Steinitz, Wilhelm (1836-1900)


Ajedrecista nacido en Praga (que por aquel entonces formaba parte del Imperio Austro-Húngaro) el 14 de mayo de 1836 y fallecido el 22 de junio de 1900 en Ward’s Island (EE. UU), donde se había naturalizado. Fue Campeón del Mundo de 1886 a 1894.

Sus primeros pasos en el ajedrez fueron a una edad relativamente tardía: 23 años. Su primer torneo internacional lo disputó en 1862, en Londres, donde consiguió el sexto lugar. En 1866 derrotó a Anderssen en el encuentro que disputaron en Londres (8 partidas ganadas y seis perdidas). En 1867 sólo fue tercero en el Torneo de París. En 1870 fue segundo en el gran Torneo de Baden-Baden, donde fue superado por Anderssen. En 1873 venció en el Torneo de Viena, empatado con Blackburne, al que superó en el desempate. En 1876 derrotó a Blackburne por 7- 0 y ninguna en tablas. En 1882, en Viena, tuvo que compartir el primer puesto con el jugador polaco S. Winawer. En el Gran Torneo de Londres, de 1883 consiguió el segundo puesto en la clasificación final del mismo, aunque fue claramente superado por Zukertort, quien se proclamo vencedor absoluto. En 1886, disputó con ese mismo jugador el Campeonato del Mundo, y tras un desastroso comienzo (perdió cuatro de las cinco primeras partidas), venció por 10-5 y 5 tablas.

Logró retener su título ante Tchigorin, en 1889; Gunsberg, en 1890-91; y otra vez, ésta con grandes dosis de suerte, ante Tchigorin, en 1892, en un enfrentamiento en que su rival, acostumbrado al frío de su natal San Petersburgo, fue seriamente perjudicado por el clima tropical de La Habana (escenario de las partidas). Este fue su último éxito, pues dos años después fue derrotado por Emanuel Lasker, que le arrebató el título mundial. Tras la pérdida del título, la carrera de Steinitz entra en claro y progresivo declive. Aunque siguió jugando bellas partidas, como la que ganó a C. von Bardeleben en Hastings, 1895 (una de las más bellas de toda la historia del ajedrez), sus resultados en los torneos fueron cada vez más mediocres: 5º en Hastings, 1895; 2º en San Petersburgo, 1895-96; 6º en Nuremberg, 1896; derrota ante Lasker, en el encuentro de revancha (2 partidas ganadas, 10 perdidas y 5 tablas); 1º compartido en Nueva York, 1897, en un torneo de poca importancia; 4º en Viena, 1898; 5º en Colonia, 1898; y, en un último torneo, 11º en Londres, 1899.

Steinitz ha sido el más importante de los innovadores que ha tenido el ajedrez, pues fue el primero que formuló por escrito (en su columna en el diario londinense The Field, en su revista International Chess Magazine y ,sobre todo, en el libro Modern Chess Instructor) los principios del juego de posición o escuela posicional moderna. Hasta Steinitz, salvo algún tímido precedente (como vemos en los casos de Philidor, Staunton o Paulsen) no existían jugadores posicionales. El principal objetivo era el ataque directo al rey y, para que éste tuviera éxito, desde el principio de la partida se buscaban sacrificios y combinaciones brillantes. Steinitz descubrió que una combinación sólo puede tener éxito (a menos que el defensor se equivoque) cuando uno de los bandos ha alcanzado una cierta ventaja, bien por la acumulación de pequeñas ventajas, bien por gruesos errores del contrario. Otro de los principios que formuló fue el de las “casillas débiles”, los peones retrasados, la superioridad de la pareja de alfiles ante los caballos en las posiciones abiertas y, en resumen, todo lo que constituye la moderna estrategia.

Por supuesto, Steinitz no descubrió instantáneamente estas leyes o principios. En sus inicios como jugador, su estilo era muy semejante al de sus contemporáneos. El mismo Steinitz decía que “ I did not play with the object to win directly, but to sacrifice a piece.” Su estilo comenzó a cambiar, más o menos, hacia 1870, quizás por el estudio de las partidas de Morphy, en las que debió de ver que la superioridad de aquél no estaba basada, como el vulgo creía, en una superior capacidad de combinación, sino en algo más, que el propio Morphy utilizó en las posiciones abiertas (no en las cerradas, que eran su aspecto más débil) por instinto, pero inconscientemente. Steinitz, que era un profundo pensador, fue el primero en encontrar unos principios a los que sólo muy parcialmente habían llegado algunos contemporáneos suyos.

Todas sus grandes cualidades de analista no le habrían servido para triunfar si no hubieran estado acompañadas por un gran espíritu de lucha y una enorme sangre fría, requisitos imprescindibles para enfrentarse a rivales como Zukertort y Tchigorin, que según Lasker, tenían mejores cualidades como ajedrecistas que el propio Steinitz. Precisamente, esa sangre fría era lo que le faltaba al gran Zukertort, uno de sus mayores rivales, que solía ser un manojo de nervios y muy impresionable ante cualquier revés de la fortuna. Que Zukertort, Tchigorin o Blackburne le venciesen a menudo en los torneos sin utilizar sus modernas innovaciones es algo que habla mucho en favor de las grandes cualidades de aquellos jugadores románticos.

Aunque sus éxitos ante el tablero fueron grandes, la verdadera importancia de Steinitz se encuentra en las enseñanzas que legó a las generaciones posteriores.

Bibliografía

  • DEVIDÉ, Charles. A memorial to William Steinitz.

  • BACHMANN, Ludwig. Schachmeister Steinitz.

  • HANNAK, Jacques. Wilhelm Steinitz.