Roman Jakobson (1896–1982): Pionero en la Lingüística y la Teoría Poética

Contexto histórico y social de su nacimiento

Roman Ossipovich Jakobson nació en Moscú en 1896, en un contexto de grandes transformaciones sociales, culturales y políticas que marcarían el futuro de Rusia. A finales del siglo XIX, Rusia se encontraba en plena efervescencia intelectual y creativa, y las tensiones políticas derivadas del régimen zarista, además de los movimientos ideológicos en aumento, fueron factores clave que influirían en su visión del mundo y en su enfoque hacia el lenguaje y la literatura. La Revolución de 1917, que marcó el comienzo de la Unión Soviética, sería una de las transiciones más impactantes que afectaría profundamente a su carrera y a su vida, aunque Jakobson se distanció de la política revolucionaria, centrándose en los aspectos lingüísticos y literarios de su contexto.

El entorno social de Moscú, en su juventud, estuvo impregnado de una riqueza cultural sin igual. La ciudad era un hervidero de nuevas ideas, especialmente en el campo de las artes y las ciencias. En este ambiente de efervescencia intelectual, Jakobson se formó en un contexto donde convergían las vanguardias artísticas, el formalismo literario y una gran diversidad de tendencias filosóficas que, más tarde, influirían de manera decisiva en su obra. Si bien Rusia estaba atravesando una serie de revoluciones políticas, las figuras literarias, filosóficas y lingüísticas comenzaron a jugar un papel clave en la estructuración de nuevos paradigmas para entender el arte y el lenguaje.

Orígenes familiares y primeros años

Jakobson provenía de una familia de origen judío, lo que marcó su desarrollo personal y profesional. Su madre, Fanya, era una persona culta y su padre, Ossip Jakobson, un hombre de negocios que promovía la cultura en su hogar. A pesar de que sus padres no tenían una formación académica estrictamente académica, su ambiente familiar estaba lleno de conversaciones sobre arte, literatura y filosofía. Desde temprana edad, Roman mostró una notable inclinación por el conocimiento y una capacidad para conectar ideas en áreas diversas como la lingüística, la literatura y la estética. Esto lo llevó a desarrollar una visión holística que integraba tanto el análisis lingüístico como la crítica literaria, un enfoque que se mantendría a lo largo de su vida.

La influencia cultural en la que creció Jakobson fue fundamental. Moscú, como capital imperial, era un centro de debate intelectual, y Jakobson tuvo acceso a una educación refinada que, incluso en tiempos convulsos, le permitió formarse en un entorno lleno de figuras influyentes. De hecho, fue durante sus años jóvenes cuando desarrolló un profundo interés por la literatura, la poesía y la lingüística. A pesar de la violencia política que asolaba Rusia durante los años posteriores a la Revolución de 1917, Jakobson se mantuvo firme en su deseo de seguir una carrera académica, sin dejar de lado sus pasiones literarias.

Formación académica e intelectual

En 1914, Jakobson ingresó en la Universidad de Moscú para estudiar literatura. Durante sus años de formación académica, estuvo influenciado por el ambiente cultural de la Escuela de Moscú, un grupo de teóricos y filólogos que promovían un enfoque radicalmente innovador hacia el estudio del lenguaje y la literatura. Aunque no fue uno de los miembros fundadores del Círculo Lingüístico de Moscú, que se formó oficialmente en 1915, pronto se unió a este grupo de jóvenes lingüistas que comenzaron a forjar las bases del formalismo ruso. La escuela que se desarrolló en Moscú a través de figuras como Viktor Shklovsky, Yuri Tynianov y Boris Eichenbaum, estuvo profundamente influenciada por la Revolución de Octubre, que trajo consigo una serie de transformaciones culturales y políticas.

La lingüística en la que Jakobson se formó no era simplemente un análisis académico del lenguaje; se consideraba un medio para comprender las fuerzas sociales, políticas y estéticas que influyen en la comunicación humana. En sus primeros años académicos, Jakobson desarrolló una profunda conexión con las ideas de los formalistas rusos, quienes rechazaban la concepción tradicional de la literatura como un medio para transmitir un mensaje moral o ideológico. En lugar de eso, veían la literatura como una forma de arte que podía ser analizada mediante estructuras y formas lingüísticas puras.

