Wang Jingwei (1883-1944).
Político chino que nació el 4 de mayo de 1883 en Cantón, China, y murió el 10 de noviembre de 1944 en Nagoya, provincia de Japón. Inició su andadura política a principios de la década de los años diez, al lado del gran líder nacionalista Sun Yat Sen, fundador del primer Kuomintang que protagonizó la revolución republicana de 1911. Después se enfrentaría con las fuerzas nacionalistas, más conservadoras, de Jiang Jieshi. Sorprendentemente, Wang Wing Wei, como también es llamado, terminó su carrera política al formar un gobierno títere en Nankín bajo las órdenes de los japoneses, que desde mediados de los años treinta habían penetrado en China, ocupando el territorio de Manchuria, denominado desde entonces Manchukuo.
Como se ha indicado, Wang comenzó su carrera política mucho antes de la revolución de 1911, que instauró un régimen republicano para China al derrocar definitivamente a la dinastía imperial, símbolo y seña de identidad de la China más tradicional. A finales del siglo XIX, con la amenaza de las grandes potencias extranjeras acechando constantemente las posesiones territoriales y comerciales de la Gran China, la inestabilidad política causada por el malestar de amplios sectores sociales contra esta situación protagonizó diferentes altercados de mayor o menor intensidad. El futuro líder nacionalista fundador del primer Kuomintang, Sun Yat Sen, con el que Wang colaboraría desde finales de la década de los noventa del siglo XIX y durante las tres primeras décadas del XX, creó un nuevo partido revolucionario conocido con el nombre de Tung Meng Hui, o Liga Revolucionaria de China, en 1905, a la que Wang se adhirió desde el primer momento. Esta asociación de las distintas fuerzas revolucionarias se convirtió en 1912 en el primer Kuomintang. Durante estos años de 1905 hasta 1912, Wang destacó desde un primer momento como un líder controvertido y problemático, quizás como consecuencia de un exceso de protagonismo y de ambición que le impedía actuar siguiendo los dictámenes marcados por otros líderes.
Cuando en 1911 el Kuomintang de Sun Yat Sen promovió el Levantamiento de 1911 en Wachung, la rapidez del éxito liberó a Wang de una condena a cadena perpetua que había reemplazado a la originaria condena de ejecución pública, por haber encabezado el intento de asesinato del regente imperial, Li Hung Tchang. Éste, impresionado por la entereza demostrada por Wang en los momentos previos a su ejecución, declaró una rebaja de su condena a cadena perpetua. Con el Levantamiento, Wang accedió a la libertad. Su paso por la cárcel apenas había durado un año. Para entonces, tal y como había sido su deseo, la dinastía Qing había caído.
El vacío de poder que se extendía como la pólvora por muchos territorios de China dejaba en manos del despótico poder de los llamados «señores de la guerra» a estas provincias. Wang, que deseaba acabar con esta situación, volvió a unirse en la lucha con Sun en 1917, y le sirvió durante más de siete años como asistente personal y máximo colaborador. En 1925 murió Sun Yat Sen; la división política en China tenía también su reflejo en la división política del Kuomintang, cuyas facciones cada vez tomaban posturas más irreconciliables. Wang asumió el poder vacante tras la muerte de Sun. La Expedición al Norte, sorprendentemente, iba obteniendo unos resultados francamente esperanzadores, pero el jefe del ejército, Jiang Jieshi, que dirigía las tropas en combate, fue ganando adeptos como líder, sobre todo en los sectores más conservadores del partido, que veían en Wang un personaje demasiado radical y controvertido como para mantener todo el poder.
Finalmente, el partido quedó dividido. El norte quedó bajo influencia de las fuerzas políticas conservadoras, que satisfechas simplemente con la caída de la dinastía y sin desear transformaciones más profundas, establecieron un gobierno en Nankín. Mientras, Wang comandaba el ejército del sur, que con el apoyo de los comunistas se instaló en la ciudad de Wuham.
La reconciliación entre los dos líderes políticos, Wang Jingwei y Jiang Jieshi, que desempeñaron respectivamente los cargos de presidente y máxima autoridad del ejército, permitió en 1932 cierta normalización de la situación en el bando nacionalista. Pero la tranquilidad fue momentánea. La guerra con Japón se inició en 1937. Un año después Wang huyó a Hanoi, y desde allí intentó forzar al gobierno chino para que aceptara un tratado de paz con los japoneses, idea que fue rechazada inmediatamente. Los territorios que Japón había ido conquistando pasaron a ser gobernados por Wang, que instaló el centro de su régimen en el antiguo baluarte nacionalista, Nankín. En realidad, Wang pretendía alcanzar cierta autonomía política en sus dominios, pero los japoneses nunca dejaron de ejercer intromisiones, tanto militares como económicas, lo cual le posicionó como títere de los intereses del invasor. La enfermedad de Wang hizo necesario un viaje a Japón, donde recibiría un tratamiento específico. Sin embargo, murió apenas había llegado a Japón, en noviembre de 1944, en la ciudad de Nagoya.