Voiture, Vincent (1597-1648).


Poeta francés, nacido en Amiens a comienzos de1597 y fallecido en París el 26 de mayo de 1648. Autor de unas composiciones ligeras y galantes que se demoran en la riqueza expresiva del preciosismo barroco para abordar minuciosamente las pequeñas circunstancias intrascendentes del París de su tiempo, está considerado como uno de los autores más amenos, ingeniosos y mordaces de la poesía francesa de la primera mitad del siglo XVII. Destacó, asimismo, por la agudeza irónica de su epistolario, en el que también pasó revista a los asuntos banales y a los acontecimientos menores de la vida cotidiana de la época.

Vida y obra

Recibió las aguas bautismales el 24 de febrero de 1597, por lo que se cree que debió de nacer en ese mismo día o en fechas inmediatamente anteriores, dada la premura con que, en su tiempo, se cristianaba a los neonatos. Era hijo de un rico mercader de vinos, llamado también Vincent Voiture, que había prosperado hasta convertirse en proveedor oficial de la Casa Real, lo que dio pie al traslado de toda la familia a París al poco tiempo del nacimiento del futuro escritor. Allí crecieron los seis vástagos de los Voiture: cuatro hermanas mayores que Vincent (Barbe, Jeanne, Marguerite y Marie) y un varón nacido después de él (Florent).

Merced al próspero negocio de su progenitor, Vincent Voiture tuvo acceso a una esmerada formación humanística, primero en el prestigioso Collège de Boncourt y, ya en plena juventud, en la Universidad de Orleáns, donde cursó estudios superiores de Leyes. Poco después, decidido a darse a conocer en los ambientes mundanos, empezó a frecuentar algunos de esos salones literarios que gozaban de gran aceptación en la Francia de comienzos del siglo XVII, como el de Madame des Loge, e intentó por diferentes vías ser introducido en la Corte; sin embargo, tuvo más éxito entre la ciudadanía de a pie de París, que celebró con entusiasmo algunos de sus poemas primerizos, como su famoso «Sonnet d’Uranie» (escrito hacia 1620), obra asimismo elogiada por algunos escritores ya consagrados -como François de Malherbe (1555-1628)- y por otros jóvenes poetas de su generación -entre ellos, Jean-Louis Guez de Balzac (1597-1654)-. Pero su auténtico reconocimiento literario llegó a raíz de la puesta en circulación de una epístola que, acompañando a una traducción del Orlando furioso de Ariosto (1474-1533) hecha por Rosset, envió a Madame de Saintot (a la sazón amante suya, gracias a la inestimable ayuda que, en su conquista, le había prestado el conde de Avaux).

Celebrado, pues, como escritor y galanteador de damas (dos atributos muy valiosos para quienes perseguían el éxito y la fama en la Corte francesa), quedó aparentemente consagrado como un miembro más de la alta sociedad parisina al ser introducido en el prestigioso salón literario del Hôtel de Rambouillet, al que llegó por recomendación de Monsieur de Chaudebonne, una de las figuras más conocidas del París cortesano y galante de la época. Según contó luego el memorialista Tallemant des Réaux (1620-1693), hacia 1625 Chaudebonne se dirigió a Vincent Voiture con estas palabras: «Monsieur, vous êtes un trop galant homme pour demeurer dans la bourgeoisie; il faut que je vous en tire» («Señor, sois un hombre demasiado galante para permanecer estancado en la clase burguesa; es preciso que yo os saque de ella«). Este curioso episodio, recogido y comentado también por la historiadora contemporánea Benedetta Craveri en su obra La civiltà della conversazione, prueba definitivamente el ascenso del hijo de un comerciante vinícola hasta los salones de la aristocracia, lo que no significa que la movilidad social entre los distintos estamentos estuviera al alcance de quienes sólo disponían de ingenio y galantería para acometerla (como era el caso de Voiture). En efecto, el poeta se enamoró de Julie d’Angennes, la hija primogénita de Madame de Rambouillet, y le dirigió algunas epístolas públicas y privadas que, entre otras cosas, pasaban revista a los personajes de esa alta sociedad en la que anhelaba ser definitivamente admitido; todo acabó -según palabras de la susodicha Benedetta Craveri- en «una confusión de roles inaceptable» cometida por Voiture, quien no supo interpretar que la benevolencia con que era recibido su ingenio en el Hôtel de Rambouillet no era otra cosa que aquella indulgencia que, desde una bien marcada superioridad, «concedían desde siempre los grandes señores a sus bufones«.

En cualquier caso, aunque sólo fuera en apariencia, Voiture se había incorporado ya a la alta sociedad aristocrática, en la que iba descubriendo con fascinación a una serie de personajes que le suministraban abundantes anécdotas para su poesía ligera, galante, preciosista y circunstancial. Pronto fue contertulio asiduo en otros destacados salones, como el del Hôtel de Condé, y a tanto llegó su fama literaria por aquel período que, en 1626, fue nombrado consejero del rey Luis XIII (1601-1643). Poco después, ocupó un relevante cargo diplomático en la Casa de Orleáns -era el encargado de presentar a los embajadores- y se ganó allí la confianza de Tristan de l’Hermite, gentilhombre de «Monsieur», es decir, del poderoso Gaston de Orleáns (1608-1660), hermano del monarca.