Además de sus estudios en la universidad, Jakobson fue influenciado por las vanguardias artísticas de la época, como el cubismo y el futurismo. Estas corrientes, que también desafiaban las convenciones artísticas, desempeñaron un papel crucial en su desarrollo intelectual. El propio Vladimir Mayakovsky, poeta y uno de los máximos exponentes del futurismo ruso, influyó en la manera en que Jakobson abordaría la relación entre el lenguaje y la poesía. Mayakovsky no solo desafiaba las formas poéticas tradicionales, sino que también promovía un concepto del lenguaje como herramienta para generar efectos intensos y desafiantes. Esta visión se reflejaría en las teorías lingüísticas y literarias de Jakobson, quienes también tomaron como punto de partida el estudio de las estructuras fónicas y el impacto sonoro del lenguaje.

Primeros intereses y talentos observables

Desde su adolescencia, Jakobson demostró tener una gran capacidad para las ciencias humanas y el arte. A lo largo de sus años de formación en la Universidad de Moscú, se consolidaron sus primeros intereses en el estudio profundo del lenguaje. El lenguaje no solo era un medio de comunicación para Jakobson; era una herramienta de creación artística, un mecanismo para organizar el pensamiento y un producto de la cultura humana que debía ser analizado con rigor científico. En este sentido, su relación con la literatura fue siempre de carácter teórico, con un enfoque sistemático y estructuralista que buscaba comprender el funcionamiento del lenguaje más allá de su uso comunicativo.

De hecho, su pasión por el análisis lingüístico comenzó a fusionarse con su interés en la poesía. Jakobson estaba convencido de que la poesía no era simplemente una forma de expresión emocional, sino una estructura compleja de sonidos, ritmos y significados que debía ser desentrañada y comprendida a través de los mismos métodos científicos que aplicaba en su estudio del lenguaje. Así, sus primeros trabajos en el ámbito lingüístico reflejaron una afinidad con el formalismo, que analizaba la forma literaria sin preocuparse de los contenidos ideológicos o emocionales.

Este enfoque sistemático, combinado con su profundo respeto por las innovaciones vanguardistas del momento, sentó las bases de su futura carrera. Jakobson no solo estaba interesado en las teorías lingüísticas, sino que también estaba comprometido con la idea de que el lenguaje podía ser desentrañado y comprendido de una manera científica, sin perder de vista sus dimensiones artísticas y estéticas.

La Escuela de Praga y el Círculo Lingüístico de Moscú

A pesar de no haber sido uno de los fundadores iniciales del Círculo Lingüístico de Moscú, Jakobson pronto se unió a este grupo de lingüistas que marcarían un hito en la evolución de la lingüística moderna. La revolución rusa de 1917 trajo consigo una reorganización de las estructuras sociales y culturales del país, y la naciente Unión Soviética, con su impulso hacia la industrialización y el cambio, promovió un ambiente favorable para los estudios científicos e intelectuales. Sin embargo, las tensiones políticas y la represión ideológica también llevaron a una polarización en el ámbito académico.

La importancia de Jakobson en este contexto radica en su aproximación a la lingüística como una disciplina que no solo debía analizar el lenguaje desde un punto de vista estructural, sino también estudiar sus interacciones con las dimensiones sociales, culturales y artísticas. Como miembro del Círculo de Moscú, Jakobson desarrolló su enfoque formalista, caracterizado por el análisis riguroso de la forma en la que los signos lingüísticos son utilizados en diferentes contextos. Este punto de vista se oponía a la tradición simbólica y hermenéutica de la literatura, y en su lugar, proponía que el estudio del lenguaje debía ser llevado a cabo con base en sus componentes fónicos y sus estructuras.

En 1928, Jakobson presentó junto con otros miembros del círculo, como Nikolai Trubetzkoy y Sergei Karcevsky, una serie de tesis en el Congreso de Lingüística celebrado en La Haya, que fueron claves en la conformación de la teoría fonológica moderna. Estas tesis, presentadas en 1929 en el Congreso de Filología Eslava en Praga, ayudaron a consolidar al Círculo de Praga como un centro de investigación clave para la lingüística de la época. Jakobson y sus colegas propusieron una visión revolucionaria sobre la fonología, subrayando que existían rasgos fonéticos comunes a todas las lenguas, y que estas características podrían ser analizadas a través de una serie de oposiciones binarias que permitían comparar y contrastar los sonidos en distintos idiomas.

Exilio y nuevas aportaciones

El ascenso de la teoría fonológica de Jakobson coincidió con su exilio de la Unión Soviética, a medida que las circunstancias políticas se volvían más restrictivas. En 1933, después de haber sido profesor en la Escuela de Artes Dramáticas de Moscú, Jakobson se trasladó a Checoslovaquia, donde fue contratado como profesor en la Universidad de Masarykova en Brno. Durante este período, continuó desarrollando sus investigaciones sobre el lenguaje, el cual no solo abordaba desde un punto de vista teórico, sino que también estudiaba el lenguaje infantil y las patologías lingüísticas, como la afasia.

