Tardieu, Jean (1903-1995).


Poeta, dramaturgo, ensayista, crítico de arte y traductor francés, nacido en Saint-Germain-de-Joux (en la cordillera del Jura) el 1 de noviembre de 1903 y fallecido en Créteil (en el departamento de Valle del Marne) el 27 de enero de 1995. Autor de una extensa producción poética que parte de la rebeldía para adentrarse en los ejercicios de estilo y acabar buscando un lenguaje sarcástico cercano al antipoema, está considerado como una de las voces más destacadas de la lírica francesa del siglo XX.

Vida

Nacido en el seno de una familia volcada hacia el mundo del arte -su padre era un reputado pintor, y su madre se ganaba la vida como compositora musical y profesora de arpa-, recibió desde niño una exquisita formación humanística que contribuyó decisivamente al desarrollo de su sensibilidad creativa. Las profesiones de sus padres le inculcaron la pasión por la pintura y la música, que habría de quedar bien patente en su obra literaria, rica en imágenes plásticas y efectos rítmicos.

A muy temprana edad se trasladó con su familia a París, donde cursó sus estudios secundarios en el prestigioso Liceo Condorcet. En 1922 inició la carrera de Derecho, que abandonó a los dos años ante el convencimiento de que debía dedicarse a la creación literaria. Pasó, entonces, a cursar estudios superiores de Letras en la Universidad de la Sorbona, donde obtuvo el título de licenciado en dicha materia en 1927. Al término de esta carrera, cumplidos ya los veinticuatro años de edad, fue enviado a la ciudad vietnamita de Hanoi, en la que realizó su servicio militar.

A su regreso a Francia, hizo valer sus conocimientos de Arte y, en 1930, consiguió un cómodo empleo en la sede parisina de la Dirección de Museos Nacionales. A partir de entonces, compaginó las obligaciones laborales inherentes a este puesto con su dedicación al cultivo de la creación literaria, actividad en la que se dio a conocer como poeta merced a la publicación de Le fleuve caché (El río escondido, 1933). A pesar de la calidad de este primer volumen de versos, la crítica especializada no puso especial énfasis en la aparición del nuevo poeta, quien no volvió a asomarse a los escaparates de las librerías parisinas hasta finales de los años treinta, cuando publicó su segundo poemario, titulado Accents (Acentos, 1939). Pocos meses después, el estallido de la Segunda Guerra Mundial provocó la inmediata movilización de Tardieu; pero el poeta apenas pasó por el frente, ya que la ocupación de Francia por parte de las tropas alemanas le animó a entrar en contacto con los escritores relacionados con la Resistencia y a colaborar activamente en las acciones clandestinas.

En plena conflagración bélica, Jean Tardieu dio a la imprenta su tercer libro de poemas, Le témoin invisible (El testigo invisible, 1943), en el que ya es bien visible ese lenguaje sobrio, denso y depurado que caracteriza la primera fase de su producción literaria. Durante la guerra y los primeros años de la posguerra, el escritor de Saint-Germain-de-Joux cultivó con singular fecundidad la creación poética, como queda patente en los numerosos títulos que sacó a la luz antes de que concluyera la década de los años cuarenta: Poèmes (Poemas, 1944), Figures (Figuras, 1944), Les dieux étouffés (Los dioses ahogados, 1946), Le démon de l’irréalité (El demonio de la irrealidad, 1946), Jours pétrifiés (Días petrificados, 1947) e Il était una fois, deux fois, trois fois… (Érase una vez, dos veces, tres veces…, 1947). Por aquel tiempo, además, dio a la imprenta una interesante muestra antológica de la poesía medieval del duque de Orleáns (1391-1465), titulada Charles d’Orleáns (Choix de rondeaux) (Carlos de Orléans [Selección de redondillas], 1947).

Tras la liberación de París y la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Jean Tardieu pasó a ejercer la crítica teatral en algunos medios de comunicación tan difundidos como France-Soir y Action; y, poco después, ingresó en la Radio Televisión Francesa (RTF) en calidad de jefe de la programación dramática. En 1946 creó el espacio radiofónico «Club d’Essai» («Club de Ensayo»), un programa que, bajo su propia dirección, prestaba especial atención a cualquier manifestación artística de carácter vanguardista; dos años después, dentro de la misma RTF -en la que desplegó una fructífera labor de promoción y animación cultural-, fundó el denominado «Centre d’Études» («Centro de Estudios»), un organismo dedicado a la producción de manifestaciones artísticas, literarias, científicas y técnicas, así como a la investigación en cualquiera de dichos campos del saber.

