Alejandro I Karageorgevic, Rey de Yugoslavia (1888-1934): Un monarca autoritario y visionario

Alejandro I Karageorgevic, nacido el 16 de diciembre de 1888 en Cetinje, Montenegro, y asesinado el 9 de octubre de 1934 en Marsella, Francia, fue uno de los monarcas más trascendentales de la historia de los Balcanes. Su vida estuvo marcada por una serie de eventos significativos que no solo definieron el futuro de Yugoslavia, sino que también lo posicionaron como una figura polémica y compleja. Con un liderazgo autoritario, un enfoque unitarista y una serie de reformas políticas que marcaron el rumbo de su reino, Alejandro I dejó una huella indeleble en la historia de la región.
Orígenes y contexto histórico
Alejandro I Karageorgevic nació en el exilio, un hecho que marcaría su futuro político. Hijo del rey Pedro I Karageorgevich, monarca de Serbia y más tarde de Yugoslavia, y de Zorka Petrovic-Njegos, princesa montenegrina, Alejandro creció lejos de su tierra natal debido a las vicisitudes políticas que llevaron al exilio a su familia. Su abuelo, Karageorge, había fundado la dinastía Karageorgevich, pero su familia fue despojada del trono tras la sustitución de los Obrenovich en 1858. El joven Alejandro pasó su infancia en varios países europeos, principalmente en Suiza y Rusia, donde fue paje imperial en San Petersburgo a partir de 1904.
Su educación en el extranjero y su conexión con la nobleza europea le dieron una perspectiva única sobre las tensiones políticas que marcarían su futuro. A pesar de este exilio, Alejandro regresó a Serbia en 1909 tras la renuncia de su hermano mayor, Jorge, al trono. Fue entonces cuando Alejandro fue nombrado príncipe heredero y asumió un papel de liderazgo dentro del reino. Durante la Segunda Guerra Balcánica en 1913, se destacó como comandante de las fuerzas serbias, y su habilidad estratégica jugó un papel crucial en la defensa de su país.
Logros y contribuciones
Uno de los momentos más significativos de su vida llegó en 1918, cuando, después de la victoria de las fuerzas serbias en la Primera Guerra Mundial, proclamó la creación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, unificando los territorios de los Balcanes bajo una única bandera. La unión de estos diversos pueblos bajo un solo reino fue un desafío considerable, dada la diversidad étnica, cultural y religiosa que existía en la región. Alejandro I, con una visión de unidad, asumió el liderazgo de este nuevo reino, aunque no sin dificultades.
A pesar de ser un monarca bien intencionado en sus primeros años, su estilo de gobernar comenzó a mostrar señales de autoritarismo. En 1921, tras la muerte de su padre, Pedro I Karageorgevich, Alejandro I fue proclamado rey de Yugoslavia. Durante los primeros años de su reinado, sus esfuerzos estuvieron enfocados en estructurar el país y en lograr la cohesión de los diversos pueblos que componían el reino. Sin embargo, sus relaciones con los líderes políticos croatas fueron tensas desde el principio. La oposición de los croatas a la integración total de los pueblos en un solo reino comenzó a emerger, creando desafíos adicionales para su liderazgo.
Uno de los momentos más críticos ocurrió el 20 de junio de 1928, cuando un diputado montenegrino asesinó a varios miembros del Parlamento, incluido Stjepan Radic, líder del Partido Campesino Croata. Este asesinato exacerbó las tensiones políticas dentro del reino, y Alejandro, en lugar de buscar una solución pacífica, optó por disolver el Parlamento y abolir la Constitución de 1921. Este acto marcó el inicio de una dictadura más abierta, que adoptó un nombre unitarista para el país: Reino de Yugoslavia.
Además, reorganizó el país dividiéndolo en nuevas provincias, con el objetivo de centralizar el poder y fortalecer el control sobre las regiones más rebeldes. Aprobó reformas autoritarias en la administración del Estado, creando una policía política y estableciendo una legislación que limitaba las libertades civiles. El rey Alejandro I no solo enfrentó la resistencia interna, sino que también adoptó una postura diplomática activa en la arena internacional, buscando alianzas que reforzaran la posición de Yugoslavia en Europa.
Momentos clave
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Proclamación del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos (1 de diciembre de 1918): Tras la Primera Guerra Mundial, Alejandro I proclamó la creación del reino unificado, liderado inicialmente por su padre, Pedro I Karageorgevich. Este acto fue fundamental en la consolidación del poder en los Balcanes.
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Abolición de la Constitución de 1921 y establecimiento de la dictadura (6 de enero de 1929): Frente a la creciente oposición interna, Alejandro I disolvió el Parlamento, suspendió la Constitución de 1921 y asumió poderes dictatoriales, convirtiendo Yugoslavia en un reino autoritario bajo su control.
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Adopción de la denominación «Reino de Yugoslavia» (3 de octubre de 1929): Alejandro I cambió el nombre del país para reflejar su visión unitaria de los Balcanes, reforzando la idea de un solo pueblo yugoslavo.
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Asesinato en Marsella (9 de octubre de 1934): Mientras realizaba una visita de Estado en Francia, Alejandro I fue asesinado por Vlada Gheorgiev, un terrorista macedonio perteneciente a la Organización Revolucionaria para la Liberación de Macedonia (VMRO). Este asesinato, que también costó la vida al ministro francés de Asuntos Exteriores, Louis Barthou, marcó el fin del reinado de Alejandro I.
Relevancia actual
El legado de Alejandro I sigue siendo un tema de debate entre los historiadores. Algunos lo consideran un líder visionario que intentó consolidar un país que enfrentaba enormes desafíos internos, mientras que otros lo ven como un monarca autoritario cuya falta de flexibilidad política exacerbó las tensiones étnicas y sociales en Yugoslavia. Su intento de imponer una unidad nacional, sin embargo, sentó las bases para la estructura política que, más tarde, se desmoronaría durante las guerras que siguieron a la Segunda Guerra Mundial.
El asesinato de Alejandro I en 1934 dejó un vacío de poder, que fue llenado por su hijo Pedro II, quien, al ser menor de edad, fue colocado bajo la tutela de su tío Pablo Karageorgevich. La muerte de Alejandro I también dejó a Yugoslavia en una situación política inestable, que continuaría hasta los años 90, cuando el país finalmente se desintegró.
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MCN Biografías, 2025. "Alejandro I Karageorgevic, Rey de Yugoslavia (1888-1934): Un monarca autoritario y visionario". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/alejandro-i-karageorgevic-rey-de-yugoslavia [consulta: 29 de septiembre de 2025].