En 1942, publicó Kindersprache, Aphasie und allgemeine Lautgesetze («Lenguaje infantil, afasia y leyes generales del sonido»), una obra fundamental en la que elaboró su teoría sobre las propiedades universales de la estructura fónica. En este trabajo, Jakobson abordó las oposiciones binarias en el lenguaje, observando cómo los niños aprenden las distinciones fonéticas más extremas primero, mientras que los afásicos, debido a sus alteraciones neurológicas, pierden las distinciones más complejas y sutiles. Esta teoría fue innovadora y, a pesar de las críticas iniciales por parte de algunos lingüistas, las investigaciones posteriores confirmaron la validez de sus postulados.

Durante esta época, también comenzó a colaborar con otros lingüistas, como Morris Halle y Gunnar Fant, con quienes publicó en 1951 Preliminaries to Speech Analysis, un trabajo que amplió el sistema fonológico previamente propuesto por Trubetzkoy. En este libro, Jakobson presentó las doce oposiciones binarias fundamentales que estructuran la fonología de todos los idiomas del mundo. Estas distinciones son fundamentales para el análisis lingüístico moderno y continúan siendo un pilar de la fonología estructuralista.

Desarrollo de su teoría lingüística

En su obra Preliminaries to Speech Analysis, Jakobson estableció un sistema fonológico en el que definió, entre otras cosas, las oposiciones que son universales en todos los idiomas. Las doce oposiciones, que incluyen distinciones como «sonoro / sordo», «consonántico / no consonántico» y «nasal / oral», proporcionaron una base sólida para los estudios de fonología y lingüística estructuralista. Este enfoque ayudó a consolidar la influencia de Jakobson en la lingüística contemporánea y lo estableció como una de las figuras más destacadas del siglo XX en su campo.

En paralelo a su trabajo académico, Jakobson continuó su labor como docente. Tras su traslado a los Estados Unidos en la década de 1940, se instaló en Nueva York, donde comenzó a impartir clases en la Universidad de Columbia. Posteriormente, su carrera en los Estados Unidos lo llevó a Cambridge, Massachusetts, donde trabajó en la Universidad de Harvard y en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), instituciones que se beneficiarían enormemente de sus aportes. Su enseñanza tuvo un impacto profundo en la evolución de la lingüística generativa estadounidense, y su trabajo en fonología continuó influyendo en generaciones de lingüistas.

En 1976, fue reconocido con el título de doctor honoris causa por la Universidad de Harvard, un reflejo de su influencia tanto en el ámbito académico como en la comunidad lingüística internacional. Durante su carrera en Estados Unidos, Jakobson no solo consolidó su reputación como lingüista, sino que también se convirtió en una figura esencial en la redefinición de la relación entre el lenguaje y la literatura, un campo en el que sus estudios sobre la función poética abrirían nuevas perspectivas.

Carrera en Estados Unidos

En los años 1940, debido a la creciente represión política en Europa Central y la amenaza del nazismo, Roman Jakobson se trasladó a Estados Unidos, donde su influencia en la lingüística y en la academia en general se consolidaría aún más. Primero, se asentó en Nueva York, donde comenzó a enseñar en la Universidad de Columbia, una de las más prestigiosas del país. Fue en este entorno en el que sus estudios adquirieron un nuevo alcance, comenzando a influir profundamente en la lingüística estadounidense.

En 1950, Jakobson se trasladó a Cambridge, Massachusetts, donde ocupó una posición destacada en la Universidad de Harvard. Durante su tiempo en Harvard, su trabajo no solo continuó revolucionando la fonología, sino que también promovió una mayor intersección entre la lingüística y las ciencias cognitivas. En 1957, se trasladó al Massachusetts Institute of Technology (MIT), donde enseñó hasta su jubilación en 1967. La contribución de Jakobson al MIT y a otras instituciones académicas de prestigio fue fundamental para el desarrollo de la lingüística moderna, y su legado perdura en las generaciones de lingüistas que siguieron sus enseñanzas.

Durante su tiempo en Harvard y MIT, Jakobson no solo fue un académico de renombre, sino también una figura de influencia en la creación de la lingüística generativa, un campo que más tarde sería dominado por figuras como Noam Chomsky. Aunque su enfoque no siempre coincidió con el de la lingüística generativa, su obra sobre fonología y su análisis estructural del lenguaje fueron esenciales para la expansión de las ideas sobre la estructura del lenguaje en los Estados Unidos. La rigidez estructuralista que Jakobson promovió fue un componente clave de los debates académicos de la época, y su trabajo abrió nuevas vías para la investigación lingüística.

