Paul Krüger (1825–1904): Líder Afrikaner en la Larga Lucha por la Independencia
Paul Krüger (1825–1904): Líder Afrikaner en la Larga Lucha por la Independencia
Introducción: La figura de Paul Krüger en la historia sudafricana
Paul Krüger es una de las figuras más emblemáticas de la historia de Sudáfrica, conocido por su firme liderazgo durante los años de lucha por la independencia de los boers o afrikaners contra la supremacía británica. Nacido en 1825 en lo que hoy es Sudáfrica, Krüger desempeñó un papel crucial en la configuración de la República del Transvaal y en la defensa de la identidad boer frente a los intereses expansionistas del Imperio Británico. Conocido popularmente como Oom Krüger (el “tío” Krüger), su vida estuvo marcada por una inquebrantable resistencia a las presiones externas, una habilidad diplomática excepcional y una firme creencia en la autonomía de su pueblo.
A través de su liderazgo, Krüger logró lo que pocos pudieron en su época: lograr la independencia parcial para el Transvaal en 1881, resistir los intentos británicos de anexión y, a pesar de la eventual derrota en la Guerra Bóer (1899-1902), dejar un legado perdurable en la historia de Sudáfrica.
Orígenes y primeros años
Paul Krüger nació el 10 de octubre de 1825 en Colesburg, un pequeño pueblo en la colonia británica de El Cabo, dentro del distrito de Cradock, en lo que hoy es Sudáfrica. Era hijo de granjeros boers (descendientes de colonos holandeses) que se habían establecido en el norte de la colonia. Los Krüger eran una familia profundamente influenciada por las creencias del calvinismo holandés, que impregnó la vida cotidiana de Paul, transmitiéndole principios de austeridad, disciplina y una fuerte devoción religiosa.
La familia Krüger fue parte del Gran Trek de 1835-1843, un fenómeno migratorio de granjeros boers que se desplazaron hacia el interior de Sudáfrica en busca de tierras para establecerse, escapando del control británico. Durante esta migración, Paul fue testigo de las tensiones entre los boers y las tribus africanas que habitaban las tierras del interior, lo cual dejó una huella importante en su vida. La experiencia del Gran Trek, junto con las confrontaciones constantes con las autoridades británicas, fue determinante para que Krüger desarrollara su identidad como un firme defensor de la autonomía de los boers.
A lo largo de su infancia y juventud, la educación formal de Krüger fue limitada, como era habitual entre los jóvenes de familias rurales. Sin embargo, la educación religiosa impartida por su familia y su experiencia en el campo y en las tensiones políticas lo moldearon como un hombre de acción, pragmático y profundamente involucrado en las causas de su pueblo.
Inicios en la política y la lucha por la independencia
A los 27 años, Krüger participó activamente en la Convención de Sand River en 1852, un acuerdo entre los líderes boers y el gobierno británico que reconocía la independencia del territorio conocido como Transvaal, también llamado la República Sudafricana. Esta independencia no fue total, pero permitió a los boers establecer un gobierno autónomo bajo su propia constitución. En la redacción de esta constitución, Krüger jugó un papel esencial entre 1855 y 1856, demostrando desde temprano su capacidad de liderazgo y habilidad diplomática.
Tras la firma de la convención, Krüger fue elegido comandante general de las fuerzas militares del Transvaal en 1856, cargo que le otorgó un poder considerable en la defensa del territorio. En 1864, también fue elegido vicepresidente de la República del Transvaal, lo que consolidó aún más su influencia política. Durante este período, Krüger comenzó a destacar por su habilidad para tratar los asuntos internos y externos de la República, forjando relaciones con otros líderes del Gran Trek como Andries Pretorius.
La anexión británica del Transvaal y la resistencia boer
En 1877, el gobierno británico decidió anexar el Transvaal, una medida que afectaba directamente la autonomía de los boers. Esta anexión fue recibida con gran indignación por los ciudadanos del Transvaal, que veían amenazada su independencia. Krüger, junto con otros líderes boers como Piet Joubert y Andries Pretorius, se convirtió en uno de los principales opositores a esta anexión. A través de varias misiones diplomáticas, Krüger intentó convencer al gobierno británico de revertir su decisión. En 1877 y 1878 viajó a Inglaterra con la esperanza de persuadir al gobierno británico para que deshiciera la anexión, pero los intentos fueron infructuosos.
