Francisco de Cabarrús (1752–1810): El Ilustrado que Dejó una Huella en la Economía Española

Contexto histórico y social del entorno donde nació Francisco de Cabarrús

Francisco de Cabarrús nació en un contexto europeo marcado por la Ilustración, un movimiento intelectual y cultural que abogaba por el uso de la razón, el cuestionamiento de las autoridades establecidas y la promoción del progreso social. A finales del siglo XVIII, Europa vivía una época de transformaciones significativas: el auge del comercio, la expansión de la Revolución Industrial y la tensión entre las monarquías absolutas y las ideas republicanas. Su lugar de origen, Bayona, en el País Vasco francés, era una ciudad clave en el comercio transatlántico debido a su proximidad con España y su ubicación en la ruta marítima hacia las colonias americanas. Sin embargo, más allá de la prosperidad económica que ofrecían las rutas comerciales, la región vivía bajo las sombras de las reformas ilustradas que alteraban las estructuras tradicionales de poder.

En este ambiente de reformas y agitación política, Francisco de Cabarrús fue educado, y aunque inicialmente se vio arrastrado por las turbulencias sociales y familiares, su camino lo llevó a convertirse en uno de los personajes clave de la economía española en ese periodo. Su educación se desarrolló en las mejores instituciones de la época, y desde joven demostró una gran capacidad para adaptarse a los cambios sociales y económicos que definían la Ilustración.

Orígenes familiares y primeros años de vida

Cabarrús nació el 8 de octubre de 1752, hijo de Dominique Cabarrus y Marianne Lalanne. Ambos padres pertenecían a familias con tradición mercantil, lo que le permitió estar en contacto desde temprana edad con el mundo de los negocios y el comercio. A través de sus padres, de origen francés, tenía una conexión directa con las redes comerciales europeas, lo que más tarde sería un aspecto fundamental en su carrera. Los Cabarrus, una familia vinculada a la actividad mercantil, y los Lalanne, con una tradición de banquero, fueron clave en la construcción del perfil de Francisco.

Desde joven, Cabarrús mostró aptitudes excepcionales, lo que llevó a sus padres a enviarlo a instituciones de prestigio, primero al Colegio de Condom y luego a los Oratorianos de Toulouse, donde recibiría una educación formal que integraba los ideales de la Ilustración. Este entorno intelectual y reformista fue fundamental para su desarrollo. Sin embargo, las tensiones familiares, especialmente con su padre, hicieron que, a los 19 años, se viera obligado a abandonar Francia y mudarse a España, un cambio que marcaría su vida de manera irreversible.

Influencias tempranas y primeros intereses

La educación formal de Francisco, centrada en los estudios clásicos y la ciencia, lo hizo un hombre de amplios conocimientos. A pesar de su formación en instituciones eclesiásticas, sus ideas eran liberales y alineadas con los principios ilustrados. Esta inclinación hacia las ideas modernas lo hizo distanciarse de las tradiciones conservadoras de su familia y de la sociedad de su tiempo. A través de su relación con figuras clave del pensamiento ilustrado, como Rousseau, comenzó a desarrollar una visión crítica hacia las estructuras políticas y sociales tradicionales.

Su contacto con los principales pensadores de la época, así como su incorporación a círculos ilustrados como la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid, permitió a Cabarrús desarrollar una visión económica que lo impulsó a involucrarse en el mundo de los negocios. Además, su talento natural para las finanzas, la economía y la política lo llevó a buscar nuevas formas de aumentar su influencia dentro de un sistema que comenzaba a transformarse a través de las reformas de la Ilustración.

Primeras decisiones y conflictos personales

La relación con su padre fue tensa, lo que llevó a Cabarrús a buscar su propio camino. En 1771, a la edad de 19 años, fue enviado a España como resultado de los conflictos familiares. Inicialmente, vivió en el País Vasco, luego se trasladó a Zaragoza y, finalmente, a Valencia, donde se alojó con Antoine Galabert, un comerciante francés establecido en la ciudad. Fue en Valencia donde su vida dio un giro crucial. En ese entorno, comenzó a forjar relaciones con figuras importantes de la sociedad española, y fue aquí donde encontró el amor.