A partir de entonces, la vida de Vincent de Voiture entró en una fase de constante peregrinar por diferentes rutas europeas (Bruselas, Madrid, Londres, etc.), unas veces en el desempeño de las funciones diplomáticas que ejercía en la Casa de Orleáns, y en otras ocasiones huyendo de las iras del cardenal Richelieu (1582-1642), quien se había convertido en uno de sus más peligrosos y enconados enemigos. Ello era debido a la constante participación del poeta de Amiens en la política exterior de «Monsieur» y, sobre todo, a la intervención directa de Voiture en diversas conspiraciones tramadas por Gaston de Orleáns y sus partidarios para desbancar al todopoderoso cardenal del lugar de privilegio que ocupaba al lado de Luis XIII. Sin embargo, Richelieu no le pasó factura tras la reconciliación de «Monsieur» con su regio hermano, como queda patente en el permiso que tácitamente concedió para que fuera elegido miembro de la Académie Française en 1634, año en el que Voiture volvió a instalarse junto a sus protectores los Orleáns en su sede de Blois, donde pronto fue ascendido a la dignidad de gentilhombre y jefe de la Casa de «Madame» (nombre con el que se conocía a la esposa de «Monsieur», es decir, a la cuñada del rey). Su promoción social fue, a partir de entonces, imparable, hasta que en 1642 fue honrado con el cargo de jefe de la Casa del Rey, con lo que se aseguró una envidiable posición económica (amenazada siempre por las abundantes deudas que contraía por culpa de su incorregible afición al juego).

Con todo, su situación en la corte habría de mejorar aún más tras la muerte de Richelieu, pues supo ganarse el favor del nuevo primer ministro, el cardenal Mazarino (1602-1661) y, sobre todo, de la esposa del difunto Luis XIII, Ana de Austria (1602-1666), que gobernó los destinos de Francia, en calidad de regente, hasta la mayoría de edad de su hijo Luis XIV (1638-1715). Tan cerca estuvo de la regente española -era hija de Felipe III (1578-1621)-, que a ella dedicó algunas de sus composiciones poéticas más famosas, como esas estancias que comienzan diciendo «Je pensais que la destinée…» («Yo pensaba que la destinada…«). Pero la privilegiada posición social que había llegado a alcanzar dentro de la Corte -sorprendente, en su época, tratándose del hijo de un mercader- menguó mucho a raíz de un desgraciado incidente que le enfrentó con Chavaroche, el intendente del Hôtel de Rambouillet. Hacia 1645. Vincent Voiture -que siempre había sido aficionado a las mujeres de dicha mansión palaciega- sedujo a Angélique-Clarisse d’Angennes, de la que estaba perdidamente enamorado el citado Chavaroche, quien retó al poeta de Amiens a un duelo que no ha pasado a la historia por el arrojo de ambos contendientes, pues uno y otro salieron indemnes del mismo; sin embargo, el que más perjudicado salió de aquella intriga de amores y desafíos fue Vincent Voiture, ya que hubo muchos nobles en la Corte que no vieron con agrado que un hombre procedente de la burguesía mercantil se inmiscuyera en la alta sociedad aristocrática hasta el extremo de seducir a sus mujeres y combatir, armado, contra uno de sus hombres.

Mucho más ignorado a partir de este escabroso episodio, Vincent Voiture pasó en sosiego los tres años que le quedaban de existencia, hasta que una virulenta dolencia febril le arrebató la vida en la primavera de 1648, poco después de haber cumplido los cincuenta años de edad. A pesar del relativo ostracismo en que había caído a raíz de su enfrentamiento con el intendente de la marquesa de Rambouillet (1588-1665), tras su muerte se le recordó con respeto y emoción, en medio del luto decretado en la Corte y en la Académie Française. Hasta entonces, sus poemas jamás habían pasado por la imprenta, aunque venían circulando profusamente en copias manuscritas que hacían las delicias de los cortesanos, pues recogían con puntillosa exactitud y alta calidad literaria los pormenores de la vida cotidiana de la alta sociedad, con sus amores efímeros, sus pequeñas disputas, sus alusiones permanentes a personas reales y, en definitiva, su reconstrucción amena, ingeniosa y detallada de la vida mundana, a la que Vincent Voiture otorgaba en su obra una importancia capital. Consciente del éxito que habían tenido sus poemas, fue su sobrino Etienne Martin de Pinchêne quien se ocupó de recopilarlos y darlos a la imprenta al cabo de dos años de la muerte de Voiture, bajo el título de Oeuvres (Obras, 1650). También póstumamente vio la luz una selección de su brillante, curiosa, divertida y lúcida correspondencia –Lettres (Cartas, 1652)-, en la que, al igual que hiciera en su poesía, abordaba los acontecimientos menudos y pasajeros de la Corte, con asombrosa maestría a la hora de elevar a categoría literaria los detalles más insignificantes y hacer de la futilidad toda una filosofía de la existencia.