José Manuel Pareja Setién (1813–1865): El marino español que vivió entre glorias bélicas y tragedias del Pacífico
Contexto familiar y vocación militar
José Manuel Pareja Setién nació el 8 de febrero de 1813 en Lima, en el entonces virreinato del Perú, durante uno de los periodos más convulsos del imperio español en América. Su nacimiento en tierras americanas no fue una casualidad, sino el resultado directo de la trayectoria de su padre, Antonio Pareja, un militar realista español destacado en el virreinato durante las guerras de independencia hispanoamericanas. Esta filiación determinó el destino de José Manuel desde temprana edad, marcándolo con una impronta de lealtad al trono y un apego a la tradición militar.
El contexto familiar de Pareja Setién refleja la tensión entre los restos de un imperio en decadencia y el surgimiento de nuevas naciones en América. Crecer en un entorno donde el uniforme militar era símbolo de identidad y estatus, pero también objeto de desafío por parte de las corrientes independentistas, inculcó en el joven limeño una vocación de servicio y disciplina que se afianzaría en su carrera naval.
Ingreso en la Armada Española: Cádiz como punto de partida
Trasladado a la Península Ibérica, el joven Pareja Setién inició su formación naval a los 14 años, cuando en noviembre de 1827 ingresó como guardiamarina en la ciudad de Cádiz, cuna histórica de la Armada Española. En esta primera etapa, fue embarcado en diversas unidades navales que sirvieron como escuelas prácticas del mar y del arte de la guerra naval.
Su primer destino fue el navío Soberano, seguido por la fragata Perla y posteriormente el bergantín Relámpago. A bordo de este último, José Manuel completó un viaje de circunnavegación que lo llevó a cruzar los océanos Atlántico y Pacífico, incluyendo una parada estratégica en las islas Filipinas, que entonces formaban parte del imperio colonial español. Esta travesía no solo le proporcionó un entrenamiento técnico riguroso, sino que también amplió su visión geopolítica y cultural del mundo.
Formación y primeras campañas embarcado
Con una sólida base en navegación y mando, Pareja Setién prosiguió su carrera en el navío Guerrero, donde fue destinado a diversas plazas costeras españolas como Vigo y El Ferrol. En esta última ciudad, en 1834, realizó las pruebas necesarias para ascender en el escalafón y obtuvo el grado de alférez de fragata, lo que marcó su primera gran promoción dentro de la Armada.
Con esta nueva graduación, embarcó en la fragata Lealtad, participando en operaciones militares ligadas a la Primera Guerra Carlista (1833–1840), una guerra civil que enfrentó a los liberales isabelinos y los carlistas que apoyaban a Carlos María Isidro como legítimo rey de España. Su intervención fue temprana pero determinante: cuando el conflicto se recrudecía en el norte del país, José Manuel fue enviado con su embarcación a las costas del País Vasco.
Durante esta misión, la fragata Lealtad naufragó al regresar a El Ferrol. Pese al siniestro, tanto él como la tripulación sobrevivieron, lo que le permitió seguir su ascendente carrera. Fue entonces destinado a tierra como ayudante del comandante del arsenal de la Carraca, en Cádiz, antes de reincorporarse al servicio activo a bordo del bergantín Jasson, con el que volvió a las costas cantábricas.
San Sebastián, Guetaria y la fragata Churruca
La consolidación del joven marino como un militar valiente y eficiente se produjo a partir de 1836, cuando, ya al mando del buque Valdés, intervino en operaciones de evacuación de tropas liberales en la sitiada San Sebastián. Posteriormente, encabezó una operación de socorro a la guarnición de Guetaria, donde su actuación fue considerada ejemplar.
Por su valentía y eficacia en esta acción, recibió la Cruz de la Marina de la Diadema Real, una condecoración que premiaba méritos destacados en campañas navales. Este reconocimiento fue solo el inicio de una serie de honores que jalonarían su vida militar.
Posteriormente, le fue confiado el mando del buque Churruca, desde donde participó en la ruptura del cerco de San Sebastián y en la conquista del puerto de Pasajes en mayo de ese mismo año. Por estos logros, fue distinguido con la Gran Cruz Laureada de San Fernando de primera clase, la más alta condecoración militar española, símbolo de heroicidad en el campo de batalla.