En una historia que no era rara en la España del siglo XVIII, Francisco de Cabarrús se enamoró de Marie-Antoinette, la hija de su anfitrión. A pesar de la diferencia de edad y las restricciones sociales, se casó con ella sin pedir permiso a las autoridades. Este matrimonio provocó que Cabarrús quedara permanentemente vinculado a España y lo alejó de la posibilidad de regresar a Francia. Su futuro ya no podía separarse del destino de la península ibérica, y sería en España donde alcanzaría el reconocimiento que cambiaría el curso de su vida.

El siguiente paso en su vida fue asociarse con el hermano de su esposa, Pierre Galabert, y trabajar en una jabonería en Carabanchel, cerca de Madrid. Esta experiencia fue breve, pero le permitió conocer el comercio local. Sin embargo, su verdadera entrada en el mundo de los grandes negocios llegó gracias a la intervención de François Batbedat, primo de Cabarrús, quien lo orientó y le enseñó las habilidades necesarias para ascender en el mundo financiero.

La ayuda de Batbedat fue clave para que Cabarrús iniciara su propia empresa en 1777, cuando se asoció con Carlos Aubery, un influyente hombre de negocios en la corte de Carlos III. A través de esta asociación, Cabarrús obtuvo un préstamo de 200,000 reales de vellón, lo que le permitió fundar la compañía «Francisco Cabarrus y Compañía». Esta empresa fue la semilla de su futura fortuna y de su ascenso dentro de la élite empresarial y política española.

Desarrollo de su carrera y logros empresariales

Ingreso en el mundo de los grandes negocios y la influencia de los Batbedat

El ascenso de Francisco de Cabarrús al mundo de las finanzas y el comercio fue marcado por su asociación con François Batbedat, primo de su madre, un negociante de gran experiencia que le enseñó las complejidades del negocio y las finanzas. En 1777, gracias a este contacto, Cabarrús pudo obtener un préstamo de 200,000 reales de vellón, una cifra considerable para la época, lo que le permitió fundar su primera empresa, «Francisco Cabarrus y Compañía». Aunque en sus inicios su negocio se dedicaba principalmente a la compra y venta de mercancías como el trigo y el aceite, pronto se extendió a una variedad de productos, desde piastras hasta lana, con un marcado enfoque en el comercio internacional.

Cabarrús demostró una notable capacidad para establecer relaciones comerciales, especialmente con Francia, debido a sus orígenes y conexiones familiares. Sus empresas, como «Cabarrus y Aguirre», que fundó en 1778 tras asociarse con Jean Aguirre, un navarro de ascendencia francesa, fueron clave para expandir sus horizontes y consolidarse como un empresario influyente en Madrid, Cádiz y Valencia. A lo largo de los años, Cabarrús fortaleció sus lazos con casas comerciales de prestigio en Francia, como «Veuve Lalanne et Fils», lo que le permitió crear una red internacional de comercio.

Participación en la creación del Banco de San Carlos

Uno de los momentos más decisivos de la carrera de Cabarrús fue su involucramiento en la creación del Banco de San Carlos en 1782, una institución crucial para la economía española. Cabarrús presentó la idea de crear un banco nacional en una carta enviada en 1780 al conde de Campomanes, ministro de Hacienda, en la que sugirió la creación de una caja de descuentos en Madrid y Cádiz. Su visión de una institución que facilitara el crédito y las transacciones en la economía española fue innovadora en su tiempo, aunque no estuvo exento de obstáculos.

Al principio, el proyecto del Banco de San Carlos enfrentó la oposición de diversos sectores, incluyendo los gremios, que temían perder poder, y un ambiente de desconfianza general hacia las novedades económicas. No obstante, el apoyo del rey Carlos III y de figuras clave como Campomanes y el ministro de Hacienda Miguel de Muzquiz, permitió que el banco fuera finalmente fundado el 2 de junio de 1782. Cabarrús asumió un rol de liderazgo dentro de la institución, desempeñando funciones clave en su administración. Aunque el banco fue un éxito que contribuyó al desarrollo económico de España, no estuvo exento de críticas, especialmente por las acusaciones de que Cabarrús utilizaba su posición para obtener beneficios personales.

