Lacoma y Fontanet, Francisco (1778-1849). El pintor neoclásico que capturó la esencia de su tiempo
Francisco Lacoma y Fontanet (1778-1849), pintor español adscrito al movimiento neoclásico, es una de las figuras más interesantes y complejas de la pintura española de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Nacido en Barcelona, su carrera artística estuvo marcada por una búsqueda constante de perfección en la pintura floral, así como por su habilidad para trabajar en la pintura de retratos de la familia real y personajes de la alta sociedad. Su arte evolucionó a lo largo del tiempo, reflejando los cambios en el contexto histórico y cultural de su época, especialmente en los momentos de transición entre el Neoclasicismo y el Romanticismo.
Orígenes y contexto histórico
Lacoma nació en el seno de una familia de artistas, lo que influyó en su temprana inclinación hacia el arte. Desde joven, mostró habilidades excepcionales para la pintura, lo que le permitió ingresar a la escuela de la Lonja de Barcelona, una de las academias más prestigiosas de su tiempo. Esta formación fue clave para el desarrollo de su estilo, que lo llevó a especializarse en la pintura de flores, una disciplina que dominó con tal destreza que ganó varios premios.
En 1804, gracias a su talento y reconocimiento, Lacoma recibió una pensión de la Junta de Comercio de Barcelona para ampliar sus estudios en París. Este apoyo le permitió perfeccionar su técnica en la ciudad francesa, donde el artista se sumergió en la escuela neoclásica, entonces dominante. Durante su estancia en París, Lacoma tuvo la oportunidad de estudiar bajo la tutela de importantes maestros como Gerard van Spaendonck, reconocido por su especialización en la pintura de flores, así como otros maestros de renombre como Gros y David. La influencia de estos pintores fue crucial en la formación de su estilo, lo que le permitió fusionar la precisión técnica del Neoclasicismo con una creciente inclinación por un enfoque más emocional y personal en sus últimas obras.
Logros y contribuciones
Lacoma tuvo una carrera llena de logros, destacándose en el ámbito de la pintura de flores, donde fue reconocido a nivel internacional. Su habilidad para representar la naturaleza con un nivel de realismo impresionante lo llevó a ganar varios premios y a ser reconocido por la crítica de la época. En 1814, presentó en el Salón de París sus cuadros de flores y frutas, una serie que fue bien recibida tanto por el público como por los expertos.
A lo largo de su carrera, Lacoma desempeñó un papel clave en el ámbito artístico y político de su tiempo. En 1814, además de sus exposiciones, solicitó apoyo económico a la Junta de Comercio de Barcelona para regresar a España y ocupar una plaza como maestro de flores en la Escuela de la Lonja. Aunque su regreso a España fue momentáneamente interrumpido por el conflicto de la Guerra de Independencia, el artista siguió cultivando su carrera en París.
Uno de los momentos más importantes de su carrera ocurrió en 1815, cuando fue comisionado por la Embajada de España para gestionar la devolución de los cuadros saqueados por Napoleón de los museos españoles y que se encontraban en el Louvre. Esta misión, que implicó una gran carga emocional y administrativa, fue completada con éxito por Lacoma, quien personalmente acompañó las obras en su regreso a España. Como recompensa por su valioso servicio, Lacoma fue nombrado Académico de la Real Academia de San Fernando y pintor de cámara del rey.
Como pintor de la Corte, su obra se centró en los retratos de la familia real, especialmente los realizados para la Casita del Príncipe en El Escorial. Uno de sus retratos más emblemáticos es el de Fernando VII y su esposa María Josefa Amalia de Sajonia. Estos retratos no solo son una representación técnica de la familia real, sino también una expresión de la relación de Lacoma con la corte española, que estuvo marcada por la cortesía, el respeto y la fidelidad a la monarquía.
Momentos clave en la vida de Francisco Lacoma
A lo largo de su vida, Lacoma vivió numerosos momentos clave que marcaron tanto su carrera como su evolución artística. Estos momentos incluyen:
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1804: Lacoma recibe una pensión de la Junta de Comercio de Barcelona para estudiar en París, lo que marca el inicio de su carrera internacional.
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1813: El retrato de Cailhava, un académico francés, destaca como una de las obras más representativas de su aprendizaje bajo los maestros neoclásicos.
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1814: Lacoma expone sus pinturas de flores y frutas en el Salón de París y solicita apoyo para regresar a España.
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1815: Es comisionado por la Embajada de España para recuperar los cuadros saqueados por Napoleón, una tarea que concluyó con éxito.
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1816: Regresa a España y es nombrado pintor de cámara del rey.
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1833: Tras la muerte de Fernando VII, se traslada a París, donde realiza importantes retratos, como el del banquero Aguado y su esposa, considerados sus mejores trabajos.
Relevancia actual
Aunque la obra de Francisco Lacoma y Fontanet es conocida principalmente dentro del ámbito de la pintura neoclásica, su legado tiene una resonancia importante hoy en día. Su habilidad para capturar tanto la belleza de la naturaleza como la esencia de los personajes que retrataba lo coloca como un puente entre dos grandes períodos artísticos: el Neoclasicismo y el Romanticismo. En sus últimos trabajos, su estilo se volvió más introspectivo y emocional, anticipando algunas de las características del Romanticismo que dominarían el arte europeo en las décadas siguientes.
Su legado perdura especialmente en los retratos de la familia real española y en su trabajo como restaurador de obras de arte, un testimonio de su dedicación al arte y a la preservación de la cultura española en tiempos de conflicto. Hoy, sus obras son apreciadas por su técnica depurada y su capacidad para transmitir no solo la apariencia de los sujetos, sino también sus emociones y su contexto histórico.
En resumen, la figura de Francisco Lacoma y Fontanet sigue siendo una de las más importantes dentro del panorama artístico español del siglo XIX. A través de su maestría en la pintura de flores y retratos, así como su implicación en momentos clave de la historia de España, Lacoma dejó una huella imborrable que sigue siendo objeto de estudio y admiración.
Bibliografía
RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso: El siglo XVIII. Madrid. Sílex. 1992.
MCN Biografías, 2025. "Lacoma y Fontanet, Francisco (1778-1849). El pintor neoclásico que capturó la esencia de su tiempo". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/lacoma-y-fontanet-francisco [consulta: 29 de septiembre de 2025].