Condecoraciones por Luchana y Bilbao
El prestigio militar de Pareja Setién se afianzó aún más en diciembre de 1836, durante la crucial batalla de Luchana, en la que las fuerzas isabelinas, lideradas por el general Baldomero Espartero, derrotaron a las tropas carlistas y rompieron el asedio sobre Bilbao. Pareja, que había actuado con determinación y valor, recibió en el propio campo de batalla una segunda Gran Cruz Laureada de San Fernando, esta vez a propuesta directa del propio Espartero.
Además, el Congreso Constituyente lo declaró “persona benemérita de la patria”, un título que confirmaba su reconocimiento más allá del ámbito estrictamente castrense, elevándolo al plano de héroe nacional.
Reconocimientos múltiples y nuevas responsabilidades
El conflicto carlista siguió ofreciendo a Pareja nuevas oportunidades de demostrar su capacidad de mando. Durante el tercer cerco de Bilbao, se le concedió una Cruz de Distinción, y en 1837, tras su ascenso a teniente de navío, participó en los asaltos a Irún y Fuenterrabía, donde obtuvo otra cruz por su desempeño junto a todos los implicados en esas acciones. Ya en 1838, sus acciones en la toma de Orrio y Zarauz le valieron la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica, distinción civil que premiaba servicios eminentes al Estado.
En menos de una década, José Manuel Pareja Setién había pasado de guardiamarina novato a teniente de navío con múltiples reconocimientos por méritos de guerra. Sus campañas en el norte de España durante la Guerra Carlista lo consagraron como uno de los marinos más prometedores de su generación. Esta base de prestigio, forjada en el combate y reconocida por las más altas instituciones del Estado, sería clave en su acceso a posiciones de mayor responsabilidad dentro de la Armada Española y en su posterior proyección internacional.
Consolidación como oficial de alto rango y proyección internacional
Consolidado como un destacado oficial naval, José Manuel Pareja Setién amplió sus horizontes más allá de las costas españolas, embarcándose en misiones internacionales que marcarían su carrera. En 1839, fue enviado al Caribe, donde, bajo el mando del pailebot Teresita, tuvo como base La Habana. Este destino no solo le permitió obtener experiencia en los mares tropicales, sino que también lo acercó al contexto político de la Isla de Cuba, que se encontraba bajo el control de España en aquellos años. Tras este periodo, regresó a la Península en 1842, donde continuó con sus responsabilidades en la Armada.
Poco tiempo después, en 1844, ascendió al rango de capitán de fragata, un logro que reflejaba no solo su capacidad técnica y de mando, sino también su estrecha relación con las altas esferas del gobierno español. En este grado, realizó diversas misiones, pero una de las más destacadas fue su intervención en Italia, donde participó en la defensa de los Estados Pontificios durante el proceso de unificación italiana. Esta expedición, aunque relativamente breve, tuvo un fuerte componente simbólico, pues España se involucró directamente en el conflicto para preservar los intereses papales frente al avance de las fuerzas republicanas. Pareja, como líder naval en este teatro de operaciones, fue condecorado tanto en Italia, por el papa, como en España, con la Encomienda de San Gregorio y la Encomienda de Carlos III, respectivamente.
Cargos estratégicos y administrativos
El liderazgo y la capacidad de organización de Pareja no solo se expresaron en el combate, sino también en su habilidad para gestionar y reformar la infraestructura naval. En 1855, tras regresar a la Península, fue nombrado comandante subinspector en el arsenal de El Ferrol, donde implementó diversas reformas que modernizaron la maquinaria de la Armada y mejoraron las condiciones del personal. Fue una de sus primeras responsabilidades en tierra, y su éxito en este puesto le permitió consolidarse como una de las figuras más influyentes de la Armada.
