmente no logró cuajar por la persecución española, consolidó a Picornell como una figura clave en los movimientos revolucionarios latinoamericanos de finales del siglo XVIII.
Sin embargo, no todas las conspiraciones en las que participó tuvieron éxito. La conspiración de Gual y España fue descubierta por las autoridades españolas en 1797. Muchos de los implicados, entre ellos Picornell, huyeron hacia otros refugios en el Caribe, como Curaçao, Guadalupe y Trinidad, donde encontraron apoyo de los ingleses, entre ellos el almirante Sir Thomas Picton, quien mostró interés por las rebeliones coloniales en América. A pesar de los esfuerzos, los implicados fueron detenidos y procesados, y algunos, como José María España, terminaron siendo ejecutados.
Viajes a los Estados Unidos y Europa
Tras la represión de la conspiración, Picornell y sus compañeros se dispersaron por el Caribe. Picornell se refugió en Baltimore y Filadelfia entre 1801 y 1806, donde encontró un nuevo campo de acción en el ámbito académico y científico. Como profesor de química en el College of Baltimore y físico, Picornell se relacionó con la intelectualidad de los Estados Unidos, lo que le permitió continuar su formación y realizar investigaciones.
No obstante, su naturaleza revolucionaria lo llevó a cruzar el Atlántico y dirigirse hacia Francia, donde, en 1806, ingresó en la Sociedad Médica de París como miembro correspondiente. En este entorno, Picornell aprovechó para establecer contacto con algunos círculos cercanos a Napoleón Bonaparte. Sin embargo, tras ser descubierto por el embajador español en París, Picornell decidió regresar a las islas del Caribe, donde se reagrupó con sus compañeros. Durante este periodo, Picornell mantuvo una vida errante y sigue sin descanso sus ideales de libertad e independencia para América Latina.
Últimos Años y Declive
Vuelta a Venezuela y Apoyo a la Independencia
En 1810, la situación en Venezuela comenzó a cambiar significativamente. Francisco Miranda, uno de los principales ideólogos y líderes de la independencia, regresó a Caracas para encabezar el movimiento independentista. Fue entonces cuando el Congreso de Caracas designó a Juan Mariano Picornell como intendente de Policía de la capital. Sin embargo, su nombramiento no estuvo exento de controversia. A pesar de su vinculación con las ideas republicanas, Picornell fue criticado por su supuesto antagonismo hacia Miranda y por su estrecha relación con los movimientos moderados. Su presencia en Caracas, en medio de las crecientes tensiones políticas, no fue bien recibida por algunos sectores, que lo veían como un personaje difícil de integrar en el nuevo régimen que se estaba forjando.
En julio de 1812, cuando Caracas se rindió ante las fuerzas realistas, Picornell abandonó la ciudad y regresó al exilio. Su situación se volvió aún más precaria, ya que sus antiguos aliados le dieron la espalda y se distanciaron de él. Esto lo obligó a trasladarse a Baltimore, donde durante un tiempo intentó recuperar su vida, incluso practicando la medicina bajo un nombre falso. Su vida en los Estados Unidos estuvo marcada por la soledad y el desencanto, ya que sus ideales revolucionarios parecían estar cada vez más alejados de las realidades de los movimientos de independencia en América Latina.
Nuevos Contactos y Conflictos en América
En Baltimore, Picornell se encontró con José Álvarez de Toledo, un diputado de las Cortes de Cádiz que había escapado de España con el apoyo de la Logia Lautaro. Toledo promovía la independencia de las provincias españolas en América y, junto con Picornell, se embarcaron en acciones arriesgadas y complejas para apoyar las rebeliones en el continente. En 1813, ambos participaron en la invasión de Texas, un intento fallido de enfrentarse al gobernador de las Provincias Internas de Nueva España, Joaquín Arredondo, que resultó en la derrota de los rebeldes. Tras la derrota, Picornell y Toledo se vieron obligados a huir hacia Nueva Orleans, donde se encontraron con el general francés Jean Amable Humbert. Juntos, proclamaron la «República de Texas», una república simbólica que no tuvo más que un carácter efímero, sin consecuencias políticas reales. A pesar de este fracaso, Picornell continuó su participación en las intrincadas rebeliones en el continente americano, alimentadas por los ideales republicanos que aún defendía con fervor.
Traición y Arrepentimiento
A lo largo de los años, la vida de Picornell se fue alejando cada vez más de los ideales de libertad que lo habían impulsado en sus años jóvenes. En Nueva Orleans, a principios de 1814, Picornell comenzó a traicionar a sus antiguos compañeros de lucha. Se reconciliaba con el gobierno español y colaboraba con las autoridades para descubrir y delatar las conspiraciones de sus antiguos aliados, como los insurgentes mexicanos y los piratas que operaban en el Caribe. Su conversión fue tan profunda que, el mismo día de la publicación de un anuncio en el Moniteur, en el que renunciaba a sus aspiraciones políticas en la «República de Texas», redactó una extensa confesión en la que detallaba todas sus acciones pasadas, pidiendo el perdón de la monarquía española.
Gracias a su arrepentimiento, la corona española le otorgó el perdón, y se le permitió vivir sin mayores problemas en sus últimos años. Durante los años siguientes, Picornell colaboró con los espías españoles, ayudando a desmantelar varios intentos de rebelión. Su redención le permitió obtener la confianza de la corona, y su conversión al servicio del régimen le valió ciertos cargos y reconocimiento dentro del aparato estatal.
Últimos Años en Cuba
En 1818, con la situación en Luisiana cada vez más difícil para los españoles, se promulgó una real orden que permitía a los españoles residentes en la zona del Golfo de México emigrar a Cuba. Picornell aprovechó esta oportunidad para trasladarse a Cuba en 1820, buscando una vida más tranquila. Inicialmente se estableció en Camagüey, pero más tarde pasó a San Fernando de Nuevitas, donde comenzó a desempeñar cargos administrativos en la Junta electoral y más tarde como regidor del Ayuntamiento. Durante esta etapa, Picornell intentó reconstruir su vida personal y profesional, aunque sus días de influencia política habían quedado atrás.
La vida de Picornell en Cuba fue discreta, marcada por el olvido y la pobreza. En 1825, murió en San Fernando de Nuevitas, completamente olvidado por las generaciones posteriores, que ya no recordaban al antiguo revolucionario y pensador que había luchado por la independencia de América Latina y por la libertad de los pueblos oprimidos.
MCN Biografías, 2025. "Juan Mariano Picornell y Gomila (1757–1825): Revolucionario, Ilustrado y Liberal de la España del Siglo XVIII". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/picornell-y-gomila-juan-mariano [consulta: 18 de octubre de 2025].