Sesostris III o Senusert III, Rey de Egipto (1879-1843 a.C.).
(S-n-Wsrt) Quinto rey de la XII dinastía egipcia, hijo de la reina Khenemet-nefer-hedjet y de Sesostris II, quien al parecer lo asoció como corregente, aunque esta particularidad no ha sido probada. Con este faraón, cuyo número de años de reinado no se conoce con exactitud (hoy se evalúa en unos 36 y no en 48 como supuso Manetón ), Egipto llegó en el Imperio medio a su máximo apogeo en todos los órdenes. Sesostris III, cuyo nombre de coronamiento (neswt bity) fue el de Khakaure, continuó con la política de reorganización administrativa, intentando controlar a los grandes personajes locales, para lo cual no dudó en suprimir el cargo de nomarca, manteniendo al parecer a uno solo de ellos, a Uhka II de Anteópolis. El país fue colocado bajo el control de un Visir con mando sobre tres ministerios (uaret), situados en el Bajo, Medio y Alto Egipto. Esta reforma, hoy cuestionada por algunos egiptólogos, provocó la aparición de un nuevo funcionariado que controlaba todas las ramas de la administración.
Gracias a los textos de execración, los existentes en estatuas y escarabeos, hallados en Egipto, Sudán (Mirgissa), Palestina y Siria, se puede determinar el programa asiático de Sesostris III, que se caracterizó por su militarismo y afanes de conquista. El rey en persona participó en la toma de Siquem (Palestina), según se sabe por el texto autobiográfico de la estela de un tal Khusobek. Asimismo, en Nubia desplegó una gran actividad militar, que se tradujo en su conquista absoluta y en la colonización total de la zona. Se conocen metódicas campañas, llevadas a cabo en los años octavo, décimo, décimo sexto y décimo nono de su reinado, quizás para controlar las rutas del oro o, mejor, para evitar el movimiento de pueblos nubios en vías de expansión (cultura de Kerma). Para penetrar en el país hubo de limpiar y acondicionar una serie de canales, que le permitieron conducir su flota por aquellos parajes. Luego construyó una cadena de ocho fortalezas entre Semna y Buhen, prohibiendo a sus habitantes cruzar hacia el norte y traspasar las fronteras egipcias (Estelas fronterizas). A pesar de estas medidas represivas, Sesostris III, que promovió el culto de Montu sobre todo en Medamut, y el de Heryshef, fue creído un dios y se le tributó culto (también en Nubia) que incluso pervivió hasta el Imperio nuevo. Su política constructiva fue poco importante en el norte del país; no así en el Alto Egipto, en donde se han hallado multitud de templos (de Medamut por ejemplo), estatuas (los «retratos» de Sesostris III), estelas (Abidos y Elefantina), esfinges y relieves (uno de ellos lo figura celebrando una Fiesta Sed). Sus esposas principales fueron las reinas Khenemet-nefer-hedjet (de igual nombre que la madre del rey) y Nefret-henut. Su heredero fue su hijo y primogénito Amenemhat III. Sesostris III se hizo construir un grandioso cenotafio en Abidos y una pirámide de ladrillos en Dahshur.