A lo largo de los años, Pareja continuó subiendo en la jerarquía de la Marina. En 1857, fue designado director de la Dirección de Armamento, Expediciones y Pertrechos con sede en Madrid, un cargo de enorme relevancia dentro del sistema militar español. Este puesto le otorgaba no solo un control sobre las operaciones navales, sino también la posibilidad de intervenir directamente en las políticas de armamento y defensa del país. En ese mismo año, acompañó a la reina Isabel II y al ministro de Marina en un recorrido oficial por diversas ciudades y puertos, entre ellos Gijón, El Ferrol y La Coruña, consolidando su figura como uno de los altos cargos de la administración naval.
Relación con la reina Isabel II y ascenso a brigadier
El prestigio de Pareja continuó creciendo durante la década de 1850. En 1859, después de realizar varios viajes de inspección por los puertos españoles, fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica, una de las distinciones más prestigiosas del reino. Este reconocimiento le permitió dar un paso más en su carrera, y al año siguiente, fue ascendido a brigadier de la Armada, un rango que le confería el liderazgo de una escuadra de alto perfil.
Con este grado y bajo su mando, el navío Isabel II zarpó hacia Cuba en una nueva misión. Durante esta etapa, José Manuel Pareja ya no solo era considerado un experto marino, sino también un hombre de confianza del gobierno. Su figura se consolidó dentro de las esferas más altas de la política española, siendo nombrado ministro de Marina en 1864, un puesto que le otorgaba el control absoluto sobre la Armada, consolidándose como uno de los más influyentes líderes militares de la época.
Como ministro de Marina durante el gobierno de Alejandro Mon, Pareja tuvo que enfrentarse a desafíos internacionales y nacionales. Su gestión estuvo marcada por el modernización de la Armada y la implementación de una serie de reformas estructurales en la organización militar. Su posición no solo le permitió gestionar la defensa marítima del país, sino también intervenir directamente en las decisiones políticas relacionadas con los intereses marítimos y coloniales de España.
No obstante, a pesar de su éxito en este cargo, Pareja no se conformó con las funciones administrativas y políticas. En 1861, fue nuevamente nombrado comandante general del arsenal de la Carraca, en Cádiz, donde sus reformas impulsaron la mejora de los recursos y la infraestructura de la Armada. A partir de allí, continuó escalando en la jerarquía hasta convertirse en jefe de la escuadra en 1863, un puesto que consolidaba su posición como uno de los marinos más poderosos de su tiempo.
El ocaso de su carrera en la Península
Sin embargo, el destino de Pareja Setién pronto lo llevaría más allá de las costas españolas. En 1864, tras asumir la máxima responsabilidad en la Armada española y tras haber estado al mando de importantes campañas en Europa y América, su carrera adquirió un giro trascendental. Fue nombrado comandante general de la escuadra del Pacífico, lo que representaba una de las misiones más complejas y diplomáticas de su vida.
La Campaña del Pacífico y el desenlace trágico
Envío al Pacífico y rol diplomático en el Perú
En 1864, el gobierno español, bajo el liderazgo de Isabel II, decidió enviar a José Manuel Pareja Setién al Pacífico, donde se gestaba un conflicto diplomático entre España y varios países sudamericanos. Este envío estaba marcado por un episodio previo conocido como el suceso de Talambo, ocurrido el 4 de agosto de 1863 en la localidad peruana de Talambo. En este incidente, una bandera española fue ultrajada públicamente, lo que aumentó las tensiones entre las naciones hispanoamericanas y España.
La República Dominicana había vuelto recientemente bajo la soberanía de España, lo que generó recelos entre varias naciones americanas. España también había intervenido en México y otros territorios de Indochina, generando un malestar generalizado. Como represalia, España ocupó las islas Chinchas, un valioso archipiélago productor de guano, y el puerto de El Callao en Perú. El gobierno español sustituyó al comandante de la escuadra, Hernández Pinzón, y nombró a Pareja como almirante al mando de una nueva escuadra destinada a resolver la crisis.
Pareja, como comandante, asumió un rol diplomático crucial y se trasladó a bordo del navío Villa de Madrid hacia el Perú, donde su misión no solo era militar, sino también negociadora. Su objetivo era lograr un acuerdo con Perú que garantizara la devolución de las islas Chinchas a cambio de una compensación económica, restableciendo así las relaciones entre ambos países. El tratado se firmó el 27 de enero de 1865, asegurando una solución favorable para ambas naciones. Este éxito diplomático le valió el ascenso al grado de teniente general de la Armada en abril de 1865.
