Krüger, Paul. (1825-1904).
Político y militar sudafricano que nació el 10 de octubre de 1825 en Colesburg, dentro del distrito de Cradock, en la Colonia de El Cabo, y que murió el 14 de julio de 1904 en Clarens, Suiza. Más conocido como Oom (‘tío’) Krüger, jugó un papel primordial en la lucha por la independencia de los afrikaners o boers de Gran Bretaña y, tras lograr dicha independencia en 1883, fue Presidente de la República del Transvaal hasta la Guerra Bóer (1898-1902).
Vida
Krüger era hijo de granjeros boers, descendientes de holandeses, que se habían afincado en la parte norte de la Colonia Británica de El Cabo. Tuvo una corta educación, en la que la mayor influencia cultural le vino de su familia, que vivía bajo las estrictas normas religiosas del calvinismo holandés. A la edad de 10 años su familia tomó parte en el Gran Trek, masiva migración de granjeros boers de la Colonia de El Cabo hacia el territorio norte del río Orange que tuvo lugar entre los años 1835 y 1843. Las disputas acontecidas entre los granjeros y las belicosas tribus que poblaban las tierras de paso y asentamiento tuvieron un gran impacto en el joven Krüger, que empezó a involucrarse en la causa bóer. En enero de 1852 estuvo presente en la convención de Sand River, negociaciones entre Andries Pretorius y representantes británicos por las que se reconoció la independencia del Transvaal, también denominado República Sudafricana, y formó parte, entre 1855-56, de la comisión que redactó la constitución de la nueva República. Fue elegido comandante general de las fuerzas del Transvaal y vicepresidente en 1864.
En 1877 Gran Bretaña proclamó la anexión del Transvaal a sus dominios. Krüger se erigió como uno de los líderes, junto con Joubert y Pretorius, en la lucha por la independencia y, tras sucesivas visitas a Inglaterra en 1877 y 1878 con el objeto de persuadir al gobierno inglés para que diese marcha atrás a la anexión, encabezó la rebelión contra los británicos. Tras la victoria de los boers el 27 de febrero de 1881 en la batalla de la colina Majuba, Gran Bretaña accedió a otorgar una limitada independencia a la nueva República en la Convención de Pretoria, negociaciones para el acuerdo de paz en las que Krüger actuó con grandes dotes diplomáticas. En 1883 fue nombrado Presidente de la restaurada República del Transvaal, cargo en el que se mantuvo hasta la Guerra anglo-bóer, saliendo airoso en tres reelecciones consecutivas celebradas en los años 1888, 1893 y 1898. Tras tomar posesión de su cargo visitó nuevamente Inglaterra en 1883 y, después de unas largas negociaciones, Gran Bretaña accedió, en una convención celebrada el 27 de febrero de 1884, a rectificar la frontera Occidental y cesar cualquier intento de soberanía sobre el Transvaal. A su vuelta, comenzó una disputa sobre el control de la frontera Occidental con Cecil Rhodes, el ambicioso primer ministro de la colonia de El Cabo, ya que éste consideraba que estos territorios eran indispensables para completar el eje imperialista británico en África de norte a sur. En 1885 se vio obligado a ceder ante Rhodes, incapaz de mantenerse firme ante las nuevas presiones británicas.
Los problemas para Krüger empezaron con el descubrimiento, en 1886, de yacimientos auríferos en el área de Witwatersrand. Este suceso provocó el desplazamiento masivo de británicos, denominados despectivamente por los boers como uitlanders, hacia la zona y el nacimiento de la ciudad de Johannesburgo, situada en las cercanías de las minas de oro. Esta comunidad cosmopolita, principalmente, inglesa chocó con la identidad bóer, rural y tradicional, y Krüger tomó medidas discriminatorias en su contra: eran necesarios catorce años de residencia para tener derecho a voto y no tenían ningún representante en la Asamblea. Para no tener que hacer uso del ferrocarril de Rhodes, Krüger construyó una línea entre Johannesburgo y Delagoa, pero los altos precios del transporte, unidos a una política económica contraria a los intereses de los magnates mineros, provocaron numerosas críticas entre éstos, que veían necesaria la disminución de los costes de producción del oro.
s problemas para Krüger crecían: los uitlanders clamaban por sus derechos, los magnates pedían que se redujeran los costes, sus partidarios comenzaban a perder confianza en su mandato y las presiones británicas se multiplicaban ante el filón económico que era el Transvaal. Pero el peor enemigo era Rhodes, primer ministro de El Cabo, que contaba con grandes intereses en las minas de oro y ansiaba una Sudáfrica británica unida. Ante la negativa de Krüger a su propuesta de unir Sudáfrica, Rhodes preparó en diciembre de 1895 una incursión al Transvaal al mando de Leander Starr Jamesoncon el pretexto de acabar con las injusticias a las que eran sometidos los uitlanders y con el objetivo de provocar una sublevación por parte de los extranjeros del Transvaal que acabase con la independencia de la República. Esta incursión fue hábilmente atajada por Krüger y finalizó el 2 de enero de 1896. Las consecuencias de este suceso fueron todas favorables para Krüger; su prestigio volvió a crecer, Rhodes se vio obligado a dimitir por este suceso y su gobierno recibió numerosas muestras de apoyo por parte de las potencias europeas que rechazaron la intervención británica en este affaire.
El sustituto de Rhodes, Sir Alfred Milner, no fue más transigente que su predecesor y, apoyado por el secretario colonial británico Chamberlain, endureció las exigencias, pidiendo que el derecho a voto se obtuviese tras cinco años de residencia en el Transvaal. Krüger intentó establecer negociaciones y, fruto de ello, se celebró en mayo de 1899 la conferencia de Bloemfontein entre Krüger y Milner pero, pese a la promesa de Krüger de rebajar a siete años el período de residencia necesario para votar, Milner se mostró inflexible, lo cual hacía inevitable el comienzo de un nuevo enfrentamiento armado.
Krüger, como representante de los dos núcleos boers, la República del Transvaal y el Estado Libre de Orange, que habían firmado un pacto de alianza y defensa mutua en 1897, envió un ultimátum el 9 de octubre de 1899 a los británicos para que retiraran en dos días las fuerzas emplazadas en las fronteras del Transvaal. Los británicos no accedieron a las demandas de Krüger y el 11 de octubre, confiando en que los alemanes les apoyasen en el conflicto, los boers atacaron y conquistaron Natal. A pesar de que la guerra sonrió en un primer momento a las fuerzas boers la situación cambió paulatinamente y, tras las conquistas de Bloemfontein, Johannesburgo y Pretoria por parte de los británicos en febrero, mayo y junio de 1900, Krüger abandonó Sudáfrica con rumbo a Europa (ya estaba demasiado viejo para participar en la guerra de guerrillas que se avecinaba), dispuesto a encontrar ayudas entre las potencias europeas para la causa bóer. El 15 de mayo de 1902 la guerra llegó a su fin con la firma del Tratado de Veeringing, por el que los boers pasaban a ser ciudadanos británicos. Krüger ya no volvió a Sudáfrica. En 1902 terminó de escribir sus memorias; dos años más tarde, el día 14 de julio, moría en Clarens (Suiza). Fue finalmente enterrado en Pretoria el 16 de diciembre de ese mismo año.