A pesar de la resistencia diplomática, la situación llegó a un punto de quiebre, y Krüger encabezó una rebelión armada contra las tropas británicas. Esta rebelión culminó en la histórica Batalla de Majuba Hill en 1881, una victoria significativa para los boers, que logró una demostración clara de su capacidad para resistir el control británico. Tras la victoria, Gran Bretaña aceptó un acuerdo de paz mediante la Convención de Pretoria, que otorgaba una independencia limitada al Transvaal.
Este acuerdo fue un hito importante en la vida de Krüger, quien fue reconocido como un líder formidable de la causa boer. En 1883, tras el restablecimiento de la independencia del Transvaal, Krüger fue elegido presidente de la nueva República, un cargo que ocupó durante casi dos décadas.
El ascenso de Krüger como Presidente
Como presidente del Transvaal, Krüger consolidó su poder y protagonizó una serie de reformas internas. En 1884, firmó una nueva convención con Gran Bretaña que confirmó la soberanía de la República sobre su territorio. No obstante, las tensiones con los intereses británicos no se disiparon. Cecil Rhodes, primer ministro de la colonia de El Cabo, aspiraba a una Sudáfrica unificada bajo dominio británico, y sus ambiciones fueron uno de los principales obstáculos para la estabilidad del Transvaal.
Krüger, por su parte, se enfrentó a una serie de desafíos económicos y políticos. Uno de los más significativos fue el descubrimiento de yacimientos de oro en el área de Witwatersrand en 1886. Este hallazgo atrajo a un gran número de inmigrantes británicos, conocidos como uitlanders, que buscaron hacer fortuna en las minas de oro. Sin embargo, la llegada de los uitlanders generó tensiones entre ellos y los boers, quienes veían su presencia como una amenaza a su modo de vida rural y tradicional. Krüger tomó medidas drásticas para limitar su influencia, estableciendo reglas estrictas sobre los derechos de voto y el control de la economía minera.
A medida que los uitlanders aumentaban en número y poder, las tensiones internas en el Transvaal crecían, y la situación se volvía cada vez más inestable, lo que sembró las semillas para futuros conflictos con Gran Bretaña.
El auge y los conflictos con los británicos
A medida que los descubrimientos de oro en el Witwatersrand (1886) transformaron el paisaje económico del Transvaal, la población uitlander (principalmente británica) creció rápidamente, lo que trajo consigo nuevos conflictos. Los uitlanders llegaron en masa a las minas en busca de riquezas, pero su presencia comenzó a percibirse como una amenaza para la identidad bóer, tradicionalmente agrícola y rural. A pesar de que los uitlanders representaban una parte significativa de la fuerza laboral, Krüger se mostró reacio a concederles derechos políticos, entre ellos el derecho al voto. Bajo su gobierno, los uitlanders debían residir en el Transvaal durante catorce años antes de poder votar, lo que los dejaba prácticamente fuera del sistema político.
Krüger adoptó una serie de políticas que favorecían a los boers en detrimento de los intereses de los magnates mineros británicos. Además, con el objetivo de no depender del ferrocarril controlado por Cecil Rhodes —quien en 1885 había construido una línea ferroviaria entre El Cabo y el interior— Krüger impulsó la construcción de una nueva línea ferroviaria entre Johannesburgo y Delagoa Bay (hoy en Mozambique). Sin embargo, la política económica de Krüger no favoreció a los intereses de los empresarios mineros británicos, que deseaban reducir los costos de producción de oro. Las presiones aumentaron, y la oposición a su gobierno se hizo más fuerte.
La incursión de Jameson y su repercusión
La tensión alcanzó su punto máximo en 1895 cuando el político británico Cecil Rhodes, que tenía importantes intereses en las minas de oro del Transvaal, organizó lo que se conocería como la Incursión de Jameson. La incursión, dirigida por Leander Starr Jameson, fue una operación militar cuyo objetivo era derrocar a Krüger y derogar las leyes restrictivas hacia los uitlanders. Los británicos, con el pretexto de liberar a los uitlanders de las «injusticias» de Krüger, enviaron una fuerza armada al Transvaal con la esperanza de que los uitlanders se rebelaran y ayudaran a derrocar al gobierno.
