Shikibu Murasaki (ca. 978-ca. 1026).
Novelista japonesa, nacida alrededor del año 978 y fallecida unos cincuenta años después. Autora de una las primeras narraciones extensas de la literatura oriental, está considerada como una de las escritoras japonesas más importantes de todos los tiempos.
Era hija de un cortesano que llegó a ser gobernador de provincias. Aunque no se conocen demasiados datos acerca de su vida (empezando por las fechas exactas de su nacimiento y muerte, y por su nombre verdadero, que no era el de Murasaki Shikibu), sí ha quedado noticia de su matrimonio con Fujiwara Nobutaka, así como de la pertenencia de ambos a la corte del emperador Ichijô, de cuya segunda esposa fue sirviente la escritora. Después de la muerte de su marido, Murasaki Shikibu transformó en algo parecido a una novela épica el diario que, sobre la vida en la corte, venía escribiendo desde mucho tiempo atrás. Se calcula que el período de redacción de esta magna obra, aparecida bajo el título de Genji Monogatari (Historia de Genji), se extendió entre el año 1008 y el 1020.
El relato de Shibiku, que no se publicó en castellano hasta 2005, constituye, ante todo, un magnífico fresco de los modos de vida cortesanos, de las manifestaciones artísticas cultivadas con mayor agrado en la época (el dibujo, la música y la poesía), y, en general, de toda la alta sociedad japonesa durante una importante etapa del período Heian. En este ámbito socio-espacial, Shikibu Murasaki situó a un protagonista imaginario, el príncipe Genji, cuyas aventuras amorosas constituyen la base del entramado argumental de la obra, sin desdeñar las ramificaciones que le brindan las peripecias vitales de sus allegados. Así, verbigracia, la autora puso un especial énfasis en la descripción del refinamiento aristocrático de las mujeres que van pasando por la vida íntima del príncipe Genji, todas propensas a la melancolía y dotadas de una exquisita sensibilidad para el goce de las artes y la contemplación extasiada de las bellezas naturales.
Pero, además, el Genji Monogatari se caracteriza por sus plásticas descripciones de las posesiones diabólicas y de los exorcismos requeridos para expulsar a los espíritus que se apoderan de un cuerpo. Convertida en personaje de su propia obra, Murasaki Shikibu se presenta a sí misma poseída por un espíritu maligno que la tortura física y espiritualmente hasta que el príncipe Genji logra expulsarlo de su cuerpo. Sin duda, la autora estaba muy interesada en este tipo de fenómenos esotéricos, ya que otros personajes de su novela (como el príncipe Kashiwagi y la emperatriz Akiko) experimentan similares procesos de enajenación y curación.
Poco a poco, a medida que el relato va avanzando hacia su conclusión, la narración y la descripción se van tornando más sombrías. En su madurez, el príncipe Genji va experimentando un progresivo proceso de espiritualización que le permite, desde su perspectiva budista, extraer algunas enseñanzas morales acerca de la efímera condición de la vida humana. Alcanza a verse como lo que ha sido, un refinado y apuesto aristócrata que ha causado la desgracia de todas las mujeres a las que ha amado. En efecto, este personaje se revela a lo largo de la obra como un ser lascivo e hipócrita, hasta que, ya en su vejez, pleno de lucidez en medio del entorno decadente que le rodea, alcanza a concebir lo que, en definitiva, es el gran tema de la novela: el amor como un sueño ilusorio.
Queda patente, en fin, después de todo lo expuesto que Murasaki Shikibu construyó un relato de extraordinaria penetración psicológica, plasmada no sólo en la figura de su protagonista, sino en la de todos los personajes que aparecen en sus páginas. No es de extrañar que la obra alcanzara una gran difusión en vida de la autora, quien aseguró en su diario que algunos fragmentos del Genji Monogatari circulaban por la corte de mano en mano.