Ruptura con Chile y acciones bélicas
Sin embargo, no todo fue positivo en la misión. Mientras se resolvía la cuestión con Perú, las tensiones con Chile continuaron creciendo. Chile, que inicialmente había aceptado las condiciones de España, se negó a abastecer de carbón a los barcos españoles en sus puertos, lo que incrementó la hostilidad entre ambos países. El embajador español en Chile logró alcanzar un acuerdo que Pareja consideró perjudicial para los intereses españoles, lo que provocó un enfrentamiento directo entre el comandante de la escuadra y el gobierno chileno.
Con la autorización del gobierno español, Pareja desplegó una estrategia de dureza: abandonó El Callao y, con su escuadra, se dirigió hacia Chile, decretando el bloqueo de los puertos chilenos. Este movimiento fue acompañado por la llegada de nuevas fuerzas navales españolas, lo que elevó aún más las tensiones entre las naciones. La situación parecía encaminarse hacia un conflicto abierto, pero varios países europeos, preocupados por la inestabilidad en la región, intentaron mediar entre España y Chile.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos, el conflicto escaló rápidamente. Un golpe de mano ejecutado por la marinería chilena del barco Esmeralda, comandado por Juan Williams Rebolledo, resultó en la captura de dos barcos españoles, el Covadonga y la Vencedora, durante el combate de Papudo el 26 de noviembre de 1865. Este revés significativo para la escuadra española fue un golpe difícil de asimilar, y fue el catalizador de los trágicos eventos que seguirían.
Derrota, suicidio y legado post mortem
La captura de sus barcos fue un desastre tanto en términos militares como personales para Pareja. El fracaso en la misión diplomática, sumado a la vergüenza sufrida por la pérdida de embarcaciones claves, sumió al almirante en una profunda crisis emocional. Según los informes de la época, ante la magnitud de la derrota y el desencanto por la situación, José Manuel Pareja Setién decidió poner fin a su vida.
En un acto de desesperación, el 30 de noviembre de 1865, Pareja se suicidó en el camarote de su buque insignia, el Villa de Madrid, poco después de recibir la noticia de la derrota y la pérdida de los barcos. Antes de morir, dejó escrita una carta a su sobrino, el alférez de navío Pedro Pastor, en la que le pedía que no fuera enterrado en territorio chileno. Su suicidio, trágico y prematuro, marcó el final de una carrera que había estado llena de éxitos militares, pero también de tragedias personales y políticas.
Tras su muerte, el mando de la escuadra española pasó a Casto Méndez Núñez, quien asumió la responsabilidad en un contexto de creciente tensión internacional. La escuadra española continuó sus esfuerzos en el Pacífico, pero la derrota en Papudo y la pérdida del Covadonga significaron un punto de inflexión en la política naval de España.
Herencia histórica y reinterpretación de su figura
El legado de José Manuel Pareja Setién ha sido objeto de diversas interpretaciones a lo largo de los años. Para sus contemporáneos, fue un héroe militar, un hombre de honor que luchó incansablemente por los intereses de España en una época de convulsiones políticas y sociales. Su valentía en la Guerra Carlista y sus éxitos diplomáticos en el Pacífico le aseguraron un lugar en los anales de la historia naval española. Sin embargo, su trágico final y las circunstancias de su suicidio han ensombrecido su figura, dando lugar a debates sobre la dureza de la vida militar y los límites de la resistencia humana ante el fracaso.
Hoy en día, su nombre se asocia principalmente con su rol en la Campaña del Pacífico, aunque su figura sigue siendo un símbolo de la complejidad de las decisiones políticas y militares en un mundo en el que los imperios europeos luchaban por mantener su influencia en América y Asia. En resumen, la vida de Pareja Setién refleja las contradicciones de su tiempo: un hombre de acción y diplomacia, atrapado entre los ideales de su país y las realidades del conflicto global.
MCN Biografías, 2025. "José Manuel Pareja Setién (1813–1865): El marino español que vivió entre glorias bélicas y tragedias del Pacífico". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/pareja-setien-jose-manuel [consulta: 17 de octubre de 2025].