Valle, Adriano de (1895-1957).


Poeta, narrador y ensayista español, nacido en Sevilla en 1895 y fallecido en Madrid en 1957. Inclinado desde muy temprana edad hacia los saberes humanísticos, pronto advirtió sus espléndidas aptitudes para la creación literaria, lo que le situó, a muy temprana edad, en el eje de todos los círculos intelectuales y artísticos de su Sevilla natal. Hacia los veinte años de edad, se dio a conocer como promotor de empresas y proyectos culturales, entre los que sobresale la fundación (junto con otro gran poeta sevillano, Isaac del Vando-Villar) de la famosa revista literaria Grecia, que pronto se convirtió en el principal cauce de expresión de los jóvenes hispalenses más receptivos al influjo de las corrientes vanguardistas procedentes de América y Europa.

En efecto, el denominado grupo Ultra -en el que Adriano del Valle ocupaba un lugar preponderante- congregó a una serie de jóvenes autores andaluces que hallaron en Valle y Vando-Villar los mejores guías para canalizar sus inquietudes ante la necesaria reforma de la poesía española contemporánea. Se impuso así, alrededor de 1920, la estética ultraísta, y el propio Adriano del Valle cultivó con profusión gran cantidad de poemas en los que se mostraba como una de las plumas más pujantes dentro de esta avanzadilla vanguardista española. Escribió caligramas, relatos de sorprendente modernidad, noticias diversas sobre los demás componentes del grupo Ultra, poemas dominados por el versolibrismo y la caprichosa disposición tipográfica de sus versos, y, en definitiva, toda una serie de textos que, difundidos a través de Grecia, convirtieron al vate hispalense en uno de los autores españoles más comprometidos con la renovación estética propuesta por los movimientos de Vanguardia: «En la madeja de tus ojos / yo me envolví desnudo. // Tus manos, / dos estrellas arañas / para el rincón oscuro / de mi alma. // ¡Y toda tú, / estrella del pentágrama [sic], / violines bajo el arco salvaje de mis muslos! // En la madeja de tus ojos / yo me envolví desnudo» («Interlunio sentimental»).

Paradójicamente, esta actualidad vanguardista corría paralela, en la producción poética de Adriano del Valle, a una vena literaria tradicionalista que el autor difundió al mismo tiempo a través de los principales medios de comunicación de su ámbito local, como Gaceta del Sur, La Unión y El Liberal. Los títulos de algunos de los poemas que publicó en estos medios muestran claramente el acusado influjo de la reciente -aunque ya, en cierta medida, trasnochada- tradición modernista («El ritornelo de las Fuentes», «Madrigal de la Infantina Blanca», «Salutación a Cristóbal Colón, Sire de las Carabelas», «Salutación a la estrella Sirio», «El caracol marino», etc.), tradición que también se asomó, en varias ocasiones, a través de las páginas más innovadoras de Grecia («A Rubén Darío, desde el Mediterráneo»). Además, Adriano del Valle frecuentó también las páginas de otra revista cultural hispalense que, en su breve pero fecunda andadura, albergó el entusiasmo de los jóvenes poetas ultraístas. Se trata de la publicación llamada Gran Gvignol, en la que vieron la luz sus «Salmos de la noche anterior» y su célebre «Epístola al poeta Rogelio Buendía», una composición que, en sí misma, es un valioso repertorio de nombres y títulos referidos al panorama literario de aquellos años, al tiempo que constituye una declaración de esos principios estéticos (todavía a caballo entre el modernismo antiguo y la nueva tendencia ultraísta) que animaban la producción poética primeriza de Adriano del Valle.

Fruto de estos años de inicial empuje creativo fue el poemario titulado Primavera portátil (1920-1923), que, aunque recoge las composiciones del poeta hispalense escritas durante el período anunciado en el título, no vio la luz hasta la década siguiente (París, 1934). Unos años antes, Adriano del Valle, ya alejado por completo de la estética vanguardista, había intervenido en la fundación de la revista onubense Papel de Aleluyas (1927-1928), un proyecto en el que estaban también implicados los poetas Fernando Villalón y Rogelio Buendía. El propio Adriano del Valle asumió la dirección de esta revista.

En 1933, el poeta sevillano resultó galardonado con el prestigioso Premio Nacional de Literatura, que venía a premiar su obra titulada Mundo sin tranvías (luego incluida como cuarta sección en la citada primera edición de Primavera portátil). Tras el estallido de la Guerra Civil, Adriano del Valle tomó partido en favor de la causa nacional y prodigó sus colaboraciones en la revista Vértice, órgano de expresión de Falange Española y de las JONS.

Acabada la guerra, dio a la imprenta otra recopilación de antiguos poemas, esta vez escritos tras la recepción del mencionado Premio Nacional. Se trata del poemario titulado Lyra sacra (1933-1937) (Sevilla, 1939), obra a la que siguieron otras dos colecciones de versos de Adriano del Valle: Los gozos del río (1920-1923) (1940) y Arpa fiel (1936-1941) (Madrid, 1941). Muchos años después de su muerte, Guillermo Díaz-Plaja sacó a la luz una edición póstuma con la poesía que Adriano del Valle escribiera entre 1941 y 1957, y, finalmente, en 1977 la Editora Nacional ofreció un volumen con la práctica totalidad de la producción lírica de Adriano del Valle, titulado Obra poética.

En 2006 su hijo, Adriano del Valle-Hernández, publicó una amplia biografía ilustrada del poeta y traductor.

Bibliografía.

  • BARRERA LÓPEZ, José María. El Ultraísmo de Sevilla (Historia y textos). (Sevilla: Alfar, 1987). 2 vols.

  • CUENCA BENET, Francisco. Biblioteca de autores andaluces: Modernos y contemporáneos (La Habana, 1922). 2 vols.

  • MÉNDEZ BEJARANO, Mario. Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia (Sevilla, 1922-25).

  • RAIDA, Pedro. El poeta Adriano del Valle (Madrid, 1957).