Juan Montero Navarro (1931-1971): La trágica historia de un torero albaceteño
Juan Montero Navarro, nacido en Albacete el 10 de septiembre de 1931, fue un matador de toros que, aunque no alcanzó la fama que otros contemporáneos lograron, dejó una huella profunda en el mundo taurino de su época. Su vida, marcada por momentos de gloria y una tragedia prematura, ejemplifica los altibajos de una carrera llena de sacrificios y emociones intensas. Montero Navarro fue testigo de una época dorada para la tauromaquia, pero también vivió los aspectos más duros de este oficio tan arriesgado.
Orígenes y contexto histórico
Juan Montero Navarro nació en un periodo donde la tauromaquia estaba en su máximo esplendor en España, en un contexto social y político complejo, pero lleno de fervor por las corridas de toros. Albacete, su ciudad natal, era ya una plaza de tradición taurina, y como muchos jóvenes de la época, Montero se sintió atraído por el mundo del toreo desde temprana edad. A lo largo de su carrera, formó parte de la generación de jóvenes toreros que buscaron abrirse paso en una época en la que la competencia era feroz, y las oportunidades limitadas.
Desde sus inicios en el mundo taurino, Montero compartió camino con otros novilleros de la región, destacando entre ellos el también albaceteño Pedro Martínez González, conocido como “Pedrés”. Juntos formaron una pareja de novilleros que captó rápidamente la atención del público, logrando juntos varias presentaciones en diferentes plazas del país.
Logros y contribuciones
La carrera de Juan Montero Navarro, aunque breve, estuvo llena de momentos significativos que dejaron una marca en la historia taurina de su tiempo. Su debut en la plaza Monumental de Las Ventas de Madrid el 8 de junio de 1952 junto a Pedro Martínez González fue uno de esos hitos que marcaron su carrera. Esta primera aparición en una de las plazas más importantes del mundo representó el inicio de su camino hacia la consagración como torero.
Un año después, el 18 de marzo de 1953, Montero tomó la alternativa en Valencia, un paso crucial en la carrera de cualquier torero. Fue apadrinado por el espada madrileño Julio Aparicio Martínez, quien le cedió la lidia y muerte de un toro del hierro de don Antonio Urquijo. El testigo de este importante momento fue su compañero de novilladas, “Pedrés”, quien también formaba parte de su círculo de amigos y competidores en el ruedo.
El 6 de junio de 1954, Montero Navarro confirmó su alternativa en Madrid, una de las plazas más exigentes y prestigiosas del mundo taurino. En esta ocasión, fue apadrinado por el gaditano Rafael Ortega Domínguez, quien le cedió la lidia de un toro de la ganadería de doña Eusebia Galache. Esta confirmación, aunque significativa, no fue suficiente para que Montero lograra consolidarse de forma definitiva en la primera fila de los toreros más destacados de la época.
A pesar de los esfuerzos y la destreza que demostraba en cada uno de sus desempeños, Juan Montero nunca alcanzó el nivel de contratos que otros de sus contemporáneos lograron. En gran parte, esto se debió a la falta de la suerte que favoreció a otros toreros de su generación, como Pedro Martínez González, quien tuvo una carrera más exitosa. Montero continuó luchando en el ruedo, pero la fortuna no siempre estuvo de su lado.
Momentos clave
La carrera de Montero Navarro estuvo marcada por varios momentos clave que definieron su trayectoria. A continuación, se destacan algunos de los más importantes:
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Debut en Madrid (8 de junio de 1952): Su presentación en la Plaza Monumental de Las Ventas junto a Pedro Martínez González fue un hito significativo en su carrera, abriendo las puertas del toreo a nivel nacional.
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Toma de la alternativa en Valencia (18 de marzo de 1953): Este fue uno de los momentos culminantes de su carrera, en el que fue apadrinado por Julio Aparicio Martínez, un referente del toreo en ese momento.
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Confirmación de la alternativa en Madrid (6 de junio de 1954): Este evento fue crucial para Montero, quien se presentó nuevamente en Las Ventas, esta vez acompañado de Rafael Ortega Domínguez como padrino.
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Última corrida en Casas Ibáñez (28 de agosto de 1969): La corrida en esta pequeña población de Albacete marcó el fin de su carrera taurina, una despedida del ruedo que pasó desapercibida en comparación con los grandes adioses de otros toreros de su tiempo.
Relevancia actual
A pesar de que la carrera de Juan Montero Navarro no alcanzó la notoriedad de otros matadores contemporáneos, su figura sigue siendo un símbolo de la perseverancia y el sacrificio en el mundo de la tauromaquia. Su historia es la de un hombre que luchó contra viento y marea para abrirse camino en un entorno extremadamente competitivo y lleno de riesgos.
El nombre de Montero Navarro perdura en la memoria de aquellos que fueron testigos de su arte y valentía en el ruedo. Su trágica muerte en 1971, a los 39 años, producto de un accidente de tráfico mientras era trasladado en ambulancia desde Madrid hasta su Albacete natal, truncó una carrera que podría haber dado más de sí, especialmente si la suerte le hubiera sonreído de manera diferente.
A día de hoy, Montero sigue siendo recordado como un torero que, a pesar de las dificultades, nunca perdió el empeño en su oficio y luchó hasta el último momento por seguir en el ruedo. Su legado perdura en la historia taurina de España, especialmente en su tierra natal, donde su nombre sigue siendo sinónimo de valentía y pasión por la tauromaquia.
La figura de Montero Navarro representa una época dorada para el toreo, pero también una de las muchas tragedias que, lamentablemente, marcaron la vida de los toreros.
MCN Biografías, 2025. "Juan Montero Navarro (1931-1971): La trágica historia de un torero albaceteño". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/montero-navarro-juan [consulta: 19 de octubre de 2025].