Logros e implicaciones de su pensamiento ilustrado

La influencia de las ideas ilustradas en la vida de Cabarrús fue notable. Si bien su enfoque pragmático hacia la economía le permitió conseguir el éxito financiero, su pensamiento también estuvo marcado por los principios de la Ilustración. Cabarrús fue un firme defensor de las reformas económicas y sociales, promoviendo ideas como la extinción de la deuda nacional y el reajuste de los impuestos. En 1783, publicó la Memoria al Rey N.S. Carlos III para la extinción de la Deuda Nacional y arreglo de contribuciones, en la que propuso un enfoque innovador para mejorar las finanzas del Estado español.

A pesar de su inclinación hacia el pensamiento liberal y reformista, Cabarrús también mostraba contradicciones en su postura política. Por un lado, era admirador de Rousseau y de su Contrato Social, que abogaba por una renovación de las estructuras políticas basadas en el consentimiento popular. Sin embargo, en otros momentos, defendió la monarquía absoluta como el mejor sistema para destruir las viejas estructuras feudales y dar paso a un orden más justo. Esta mezcla de ideas ilustradas y un pragmatismo político práctico lo convirtió en una figura compleja, difícil de clasificar dentro de los movimientos políticos de la época.

Cabarrús no se limitó a las finanzas, sino que también se involucró activamente en otros aspectos de la vida pública. Fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, una organización que promovía el progreso económico y social en España. Además, ocupó puestos de importancia en la administración pública, como el de consejero de Hacienda, donde defendió la creación del Banco de San Carlos y otros proyectos reformistas.

Primeros problemas y caída de su influencia

A pesar de su éxito, Cabarrús también enfrentó momentos difíciles. Uno de los puntos de quiebre en su carrera fue su enfrentamiento con el nuevo ministro de Hacienda, el conde de Lerena, en 1788. La relación entre ambos se deterioró rápidamente, lo que culminó en la detención de Cabarrús en 1790, acusado de conspirar contra el ministro. A pesar de que fue liberado en 1792, los rumores de corrupción y su implicación en diversas jugadas financieras en beneficio personal empañaron su imagen.

Este incidente marcó el comienzo de un período de inestabilidad en la vida de Cabarrús. Durante los años posteriores, sus relaciones con la administración española se volvieron tensas. A pesar de su rehabilitación en 1795, tras la caída de Floridablanca, Cabarrús optó por buscar nuevos horizontes. Fue entonces cuando se trasladó a Francia y continuó su carrera empresarial y política en el contexto de la Revolución Francesa y las guerras napoleónicas.

Últimos años de vida y legado

Retorno al ámbito francés y su relación con Godoy

A raíz de sus problemas con la administración española, especialmente su conflicto con el conde de Lerena y la detención en 1790, Francisco de Cabarrús optó por abandonar España y trasladarse a Francia. Durante este periodo de exilio, fue protegido por Manuel Godoy, quien, a pesar de ser una figura controvertida, reconoció el valor de las conexiones comerciales de Cabarrús, especialmente con las casas comerciales francesas. En parte, esta protección también estuvo relacionada con la influencia de Teresa Cabarrús, hija de Francisco, que mantenía relaciones cercanas con importantes figuras políticas francesas, incluyendo a Barras, un líder revolucionario.

El año 1797 marcó un nuevo capítulo en la vida de Cabarrús cuando Godoy lo nombró embajador en París. Su llegada a la capital francesa en enero de 1798 consolidó su rol como un puente entre España y Francia, en un momento clave de las tensiones políticas y la Revolución Francesa. Aunque su figura fue controversial, su habilidad para mediar entre las naciones le permitió desempeñar un papel significativo en la diplomacia de la época. En París, Cabarrús continuó con sus negocios, ampliando su influencia en el comercio internacional, mientras intentaba mantener relaciones favorables con el gobierno francés.

