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Ocio y entretenimientoBiografía

Diego Puerta (1941-2011)

Matador de toros español, nacido en Sevilla el 28 de mayo de 1941, y fallecido en Camas, Sevilla, el 30 de noviembre de 2011. Por el arrojo temerario que demostró tarde tras tarde, fue celebrado a veces con el remoquete de “Diego Valor”, si bien siempre apareció en los carteles anunciado como “Diego Puerta”.

El haber nacido en un barrio de tanta tradición taurina como el de San Bernardo, cuna de muchas ilustres figuras del toreo de todos los tiempos, marcó decisivamente la temprana vocación torera del joven Diego Puerta. En efecto, vistió su primer traje de luces en Aracena (Huelva) el día 16 de septiembre de 1955, cuando apenas contaba catorce años de edad; y un año más tarde, el 7 de octubre de 1956, se presentó en el madrileño coso de Vista Alegre para lidiar su primera corrida con picadores.

Animado por los éxitos que jalonaban su incipiente carrera, el 29 de mayo de 1958 compareció, en calidad de novillero, ante el severo dictamen de la afición madrileña congregada en la plaza Monumental de Las Ventas. Cuatro meses después, el 29 de septiembre, Diego Puerta se presentó en las arenas de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, dispuesto a doctorarse como matador de reses bravas. Llevaba por padrino de alternativa al diestro madrileño Luis Miguel González Lucas (“Luis Miguel Dominguín”), quien, ante la atenta mirada del espada toledano Gregorio Lozano Sánchez (“Gregorio Sánchez”), que hizo las veces de testigo, le cedió los trastos con los que había de dar lidia y muerte a estoque al astado Zambombero, perteneciente a la ganadería de Arellano.

Ya con la borla de doctor en tauromaquia, lidió veintiocho festejos durante la temporada de 1959, en la que sufrió los reveses de tres graves cogidas. Una vez repuesto, emprendió la campaña de 1960 dispuesto a confirmar su alternativa sobre el ruedo de la Plaza Monumental de Las Ventas. Para ello, compareció ante la primera afición del mundo el día 20 de mayo de 1960, acompañado por el espada sevillano Manuel González Cabello (“Manolo González”), quien actuó en calidad de padrino. El lidiador onubense Antonio Borrero Morano (“Chamaco”), que comparecía en calidad de testigo, dio fe de cómo Diego Puerta confirmaba su doctorado dando lidia y muerte a estoque al toro Malagueño, perteneciente al hierro de don Bernabé Fernández. Durante aquella temporada de 1960, Diego Puerta intervino en setenta corridas.

En la campaña de 1961 lidió setenta y tres corridas, y setenta y nueve durante la temporada siguiente. En 1963 sólo pudo cumplir con sesenta y un ajustes, porque una gravísima cornada que le infirió un toro el día 21 de abril, en el coso de la Ciudad Condal, lo tuvo apartado de los ruedos durante mucho tiempo. Una vez repuesto, emprendió la campaña de 1964, en la que toreó sesenta y una corridas y se consagró como figura en las arenas de México. En 1965 lidió sesenta y tres festejos, y setenta y uno en 1966, año en que accedió a la Presidencia del Montepío de Toreros. Hasta la fecha de su retirada de los ruedos, acaecida en 1974, repartió el número de sus intervenciones de la siguiente manera: setenta y tres corridas lidiadas en 1968, cincuenta y ocho en 1969, sesenta y ocho en 1970, cincuenta y nueve en 1971, cuarenta y seis en 1972, cincuenta y cinco en 1973, y cuarenta y dos en el ultimo año en que se vistió el terno de luces.

Para cortarse la coleta, eligió la fecha del 12 de octubre del mencionado año de 1974. Aquella tarde, en un mano a mano sostenido con el valiente espada sevillano Francisco Camino Sánchez (“Paco Camino”) sobre el ruedo de la Real Maestranza de Sevilla, Diego Puerta despachó un encierro criado en las dehesas de la ganadería de Urquijo. Aunque sólo pudo cortar un trofeo (otorgado por la lidia y muerte del tercero de su lote), el valeroso diestro de San Bernardo fue despedido entre aclamaciones, porque el público congregado en la plaza no podía olvidar las tardes de emoción y riesgo que le había regalado Diego Puerta. Su presencia en el mundo del espectáculo de la década de los sesenta fue tan señalada y significativa, que la noche del mismo día en que se cortó la coleta fue distinguido con la Cruz de Beneficencia.

Autor

  • José Ramón Ferrnández de Cano