Muhammad IV, Sultán de Granada (1315-1333): El monarca en la encrucijada de la historia

Muhammad IV de Granada, nacido en 1315, fue el sexto sultán nazarí de Granada, un periodo de turbulencias políticas y conflictos bélicos que marcaron el destino de la península ibérica. Su reinado (1325-1333) estuvo rodeado de intrigas, traiciones y luchas por el poder, tanto dentro de su propio reino como contra los reinos cristianos de la península. A pesar de su corta edad cuando asumió el trono y las múltiples dificultades que enfrentó, Muhammad IV dejó una huella significativa en la historia de Al-Ándalus, cuyo legado fue breve pero dramático.

Orígenes y contexto histórico

Muhammad IV nació en una época de grandes tensiones en el Reino de Granada. Era hijo de Ismail I, quien había gobernado el reino hasta su muerte en 1325. Ismail I fue un líder importante en la consolidación del poder nazarí, y su muerte dejó un vacío en el liderazgo, un vacío que se llenó de inmediato por su hijo, Muhammad IV. Sin embargo, este joven monarca se enfrentaba a numerosos desafíos debido a su minoría de edad y a la falta de experiencia.

La situación política en Granada era compleja. El reino estaba dividido entre facciones que luchaban por el poder, principalmente los nobles granadinos y los mercenarios magrebíes que desempeñaban un papel crucial en la defensa y administración del territorio. En este contexto, el joven sultán fue elevado al trono con la esperanza de que pudiera cumplir con los rituales de lealtad requeridos por los eruditos y juristas del reino, quienes fueron los que legitimaron su ascenso al poder.

La lucha por el poder en la corte nazarí

A pesar de su juventud e inexperiencia, el reinado de Muhammad IV estuvo marcado por una serie de luchas internas por el poder en la corte nazarí. La más relevante fue la que involucró al ambicioso Ibn Ahmad al-Mahruq, quien se autoproclamó primer ministro y gran visir del reino. Al principio, al-Mahruq fue fundamental en la administración del reino, pero su poder y su ambición pronto generaron conflictos con los líderes militares, especialmente con Otman Ibn Abi l-Ula, un jefe militar que dirigía a las tropas mercenarias magrebíes.

Otman, que tenía una gran influencia sobre las fuerzas militares del reino, se mostró como un rival formidable para el gran visir. El enfrentamiento entre estos dos hombres acabó cuando Muhammad IV, presionado por las circunstancias y por las maniobras de Otman, ordenó la destitución de al-Mahruq en 1328, devolviendo a Otman todo su poder. Este cambio en la dinámica política del reino desencadenó nuevos conflictos que debilitaron aún más la posición de Muhammad IV.

Logros y contribuciones

A pesar de las continuas luchas internas, Muhammad IV intentó consolidar el poder del Reino de Granada en el ámbito externo, especialmente en lo que respecta a la lucha contra los reinos cristianos. En 1331, durante su reinado, el monarca granadino firmó un tratado con Alfonso XI, el rey de Castilla-León. Este acuerdo representaba un intento de estabilizar la situación interna de Granada mediante una paz que, aunque no definitiva, garantizó un respiro para su reino en medio de la reconquista cristiana. La paz firmada convirtió al Reino de Granada en vasallo de Castilla-León, lo que permitía a Muhammad IV reorganizar sus fuerzas y lidiar con las amenazas internas.

Este tratado se produjo en un contexto en el que el Reino de Granada estaba siendo presionado por la creciente expansión de las fuerzas cristianas. Durante este período, Alfonso XI había recuperado varias plazas clave, como Vera, Olvera, Pruna, Ayamonte y Teba, que anteriormente habían sido perdidas durante la minoría de edad de Muhammad IV. La firma del tratado con Alfonso XI, en 1331, fue una medida estratégica para frenar el avance cristiano, aunque también significó una importante cesión política para el Reino de Granada.

La influencia benimerín y la caída de Gibraltar

Muhammad IV, al darse cuenta de las amenazas internas y externas que enfrentaba su reino, buscó apoyo en los benimerines, una poderosa dinastía marroquí que había jugado un papel clave en la política de la región. El emir benimerín Abu Said envió tropas al mando de uno de sus hijos para ayudar a Granada, lo que resultó en la captura de Gibraltar en 1333 gracias a la traición del noble gallego Vasco Pérez de Neira, quien se pasó al bando musulmán. Esta victoria fue crucial, pues Gibraltar representaba una importante plaza fortificada en la costa sur de la península ibérica, un enclave estratégico para el control del estrecho de Gibraltar.

Sin embargo, este éxito no fue definitivo. Alfonso XI intentó recuperar Gibraltar, pero llegó tarde para evitar la caída de la ciudad. Después de un largo asedio, se llegó a un acuerdo entre Muhammad IV y Alfonso XI, que permitió la retirada de las fuerzas cristianas y la preservación de Gibraltar bajo control musulmán. Pero, justo cuando parecía que la situación se estabilizaba, el destino de Muhammad IV daría un giro dramático.

Momentos clave

El reinado de Muhammad IV estuvo marcado por varios eventos decisivos que cambiaron el curso de la historia de Granada:

  1. Ascenso al trono (1325): Muhammad IV asumió el trono a una edad temprana tras la muerte de su padre Ismail I, enfrentándose a la falta de preparación y al desafío de lidiar con las intrigas de la corte nazarí.

  2. Conflicto con Ibn Ahmad al-Mahruq y Otman Ibn Abi l-Ula (1328): La lucha por el poder dentro de la corte granadina, que culminó en la destitución de al-Mahruq y el retorno de Otman a la corte, debilitó aún más la autoridad de Muhammad IV.

  3. Paz con Castilla-León (1331): La firma de un tratado con Alfonso XI permitió la supervivencia del Reino de Granada, aunque a costa de reconocer su vasallaje ante el reino cristiano.

  4. Captura de Gibraltar (1333): Con el apoyo de los benimerines, Muhammad IV logró la captura de Gibraltar, un evento que marcó un hito en la defensa del reino frente a las incursiones cristianas.

  5. Asesinato y muerte (1333): A los pocos días de firmar el acuerdo con Alfonso XI, Muhammad IV fue asesinado por orden de los Banu Abi l-Ula, temerosos de las implicaciones de la alianza de Granada con los benimerines.

Relevancia actual

A pesar de su reinado breve y turbulento, Muhammad IV dejó una huella indeleble en la historia del Reino de Granada. Su figura es un símbolo de la lucha interna por el poder en la corte nazarí y del desafío constante que representaban las amenazas cristianas. El asesinato de Muhammad IV, ordenado por los Banu Abi l-Ula, fue un claro reflejo de las tensiones de la época y de las profundas rivalidades dentro del reino.

Su muerte fue vengada por su hermano Yusuf I, quien se convirtió en sultán de Granada en 1333 y expulsó a los miembros de los Banu Abi l-Ula del reino. La estabilidad del reino granadino, aunque temporalmente alcanzada, seguiría siendo precaria en los años venideros, con la presión constante de los reinos cristianos.

La figura de Muhammad IV sigue siendo relevante hoy en día como ejemplo de los complejos equilibrios políticos y militares que caracterizaron el último período del Reino de Granada. Su vida y su muerte son un recordatorio de los desafíos que enfrentaron los sultanes nazaríes en su lucha por mantener la independencia de su reino en un contexto de inestabilidad y cambio.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Muhammad IV, Sultán de Granada (1315-1333): El monarca en la encrucijada de la historia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/muhammad-iv-sultan-de-granada [consulta: 29 de septiembre de 2025].