Godfrey Newbold Hounsfield (1919–2004): Inventor del escáner médico y Premio Nobel de Medicina

Godfrey Newbold Hounsfield es recordado como uno de los científicos más influyentes del siglo XX, cuyo trabajo transformó la medicina moderna. Nacido en Newark, Nottinghamshire, el 28 de agosto de 1919, su legado está ligado principalmente a su invención de la tomografía computarizada (TC), un avance revolucionario en el diagnóstico médico. Hounsfield compartió el Premio Nobel de Medicina en 1979 con el estadounidense Allan Macleod Cormack, en reconocimiento a su trabajo en el desarrollo de los escáneres que permitieron ver el interior del cuerpo humano con una claridad sin precedentes. A través de esta tecnología, millones de vidas se han salvado, marcando un antes y un después en la forma en que se diagnostican enfermedades como el cáncer. Sin embargo, su historia comienza en un entorno completamente diferente, en el campo británico, donde su curiosidad por la ciencia y la tecnología comenzó a tomar forma.
Primeros años y educación de Godfrey Hounsfield
Infancia en Newark y la influencia de la vida rural
Hounsfield creció en una granja cerca de Newark, en Nottinghamshire, un entorno rural que marcó profundamente su vida. Nació en una familia modesta, y su padre adquirió la granja tras la Primera Guerra Mundial, lo que permitió que Godfrey tuviera una infancia alejada de las grandes ciudades y más cercana a la naturaleza y a la maquinaria agrícola. Fue en este entorno donde desarrolló su fascinación por las máquinas. Pasaba gran parte de su tiempo en contacto directo con la maquinaria agrícola, como trilladoras, empacadoras y generadores eléctricos, lo que despertó su interés por los principios de la ingeniería. Este temprano contacto con la tecnología fue decisivo para su futura carrera en la ciencia.
Aunque su vida de campo le ofrecía una gran libertad, también significaba que debía ocuparse de las labores cotidianas en la granja. Sin embargo, Godfrey utilizó este tiempo para experimentar con diferentes inventos. Se embarcó en varios proyectos, como la construcción de un planeador rudimentario con el que se lanzaba sobre montículos de heno, y experimentó con la propulsión a chorro utilizando barriles de alquitrán rellenos de agua y acetileno. Según cuentan, fue capaz de hacer volar uno de estos barriles a más de 300 metros de altura, demostrando su extraordinaria capacidad para la innovación.
Educación y formación en ciencias
En cuanto a sus estudios, Godfrey no destacó inicialmente en otras materias en su educación primaria y secundaria en la escuela pública de Newark. Sin embargo, su aptitud para las ciencias, especialmente en física y matemáticas, era evidente desde temprano. Fue en estos campos donde obtuvo sus mejores calificaciones, lo que orientó su futuro académico hacia la ingeniería y la tecnología. Su pasión por la ciencia y la invención fue tal que, en lugar de seguir el camino convencional de los jóvenes de la ciudad, Hounsfield se sumergió en experimentos que alimentaban su curiosidad, sin mostrar un gran interés por las disciplinas más generales.
Ingreso en la RAF y formación en radares
La influencia de la II Guerra Mundial
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939, Hounsfield decidió unirse a la Royal Air Force (RAF) como reservista voluntario, un movimiento que marcaría el inicio de su carrera profesional. La guerra proporcionó a Godfrey una oportunidad para expandir su conocimiento técnico, especialmente en el campo de la radiocomunicación y los radares, que se volvieron fundamentales durante el conflicto. A través de la RAF, Hounsfield obtuvo una formación especializada en mecánica y radares, áreas que se convirtieron en piezas clave de su carrera posterior.
Durante su servicio, se le asignó la tarea de instruir a otros en el uso de radares, y pronto su talento en esta área le permitió obtener un puesto en el Real Colegio de Ciencia de South Kensington, donde la RAF tenía parte de sus instalaciones. En este contexto, Hounsfield no solo continuó su educación, sino que también desarrolló una serie de equipos, incluido un osciloscopio de pantalla grande y un equipo para el seguimiento de radares, lo que le valió un Certificado al Mérito. Estos logros no pasaron desapercibidos, y rápidamente fue reconocido por sus superiores.