Durante el resto de su vida, Jean Tardieu siguió desarrollando una notable labor periodística, tanto en la RTF (donde, a partir de 1963, dirigió el prestigioso programa «France-Musique») como en diferentes rotativos y revistas franceses (sobre todo, en aquellas publicaciones centradas en el mundo de las Artes y las Letras). Por los méritos contraídos en esta fecunda dedicación a la cultura de su tiempo, así como por sus notables volúmenes de versos, sus exitosas obras de teatro y sus brillantes traducciones, Jean Tardieu ocupó la primera plana del panorama artístico e intelectual francés de buena parte del siglo XX.

Obra

Poesía

Además de los títulos mencionados en parágrafos superiores, Jean Tardieu fue autor de otros volúmenes poéticos tan dignos de mención como los titulados Monsieur Monsieur (Señor Señor, 1951), Une voix sans personne (1954), L’Espace et la Flûte (1958), Choix de poèmes 1924-1954 (1961), Histoires obscures (1961), Poème à deux voix (1962) -escrito en colaboración con otros autores-, Pages d’écriture (1967) y Formeries (1976). Además, vertió a la lengua francesa gran parte de la poesía del alemán Friedrich Hölderlin (1770-1843).

En sus compases iniciales, la poesía de Jean Tardieu muestra la huella notoria de los grandes clásicos franceses del Siglo de las Luces, así como la influencia evidente de los versos de Mallarmé (1842-1898). La crítica especializada subrayó también en los poemarios primerizos del escritor de Saint-Germain-de-Joux una tendencia hacia la rebeldía que, en mayor o menor grado, habría de mantenerse constante en toda su trayectoria poética. Empecinado, además, en analizar cada segundo de la vida cotidiana del hombre en función -casi siempre- de las cosas que le rodean, al estilo de los poetas románticos alemanes que tan bien conocía intentó dialogar con las presencias materiales y las ausencias espirituales del mundo exterior, sirviéndose para ello de un enfoque analítico de la realidad circundante que, en ocasiones, le acerca también al legado lírico de Paul Valéry (1871-1945).

Con el paso del tiempo, el lenguaje poético de Jean Tardieu se va cargando de unos tintes sarcásticos que, centrados sobre todo en sus reflexiones sobre la poesía y en la exploración de una amplia gama de registros formales, recuerdan los ejercicios estilísticos realizados en prosa por Queneau (1903-1876).

Teatro y prosa

Después de la Segunda Guerra Mundial, mientras incrementaba el ritmo de trabajo en su producción poética, Jean Tardieu se aplicó también con entusiasmo a la escritura teatral, a la que aportó una serie de piezas compuestas de un único acto que, a su manera, participaban de esa visión irónica y sarcástica que ya se iba apoderando de sus versos. Contempladas por algunos críticos y espectadores como meros sketchs humorísticos o piezas de cabaret, estas obritas breves de Tardieu poseen el mérito de combinar la gracia y ligereza propias de su género con la gravedad -en ocasiones, tan impostada como fastidiosa- del teatro del absurdo que, a la sazón, hacía furor en los escenarios europeos.

Algunos de sus títulos dramáticos más brillantes -como Un geste pour outre (Un gesto por otro, 1951), Le guichet (La ventanilla, 1955) y La serrure (La cerradura, 1955)- quedaron reunidos en el volumen titulado Théâtre de chambre I (Teatro de cámara I, 1955), al que luego siguieron otras recopilaciones de sus incursiones en los dominios de Talía, como Théâtre II (Teatro II, 1956), Poèmes à jouer (Poemas para representar, 1960), Conversation Sinfonietta (1966) y Une soirée en Provence ou le mot et le cri (Una velada en Provenza o la palabra y el grito, 1975). También tradujo al francés las obras de Goethe (1749-1832) Iphigénie en Tauride y Pandora.

En prosa, Jean Tardieu fue autor de un volumen ensayístico titulado La première personne del singulier (La primera persona del singular, 1952); pero destacó sobre todo por sus libros centrados en el mundo del arte, entre los que cabe recordar los titulados Lapicque (1945) -escrito en colaboración con André Frenaud (1907-1993) y Jean Lescure-, Madréporas ou l’Architecture imaginaire (1954) -escrito en colaboración con André Breton (1896-1966), Lise Deharme y Julien Gracq, Dessins de Raoul Dufy (1958), De la peinture abstraite (1960), Jacques Villon (1961) Hans Hartung (1962) y Hollande (Aquarelles de Jean Bazaine) (1962).