Actividades durante la invasión napoleónica y sus relaciones con José I

La invasión de España por parte de las tropas napoleónicas en 1808 transformó la situación política de Europa. Durante este periodo, Cabarrús se alineó con las fuerzas francesas, y a pesar de las críticas de muchos sectores de la sociedad española, aceptó el nombramiento de ministro de Hacienda bajo el gobierno de José I Bonaparte, quien fue impuesto como rey de España por Napoleón. Su implicación con el régimen de José I generó gran controversia, ya que muchos españoles lo consideraban un traidor, especialmente debido a sus conexiones con la monarquía francesa y su apoyo a las reformas napoleónicas.

En su rol como ministro de Hacienda, Cabarrús propuso una serie de reformas económicas, muchas de las cuales fueron implementadas por el gobierno de José I, pero que fueron percibidas con desconfianza por los sectores patriotas y las fuerzas tradicionales españolas. Una de las obras más destacadas que publicó en este periodo fue Consideraciones de un español a sus conciudadanos, en la que defendía el Estatuto de Bayona, la constitución que Napoleón había impuesto a España. A través de estas publicaciones, Cabarrús intentó justificar su apoyo al régimen francés, presentando los beneficios de la ocupación como una forma de modernizar el país. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, ya que la invasión francesa fue vista como una violación de la soberanía española y un atentado contra la identidad nacional.

El legado de Francisco de Cabarrús

El legado de Francisco de Cabarrús es complejo y multifacético. Como economista y banquero, jugó un papel crucial en la modernización de la economía española a través de la creación del Banco de San Carlos, precursor del Banco de España. Sus iniciativas financieras ayudaron a consolidar el sistema bancario en un país que, en ese momento, carecía de estructuras financieras modernas. Además, su participación en la creación de nuevas compañías comerciales, como la Compañía de Filipinas, reflejó su capacidad para entender las dinámicas del comercio global y su visión de un sistema económico interconectado con el resto de Europa.

No obstante, el carácter ambiguo de su figura, marcada por su apoyo a los intereses franceses durante la ocupación napoleónica y sus acciones que a menudo favorecían sus propios intereses personales, ha generado debates sobre su verdadera influencia en la historia española. A pesar de ser un hombre de ideas progresistas, sus decisiones y alianzas políticas a menudo entraron en conflicto con los ideales de libertad y soberanía que los sectores más nacionalistas españoles defendían.

Cabarrús fue también un hombre ilustrado, cuyas publicaciones y escritos reflejan su afán por la modernización de las instituciones españolas, aunque sus propuestas nunca fueron completamente aceptadas. Su relación con figuras de la Ilustración, como Rousseau, y su defensa de un sistema económico basado en el crédito y la banca centralizada le aseguraron un lugar en los círculos reformistas de su tiempo. Sin embargo, su capacidad para navegar entre la política, el comercio y las finanzas lo convirtió en un personaje extremadamente pragmático, cuya moralidad y lealtades a veces eran cuestionadas.

Reflexión final sobre su figura histórica

Francisco de Cabarrús fue una figura crucial en el tránsito de la España del Antiguo Régimen a la modernidad económica, y su legado permanece en las instituciones financieras del país. No obstante, su apoyo al gobierno de José I Bonaparte y su disposición a colaborar con la ocupación francesa le han granjeado una reputación controvertida, especialmente entre los patriotas españoles que lucharon contra la invasión napoleónica.

En la historia española, Cabarrús es recordado tanto por sus logros financieros y reformistas como por su capacidad para adaptarse a los cambios políticos, aunque esta flexibilidad a veces fuera vista como traición. Al igual que otros personajes históricos que operaron en los márgenes de los grandes movimientos políticos de su época, Cabarrús demuestra las complejidades de los individuos que intentan transformar una sociedad en momentos de turbulencia.

Aunque sus acciones fueron a menudo polarizantes, no cabe duda de que Cabarrús dejó una huella en la historia económica de España y su influencia perduró mucho más allá de su muerte en 1810. La historia, al reevaluarlo, sigue reconociendo tanto su papel como pionero de la modernización financiera como las sombras de las decisiones políticas que lo marcaron.

Cómo citar este artículo:
MCN Biografías, 2025. "Francisco de Cabarrús (1752–1810): El Ilustrado que Dejó una Huella en la Economía Española". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/cabarrus-francisco-de [consulta: 29 de septiembre de 2025].