Avances y logros durante la guerra
La rápida progresión de Godfrey en la RAF llamó la atención de altos mandos militares, entre ellos el vice-mariscal Cassidy, quien le otorgó una beca tras el fin de la guerra. Esta beca le permitió ingresar en el prestigioso Colegio Faraday en Londres, donde continuó su formación académica en ingeniería. Fue durante este tiempo cuando Hounsfield se involucró de manera más profunda en la investigación de nuevas tecnologías de radar, y su enfoque innovador lo llevó a desarrollar un ordenador de segunda generación para el gobierno británico, el EMIDEC 1100, que marcó un hito en la historia de la computación británica al ser completamente transistorizado.
Transición hacia la ingeniería y la EMI
La beca y los estudios en ingeniería
Tras finalizar su formación en el Colegio Faraday, Hounsfield comenzó a trabajar en el campo de la ingeniería. Fue en 1951 cuando se unió a Electro Musical Industries (EMI), un conglomerado británico de tecnología que, en ese momento, también se encontraba involucrado en el desarrollo de computadoras. Hounsfield se dedicó a desarrollar y mejorar la velocidad de los transistores, lo que llevó a la creación de una película de almacenamiento de alta capacidad que podría contener millones de palabras.
A pesar de estos logros, los costos elevados de sus inventos hicieron que no fueran comercialmente viables, por lo que Hounsfield optó por dirigirse hacia otros proyectos más enfocados en la tecnología médica. A través de su trabajo en EMI, entró en contacto con la necesidad de mejorar las herramientas de diagnóstico médico, en particular, la visualización precisa del interior del cuerpo humano. Fue así como, después de años de investigación, Hounsfield se embarcaría en un proyecto que cambiaría el curso de la historia de la medicina.
La creación del escáner y la tomografía computarizada
La inspiración para la tomografía computarizada
A mediados de la década de 1960, Hounsfield se encontraba trabajando como máximo responsable de investigación en EMI, una empresa que, como muchas de su tiempo, estaba buscando diversificar sus líneas de negocio y explorar nuevas áreas tecnológicas. Fue en este contexto cuando surgió la idea de crear un dispositivo que pudiera ofrecer imágenes detalladas del interior del cuerpo humano, particularmente de los tejidos blandos, que eran difíciles de visualizar con los métodos tradicionales de rayos X.
En ese entonces, los rayos X solo permitían ver los huesos y, de forma muy borrosa, los tejidos blandos, lo que complicaba enormemente el diagnóstico de muchas enfermedades. En particular, los tumores cerebrales eran difíciles de detectar con precisión, ya que la tecnología disponible no permitía diferenciar con claridad el tejido cerebral de otros elementos circundantes. Hounsfield, con su vasta experiencia en electrónica, se dio cuenta de que los avances en computación y el desarrollo de nuevos algoritmos podrían ofrecer una solución a este problema.
Decidió entonces aplicar la tecnología de los radares y el procesamiento de señales a la creación de una máquina que pudiera generar imágenes tridimensionales del interior del cuerpo humano. Su objetivo era construir un tomógrafo que, a través de la utilización de rayos X y la recolección de datos mediante un sistema computarizado, pudiera reconstruir una imagen clara y detallada de los tejidos blandos, algo que hasta ese momento parecía fuera del alcance de la tecnología médica.
Desarrollo y perfeccionamiento del escáner cerebral
Después de varios años de experimentación y desarrollo, en 1967, Hounsfield completó el primer prototipo funcional de un escáner cerebral. Este dispositivo, que utilizaba una técnica novedosa basada en la tomografía computarizada, permitió a los médicos obtener imágenes detalladas del cerebro sin necesidad de realizar procedimientos invasivos. La máquina consistía en un tubo de rayos X que giraba alrededor de la cabeza del paciente, mientras un ordenador recopilaba los datos de la absorción de los rayos X en diferentes ángulos. A partir de estos datos, se generaba una imagen computarizada que mostraba el interior del cerebro de forma nítida y precisa, algo que los métodos convencionales no podían lograr.
Aunque el dispositivo inicial de Hounsfield era rudimentario comparado con los avances tecnológicos que vendrían después, representaba un avance impresionante en su época. A medida que el escáner fue perfeccionado, el impacto de la invención de Hounsfield fue trascendental. Su sistema permitió la visualización de tumores, hemorragias y otras anomalías dentro del cerebro, mejorando de manera exponencial las posibilidades de diagnóstico y tratamiento. En 1972, Hounsfield consideró que su dispositivo estaba listo para ser presentado a la comunidad científica, y lo hizo en un evento internacional, donde el escáner fue recibido con asombro por la comunidad médica y tecnológica.