En 1976, Jakobson fue honrado con el título de doctor honoris causa por la Universidad de Harvard, un reconocimiento que consolidó aún más su posición como una de las figuras más importantes en el campo de la lingüística en el siglo XX. Este honor también reflejó el impacto de sus teorías sobre la fonología, el análisis del lenguaje infantil, y su intersección con la crítica literaria, temas que fueron desarrollados a lo largo de su vida y que siguen siendo fundamentales para la lingüística contemporánea.

Contribuciones a la crítica literaria

Uno de los aspectos más destacados de la obra de Jakobson fue su capacidad para vincular la lingüística con la literatura, lo que dio origen a una nueva corriente crítica conocida como «Poética Lingüística». A lo largo de su carrera, Jakobson desarrolló la teoría de la función poética, un concepto que se convirtió en una piedra angular de la crítica literaria moderna. En su célebre ponencia de 1958, titulada «Poética y Lingüística», Jakobson argumentó que la función poética no solo era un componente crucial de la teoría lingüística, sino que formaba parte esencial de las estructuras del lenguaje en general.

La función poética, según Jakobson, no se limita a la poesía, sino que es una característica intrínseca de todas las estructuras verbales que buscan generar un efecto estético en el receptor. Para él, el lenguaje poético era un acto deliberado en el que el poeta no solo selecciona palabras en función de su significado, sino que también considera las relaciones sonoras y sintácticas entre las palabras de un verso o una frase. Así, en lugar de ver la poesía como una forma de comunicación convencional, Jakobson la entendió como una modalidad especial de uso del lenguaje, en la que el medio mismo, el lenguaje, se convierte en el fin artístico.

En este sentido, la función poética es una de las contribuciones más significativas de Jakobson a la crítica literaria. Es a través de esta función que el lenguaje se transforma en arte, donde las decisiones sobre el ritmo, la sonoridad, y la estructura sintáctica son tan importantes como el contenido. Un ejemplo claro de esta función poética es la rima en la poesía, donde el poeta no solo selecciona palabras según su significado, sino también en función de sus cualidades sonoras, creando un efecto de musicalidad que, según Jakobson, es esencial para la experiencia estética del lector.

Jakobson también trabajó en la relación entre el lenguaje y las emociones, un campo que más tarde influiría en el desarrollo de la psicología cognitiva y la teoría literaria. En este contexto, sus teorías sobre la función emotiva y la función referencial del lenguaje también jugaron un papel fundamental en el análisis literario, ampliando las perspectivas sobre cómo los textos literarios pueden ser analizados no solo desde un punto de vista semántico, sino también desde su estructura formal y estética.

Legado y obra

El legado de Roman Jakobson es vasto y ha dejado una marca indeleble en la lingüística, la teoría literaria y la crítica literaria del siglo XX. Sus investigaciones sobre fonología, que incluyeron la teoría de las oposiciones binarias y su trabajo en el análisis de la lengua infantil y la afasia, continuaron siendo fundamentales para el desarrollo de la lingüística estructuralista y la lingüística generativa.

Entre los trabajos más influyentes de Jakobson se encuentran Essais de Linguistique Générale (1963), Studies on Child Language and Aphasia (1971), y su colaboración con Linda R. Waugh en The Sound and Shape of Language (1979), donde consolidó muchas de sus ideas más innovadoras. Sus escritos, reunidos en la serie monumental Selected Writings, siguen siendo una referencia esencial para los estudiosos del lenguaje y la literatura.

Además de su impacto académico, Jakobson también fue un influyente pensador dentro del ámbito más amplio de la teoría crítica. Su enfoque interdisciplinario, que combinaba la lingüística con la filosofía, la psicología y la literatura, ha sido fundamental para la forma en que entendemos el lenguaje como un fenómeno complejo y multifacético.

La influencia de Jakobson perdura no solo en la lingüística moderna, sino también en la crítica literaria y en los estudios culturales. A través de sus teorías sobre el lenguaje, la poesía y la comunicación, Jakobson estableció las bases para una nueva comprensión de la literatura como un fenómeno estructural, donde la forma y el contenido son inseparables.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Roman Jakobson (1896–1982): Pionero en la Lingüística y la Teoría Poética". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/jakobson-roman-ossipovich [consulta: 28 de septiembre de 2025].