Sófocles (496-406 a.C).
Dramaturgo griego, nacido en Colona (en la Antigua Grecia) en el año 496 a.C., y fallecido en Atenas en el 406 a.C., que fue, junto a Esquilo y Eurípides, uno de los tres geniales cultivadores de la tragedia en el teatro de la Antigua Grecia. En sus obras hay una asombrosa perfección que le convierte en el mejor especialista que ha dado este género en todo el mundo.
Vida
Nació en Colona Hípico (lugar que hoy pertenece a la ciudad de Atenas) en el año 496 a.C. Era miembro de una familia rica y bien situada socialmente. Su padre, que fabricaba y vendía armaduras, le proporcionó una espléndida educación. Estudió con los mejores maestros de su tiempo (reservados a los hijos de las familias muy nobles o muy ricas), y pronto destacó por su afición a las artes. Antes que dedicarse al teatro brilló como músico y poeta.
Las noticias de sus contemporáneos que han llegado hasta nuestros días cuentan que, además de rico, Sófocles era amable, educado y bien parecido. Por su ingenio, su educación y su belleza cautivaba a todo el que le conocía.
Sólo contaba diecisiete años cuando, en vista de sus progresos como músico y poeta, se le encargó que dirigiera el coro de muchachos que había de intervenir en las celebraciones de la victoria de Salamina. Más de diez años después, cuando ya gozaba de mucho prestigio intelectual entre sus conciudadanos, se presentó a un concurso de teatro y derrotó con su obra a Esquilo, que hasta entonces había sido el dramaturgo número uno en Grecia.
Varios años después, habría de ser Eurípides, quince años menor que Sófocles, quien derrotara a éste en esos juegos teatrales que se convocaban anualmente en Atenas. Pero no por ello Sófocles pasó a un segundo plano como autor teatral, ya que volvió a ganar el primer premio en otras muchas ocasiones (a lo largo de su vida quedó vencedor en veinte ocasiones, y obtuvo muchas veces el segundo premio).
Por su fama, ocupó altos cargos en la vida política y religiosa de Atenas. Y compartió amistad con las figuras más destacadas de su tiempo, como el historiador Heródoto y el gobernante Pericles. Éste le nombró en dos ocasiones estratega.
Ya era muy viejo cuando, tras el desastre del ejército ateniense en Sicilia (en el año 413 a.C.), se le encargó que gobernase durante un tiempo la gran ciudad de Atenas, junto con otros cinco ciudadanos notables, de gran prudencia y sabiduría.
Murió en Atenas en el año 406 a.C., a una edad muy avanzada. A lo largo de su extensa vida no recibió críticas ni ataques contra él ni contra sus obras, cuando lo normal entre las gentes del teatro era estar siempre metiéndose los unos con los otros. Esto demuestra que, en efecto, Sófocles fue un hombre sabio, justo, amable y bondadoso con todos.
Obra
Esquilo fue el padre o creador de la tragedia, género al que dio forma inspirándose en los grandes poemas épicos que ya existían en la literatura griega (como la Ilíada y la Odisea, de Homero). Por su parte, Eurípides dio más realismo a este género, lo hizo más parecido al teatro moderno, al quitarle esa grandiosidad propia de la épica. Entre ambos maestros se alzó la figura genial de Sófocles. Él fue quien tomó el relevo de Esquilo y dio a sus propias obras una rara perfección, al llenarlas de sensibilidad humana (Esquilo había abusado más del carácter frío y serio de los dioses y los grandes héroes). La grandeza de Sófocles radica, sobre todo, en su habilidad para poner sobre el escenario unos seres humanos y unos dioses que se relacionan entre sí con gran naturalidad.
Desde que, alrededor de los treinta años, superara a su maestro Esquilo como dramaturgo, escribió sin parar numerosas tragedias (de las que, por desgracia, muy pocas se han conservado enteras).
En estas obras, Sófocles supo reflejar mejor que nadie la relación entre la vida diaria de los atenienses y su constante vinculación con los dioses. Dicho de otro modo, mostró el equilibrio del pueblo griego entre el espíritu y lo terrenal, lo que se vive en la realidad de cada día.
Se cree que llegó a escribir más de ciento veinte tragedias, pero sólo siete se conservan completas.
Edipo rey, su obra maestra, se considera la pieza más perfecta del género de la tragedia, el modelo insuperable que tienen que tener en la cabeza todos los dramaturgos a la hora de escribir una obra de estas características.
Cuenta el mito de Edipo, quien, tras matar a su padre y casarse con su madre, se convierte en un juguete del destino. La obra tuvo tanto éxito que, durante siglos, el mito de Edipo ha vuelto a reaparecer cientos de veces en textos teatrales y literarios de escritores de cualquier época y lugar.
Las otras seis tragedias de Sófocles que se conservan completas son: Antígona (442-41), Filoctetes (409), Áyax (430), Edipo rey (425), Las traquinianas (418), Electra (413) y Edipo en Colona (401).
En general, en todas estas tragedias de Sófocles (y, sin duda, en las que se han perdido) los dioses juegan un papel importante; pero no alcanzan el protagonismo que tenían en la poesía épica anterior o en las tragedias de Esquilo.
Los personajes de Sófocles, sin llegar a ser tan fríos e intelectuales como los de Eurípides, sí son capaces de entender sus limitaciones humanas (el dolor, la infelicidad, etc.) y de intentar superarlas (aunque al final este intento no sirva de mucho, pues acaba triunfando siempre el destino, lo que ya estaba fijado por los dioses).
Sófocles también fue autor de veinticinco dramas satíricos.