Reconocimiento y logros posteriores
El impacto del escáner en la medicina
La innovación de Hounsfield en el campo de la tomografía computarizada tuvo un impacto inmediato en la medicina, especialmente en la neurología y la oncología. A través de su escáner, los médicos pudieron observar el interior del cuerpo humano sin la necesidad de recurrir a procedimientos invasivos o a la cirugía, lo que redujo drásticamente los riesgos para los pacientes. Este avance permitió la detección precisa de tumores cerebrales, problemas vasculares y otras patologías que hasta entonces eran difíciles de diagnosticar.
El escáner de tomografía computarizada revolucionó la forma en que los profesionales de la salud realizaban diagnósticos, ya que permitió obtener imágenes detalladas en tres dimensiones de los órganos y tejidos internos. Esto significaba que los médicos podían detectar enfermedades en etapas mucho más tempranas, lo que incrementó significativamente las posibilidades de tratamiento y curación. Además, la capacidad del escáner para diferenciar entre distintos tipos de tejidos blandos amplió enormemente su aplicación, abriendo nuevas posibilidades en el diagnóstico de enfermedades cardíacas, cánceres y otras afecciones.
Premios y honores
El impacto de la invención de Hounsfield fue rápidamente reconocido por la comunidad científica, y a lo largo de su vida recibió numerosos premios y distinciones. En 1979, fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina, que compartió con Allan Macleod Cormack, un físico sudafricano que también había trabajado en el desarrollo de la tomografía computarizada. Juntos fueron reconocidos por sus contribuciones al campo de la imagen médica, que transformaron por completo los métodos de diagnóstico y tratamiento en la medicina moderna.
Además del Nobel, Hounsfield recibió varios otros premios de gran prestigio. Entre ellos destacan el premio McRobert, considerado el «Nobel de la ingeniería», y la Medalla Wilhelm Exner, otorgada por el gobierno austriaco en reconocimiento a sus logros científicos e industriales. También fue nombrado «Sir» por la Reina Isabel II en 1981, un título honorífico que reconocía su extraordinaria contribución a la ciencia y la tecnología.
A lo largo de su vida, Hounsfield recibió numerosos doctorados honoris causa, entre ellos uno en Ciencias por la Universidad de Londres y otro en Medicina por la Universidad de Basilea, en Suiza. Estos honores reflejaban no solo su brillantez técnica, sino también el impacto positivo de su trabajo en la vida de millones de personas en todo el mundo.
Vida personal y pasatiempos
Dedicación a la ciencia y a otras disciplinas
A pesar de su éxito, Godfrey Hounsfield mantuvo una vida relativamente sencilla y austera. Permaneció soltero durante toda su vida, lo que le permitió dedicarse por completo a su trabajo y a sus intereses científicos. Su pasión por la investigación no se limitaba al campo de la medicina, ya que también tenía un gran interés en otras áreas del conocimiento, como la biología y la física. Sin las obligaciones familiares, pudo permitirse una vida más itinerante, mudándose frecuentemente para satisfacer su curiosidad intelectual y personal.
Hounsfield no solo fue un pionero en la medicina, sino también un hombre con una profunda curiosidad por el mundo que lo rodeaba. Durante sus últimos años, se dedicó a actividades recreativas como el esquí y el senderismo, que disfrutaba en solitario. También tenía un gran amor por la música, tanto popular como clásica, y llegó a aprender a tocar el piano de manera autodidacta.
Últimos años y fallecimiento
Después de su retiro, Hounsfield se alejó de la investigación científica y se centró en sus pasatiempos, pero siempre mantuvo una actitud curiosa y entusiasta hacia la vida. Falleció el 12 de agosto de 2004 en el Hospital Nueva Victoria de Kingston Upon Thames, a la edad de 84 años. Su legado, sin embargo, sigue vivo en la tecnología médica que ayudó a crear, que continúa salvando vidas alrededor del mundo.
Su historia, la de un hombre que, sin una educación universitaria formal, revolucionó la medicina, demuestra cómo la pasión por la ciencia, la curiosidad insaciable y la dedicación incansable pueden llevar a logros extraordinarios que cambian el curso de la historia.
MCN Biografías, 2025. "Godfrey Newbold Hounsfield (1919–2004): Inventor del escáner médico y Premio Nobel de Medicina". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/hounsfield-godfrey-newbold [consulta: 18 de octubre de 2025].