Sin embargo, la incursión fracasó rotundamente. Los boers resistieron la operación, y Krüger logró capturar a los invasores británicos. La incursión de Jameson no solo fracasó, sino que también resultó en la humillación de Rhodes, quien se vio obligado a dimitir de su cargo de primer ministro de la Colonia del Cabo. El incidente le dio a Krüger un enorme prestigio tanto en Sudáfrica como en Europa, ya que la opresión británica fue rechazada en gran parte por las potencias europeas, que vieron la intervención como un abuso de poder. La derrota de Jameson significó un golpe significativo para los planes británicos de anexar el Transvaal y consolidó la posición de Krüger como líder de la resistencia boer.
La crisis política y la guerra anglo-bóer (1899-1902)
A pesar de la victoria sobre Rhodes, los problemas para Krüger no desaparecieron. El gobierno británico, liderado por Sir Alfred Milner, continuó presionando para que los derechos políticos de los uitlanders fueran ampliados, proponiendo que pudieran votar tras cinco años de residencia en lugar de los catorce años impuestos por Krüger. Milner, apoyado por el secretario colonial británico Joseph Chamberlain, adoptó una postura más dura hacia los boers, lo que provocó nuevas tensiones.
En 1899, tras varias rondas de negociaciones infructuosas, Krüger, apoyado por el Estado Libre de Orange (un aliado de la República del Transvaal), emitió un ultimátum a Gran Bretaña. Exigió que las tropas británicas, que se encontraban apostadas en las fronteras del Transvaal, se retiraran en un plazo de 48 horas. La negativa de los británicos a cumplir con estas demandas llevó al estallido de la Guerra Anglo-Bóer en octubre de 1899.
En un principio, los boers obtuvieron importantes victorias. Las tropas del Transvaal, dirigidas por Piet Joubert y Koos de la Rey, lograron avances en territorios británicos como Natal y las regiones del Cabo. Los británicos no lograron desbaratar la ofensiva boer, lo que generó optimismo entre los rebeldes. Durante los primeros meses del conflicto, los boers dominaron el terreno y sorprendieron a las fuerzas británicas con su táctica de guerra de guerrillas.
La huida a Europa y la firma del Tratado de Vereeniging
Sin embargo, la situación cambió rápidamente. A medida que las fuerzas británicas reforzaron su ejército, las ciudades importantes como Johannesburgo, Pretoria y Bloemfontein cayeron en manos británicas durante 1900. Krüger, ya de avanzada edad, abandonó Sudáfrica en 1900 para evitar ser capturado y buscar apoyo internacional para la causa boer en Europa.
Durante su exilio en Suiza, Krüger continuó luchando por la independencia de los boers, aunque las posibilidades de una victoria eran cada vez más remotas. La Guerra Anglo-Bóer terminó en 1902 con la firma del Tratado de Vereeniging, que consolidaba el control británico sobre el Transvaal y el Estado Libre de Orange, a cambio de que los boers se convirtieran en ciudadanos británicos. Aunque la guerra terminó en derrota para los boers, la figura de Krüger siguió siendo un símbolo de la lucha por la independencia.
Últimos años y legado
Tras la firma del tratado de paz, Krüger permaneció en Europa, donde completó la escritura de sus memorias. Murió el 14 de julio de 1904 en Clarens, Suiza, a la edad de 78 años. Fue enterrado en Pretoria, Sudáfrica, el 16 de diciembre de ese mismo año, en un funeral al que asistieron miles de personas, que lo recordaban como un héroe nacional.
El legado de Paul Krüger perdura en la historia de Sudáfrica. Su lucha por la independencia de los boers frente al imperialismo británico y su papel como líder durante la Guerra Bóer lo han convertido en un símbolo de resistencia. Aunque el Transvaal pasó a ser parte del Imperio Británico, la figura de Krüger sigue siendo un referente en la memoria histórica del pueblo boer y sudafricano.
Krüger, el Oom Krüger, representa no solo la historia de un líder político, sino también la del espíritu indomable de un pueblo que luchó por su identidad y autonomía en un periodo de grandes tensiones y transformaciones en África.
MCN Biografías, 2025. "Paul Krüger (1825–1904): Líder Afrikaner en la Larga Lucha por la Independencia". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/kruger-paul [consulta: 29 de septiembre de 2025].